Nada identifica más y mejor a una localidad, un pueblo, que un medio de comunicación escrito, un diario, un semanario.
En nuestro largo peregrinar periodístico por el interior uruguayo, comprobamos que alguien se siente perteneciente un lugar en el mundo cuando puede hacer referencia a dicho lugar como “en donde se publica tal o cual periódico”.
Cuando éste identifica debidamente la voz y la forma de pensar del hombre del lugar, del pueblo, éste lo hace suyo lo cobija y lo defiende. Nada mejor para una comunidad democrática que tener un lugar donde hacerse oír, donde exponer sus ideas, dar a conocer sus argumentos. Nada mejor para una robustecer y vigorizar una democracia que la discusión, el debate respetuoso.
Un diario no es una empresa más. No se trata de un emprendimiento comercial, no busca imponerse por el continente, el color, la calidad de su papel o la nitidez de sus imágenes. Todos aspectos muy importantes en un medio de comunicación.
Pero para nosotros, lo más importante, es la “línea!” periodística. En una sociedad desordenada y enferma, montada para el beneficio de algunos pocos, que han sembrado sobre la miseria de muchos.
Hoy enfrentamos nuevamente una difícil situación. Nadie la ignora, pero el compromiso social de ser la voz de la mayoría, de los que no tienen voz, de los son usados indiscutiblemente, para mantener un sistema que les beneficia, sigue indemne.
No estamos dispuestos a “vender el rico patrimonio de los salteños, al vil precio de la necesidad”, como ya lo expresara el prócer indiscutible de todos los uruguayos.
EL PUEBLO presente en las calles salteñas desde hace más de sesenta años, no está dispuesto a acallar su defensa de la verdad y la justicia social.
Entendemos que no es hora de reivindicaciones, sino hallar formas en común, conjuntas para salir adelante.
En eso estamos. Eso esperamos.
Por el bien de Salto.
Por el bien del pueblo todo.
Esperemos que haya luz al final de esta oscuridad.
Alberto Rodríguez Díaz
