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En la vorágine informativa, las buenas noticias también dependen de la comunidad

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Diario EL PUEBLO digital
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Muchas veces, a lo largo de cuarenta años que llevamos en el periodismo, escuchamos quejas de lectores, sean de deporte, de cultura, de sociales, o de Generales, «pongan buenas noticias alguna vez».

Y quienes a diarios convivimos con la información nos cuesta calificar a las noticias, si las mismas valen por si solas, lo de buena o mala, corre por cuenta del lector.

No es por sacarnos el lazo de encima, pero en todas circunstancias uno redacta con los elementos con que cuenta y trata que los mismos sean claros, concisos, precisos y que le brinde a quien le llega, el más amplio abanico para discernir.

De todas maneras, no deja de ser un anhelo, un deseo, de poblar páginas y páginas de buenas noticias, de un mundo ideal como cantaba Louis Armstrong o de las utopías, Made in Eduardo Galeano.

Dicen que las utopías son la representación de una idea o sociedad en su forma perfecta, ideal y sin fallos, pero cuya realización se aleja de la realidad por su complejidad o imposibilidad de llevarla a la práctica por diversos factores.

Para Galeano, las utopías sirven para caminar, y nosotros pensamos igual, por eso creemos que debemos persistir en creer que las noticias brindadas con seriedad, con honestidad, sin doble sentido, sin golpes bajos, sin trampas para los lectores, sin agregarle ni quitarle nada al hecho en si, sirven para caminar día a día por la información sabiendo que contamos con la credibilidad del lector, a quien nos debemos, y por quien tenemos que esmerarnos, porque en el esmero va nuestra superación y nuestra razón de ser.

Recuerdo, hace muchos años, a un consecuente lector, que nos paraba en la calle a menudo, y nos insistía con eso de las buenas noticias: «Te lo digo porque te apreció,vos capaz no te das cuenta de lo que vale una buena noticia, tantas que manejas para una edición, para vos son noticias, y es válido, pero te digo; una buena noticia te puede cambiar el día, a mi como lector, a grupos de personas, a la sociedad toda, te das cuenta?».

Y cuando se iba agregaba, «es refrescante leer artículos que nos llenan de esperanza y alegría, o que nos hacen reflexionar. Y esas historias no están muy lejos de las Redacciones».

Sus palabras me motivaban, me hacían poner mayor empeño en mi trabajo, pero las noticias seguían siendo las noticias, tal como fluían y lo que mejor se me ocurría, en honor aquel lector, y a todos, era brindarlas con veracidad.

Con el tiempo uno aprende apreciar todos los comentarios que nos dirigen, porque nos ayudan a crecer, a reflexionar constantemente y a entender que uno es comunicador, es puente, es un simple transmisor de lo que ocurre en la sociedad, y que siempre, siempre, debe ser objetivo o por lo menos intentar serlo, por respeto a los lectores y a nosotros mismos.

También, cuando se producen charlas informales, con algún lector, grupos de amigos, familiares, vecinos, comentamos que un medio de Comunicación, en este caso un diario, tiene a varios periodistas, que trabajan en distintas secciones, y que las buenas noticias son diferentes.

Para un periodista deportivo, las buenas noticias pueden ser, el triunfo de Salto en fútbol, básquetbol, bochas. Que un club de la liga sea campeón en OFI, por ejemplo, o en la OBL, o un ciclista se destaque, y así por estilo.

Para un periodista de Cultura, una buena noticia puede ser la publicación de un libro de un salteño, una exposición de artistas locales, puede ser un festival musical con lleno total y destaque de quienes se subieron al escenario.

Para un periodista de generales una buena noticias puede ser la llegada de un Tomógrafo, avances médicos, iniciativas ambientales exitosas, iluminación y mejora en la Costanera, en un barrio, en un centro poblado, tal vez esos sean relatos inspiradores, positivos. O que nos sorprendan historias, notas, que no solo informan sino también inspiran, y que laten en el seno de la propia comunidad.

Pero también se debe de entender, que un periodista de policiales, que recoge el informe diario que emana de Jefatura de Policía, salvo en contadas ocasiones, algún parto en un patrullero, algún traslado de un herido o infartado, algunas heroicidad de algún agente, o algún equipo, de logros que la policía comunitaria alcanza, habitualmente las noticias que salen de los partes, no son buenas noticias, ya que están referidas a robos, violencia, peleas, narcotráfico, tiroteos, violencia de género, estafas y más.

En el ámbito educativo, también hay muchas razones para creer, que son buenas noticias. Escuelas y Liceos que están adoptando programas innovadores para hacer el aprendizaje más interactivo y efectivo. Y en esos casos cuando nos brindan detalles de lo que están haciendo, transmitirlo a los lectores, creemos que es una buena noticia.

Todos los que trabajamos en un medio de comunicación ponemos nuestra rigurosidad a los temas que tratamos, pero un escalón más arriba, si los hay, sin dudas, en cuanto a rigurosidad, es para los editorialistas, ya que tienen que hacerlo, destacando una cosa buena, o poniendo énfasis en una cosa mala, lo hacen poniendo a disposición del lector todos sus argumentos críticos, porque piensan que algo está bien o porque piensan que algo está mal.

Para el periodista de agro una buena noticia es una buena cosecha, una buena venta de ganado, de lanares, de frutas y verduras, de mercados al alza, del ingreso de divisas. Pero cuando en un año todo lo mencionado anteriormente tiene una producción escasa y los mercados están a la baja, la noticia sigue siendo noticia, por lo que resulta y no porque lo escriba un periodista.

Menuda tarea tiene un periodista de temas políticos, y más en tiempos electorales, donde se le cuestiona hasta las preguntas que hace, que muchas veces son iguales para todos los candidatos, y desde luego que las respuestas son diferentes.

Hay lectores que rinden culto a la democracia pero que se enojan cuando se les hace una nota a uno que no es de su partido o de su agrado. Muchas veces hay quienes toman las respuestas de los políticos como que son del periodista. El periodista pregunta, la respuesta es del político, y eso que parece tan simple y claro, a veces lo enoja más con el periodista que con el político.

Y están los propios políticos, que también son lectores y que quieren ser entrevistados, llaman a conferencia de prensa y dedican gran parte de la misma a hablar mal de sus adversarios, y a veces de uno en particular.

Un viejo colega decía: “¿Quieren que un candidato gane las elecciones? Entonces no paren de hablar mal de él; no hay mejor publicidad que esa. ¿Quieren que no gane? Ingnórenlo”, muchos aplican la primera parte, y se olvidan de la segunda y cuando caen derrotados, se lamentan y culpan a periodistas, “que le hicieron el juego al candidato y no le preguntaron todo, por eso ganó”.

En la búsqueda constante de noticias, los de Generales, los que tratan temas económicos, buscan saber si se reactiva el comercio, si aumenta la demanda de empleos, si el departamento, el país, muestran una recuperación económica, si aumentan las exportaciones, si bajan los precios, de tarifas, combustibles y comestibles, si aumentan los salarios, pensiones y jubilaciones. Si el nuevo gobierno anuncia reformas estructurales y políticas fiscales efectivas.

Si todas resultan positivas, se transforman en buenas noticias, en caso contrario, no.

Pero, claro, las buenas noticias no tienen exclusividades, pueden estar en cualquier parte. Muchas veces pueden pasar desapercibidas para los periodistas porque no se les comunica, y a veces se enteran de la misma, por terceros, y cuando ya ha pasado un tiempo de sucedida. Lo que nos reafirma que la comunidad debe comunicar.

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