El conteo provisorio se clavó a las 6.55 de este lunes, con el 95,68% de las mesas escrutadas. Las explicaciones del Gobierno y de la empresa que hizo el recuento. Mañana arranca el escrutinio definitivo.
las 6.55 dijeron basta. Con el 95,68% de las mesas escrutadas, la diferencia final entre la lista de Cambiemos y Unidad Ciudadana quedó en mínimos 6.915 votos a favor del oficialismo. Ocho centésimas. Nada.
Esta mañana, el secretario de Asuntos Políticos, Adrián Pérez, confirmó que el conteo pasa ahora a manos de la JusticiaElectoral y catalogó el resultado como «empate técnico» entre la dupla Bullrich-González vs. Cristina-Taiana: 34,19% contra 34,11%.
Clarín reconstruyó en base a fuentes oficiales y de Indra, la empresa que hace el recuento provisorio junto con el Correo Argentino, por qué esa diferencia se fue achicando con el correr de la madrugada y por qué se empezó a demorar la carga de datos.
«El resultado final, con el escrutinio definitivo, puede cambiar, claro. La diferencia fue muy exigua. Puede variar el ganador, pero también puede agrandarse la diferencia a favor del oficialismo», aseguraron en el Gobierno, extremadamente cautos.
Primer dato importante: en las últimas elecciones, el promedio de diferencia entre el escrutinio provisorio y el definitivo apenas superó el 0,20%. «En general fue 0,22%,, 0,23%. No es nada. Pero en este caso, puede ser suficiente para cambiar el resultadoporque el provisorio terminó con una diferencia de 0,08%», explicó una fuente a Clarín.
Segundo dato importante: los telegramas que quedaron sin contar, cerca de 1.500, no son de una zona en particular como para aventurar a qué candidato beneficiarían. «Son telegramas ilegibles o que tienen más votos que electores, y entonces hay que cotejarlos. O también pasa bastante de presidentes de mesa que guardan el telegrama adentro de la urna y una vez que la urna se cierra no se puede abrir salvo que lo disponga la Justicia», amplió otra fuente.
Por qué se achicó la diferencia
Es la pregunta que se hacen en ámbitos políticos pero también ciudadanos de a pie. Cuando arrancó la difusión del conteo provisorio, a las 21, como había prometido el Gobierno nacional, la distancia a favor de Cambiemos superaba los 5 puntos. Desde el oficialismo, de todos modos, en base a mesas testigos, ya hablaban a esa hora de una diferencia menor, de unos 3 puntos, siempre con ellos a favor. Le pifiaron.
Hacia las 23, Cristina ya había quebrado esa barrera de 3 puntos y para la 1 de la mañana de este lunes, se acercaba a 2. Entre las 3 y pasadas las 4 vinieron los instantes de mayor incertidumbre y tensión, cuando la ex presidenta llegó a ponerse a 1 centésima de Bullrich. Para darle más dramatismo, cuando se suponía que podía pasar al frente, Cambiemos volvió a recuperarse, llegó a estirar otra vez la distancia por arriba de 1 décima y a las 6.55 quedó clavada en 6.915 votos (8 centésimas).
«Los datos se fueron cargando como llegaron. Es mentira lo que dicen Cristina y el kirchnerismo que se manipularon. Si vos te fijás, en la primera vuelta y el bolotaje de 2015 ocurrió lo mismo. Los K, en este caso Scioli, mejoraron a la madrugada. El tema es que no fue una elección tan reñida como esta», justificaron en el Gobierno.
Los antecedentes que citan son ciertos. Acaso la pregunta que surja es por qué con esas experiencias y si el resultado venía parejo salieron Mauricio Macri y María Eugenia Vidal a instalar la idea de una victoria. ¿Reacción típica de la vieja política
