La final del Mundial se disputará en Río de Janeiro,
donde Uruguay fue campeón en 1950
La final del Mundial se disputará en Río de Janeiro, donde Uruguay fue campeón en 1950
Uruguay cerrará su participación en la fase de grupos el martes 24 enfrentando a Italia en Natal, la tercera sede del certamen que visitará nuestra selección nacional. El gran sueño celeste es volver al mítico Maracaná de Río de Janeiro, donde Uruguay fue campeón del mundo en 1950. En dicho escenario se disputará la final de Brasil 2014, el 13 de julio.
NATAL
Ubicada en el extremo noreste de Brasil, Natal ya estuvo considerada por Estados Unidos como uno de los cuatro lugares
NATAL La Arena de las Dunas de Natal, con aforo para 45.000 espectadores, será escenario del último partido de Uruguay en el grupo: ante Italia, el martes 24.
“más estratégicos del mundo”, junto con el Canal de Suez y los Estrechos de Bósforo y Gibraltar.
- espacio publicitario -
Ello ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la capital del estado de Río Grande do Norte albergó una base para el abastecimiento de aviones norteamericanos en camino a los frentes de batalla, y que hoy es el aeropuerto internacional Augusto Severo.
Los recuerdos de la guerra ya se han apagado de la memoria de los 800.000 habitantes de la llamada “Ciudad del Sol”, cuya proximidad con la línea de Ecuador hace que los días soleados se prolonguen hasta 15 horas, pero donde, gracias a los vientos constantes, la temperatura rara vez supera los 30 grados.
Natal es una de las más importantes destinaciones turísticas de Brasil. Recibe alrededor de dos millones de visitantes por año, muchos de ellos extranjeros.
El principal atractivo son las playas salpicadas de dunas, como las de Ponta Negra y de los Artistas, y los impresionantes acantilados de la playa de Pipa, en el municipio de Tambau do Sul, a 85 kilómetros de Natal.
El otro gran orgullo de la ciudad es el centenario anacardo de Parnamirim, a 25 kilómetros de Natal, reconocido por el Libro Guiness de los Récords como el más grande del mundo: la copa del árbol -que sigue creciendo y produciendo sus frutos- cubre actualmente una superficie de 8.400 metros cuadrados, equivalente a las dimensiones de una cancha de fútbol.
Para recibir el Mundial, la capital de Río Grande do Norte construyó un nuevo aeropuerto en Sao Gonçalo do Amarante, a 40 kilómetros de Natal, y también un nuevo estadio, la “Arena de las Dunas”, con aforo para 45.000 espectadores y que recibirá cuatro partidos de la fase de grupos. En dicho escenario, Uruguay cerrará su participación en la fase de grupos, enfrentando el martes 24 a Italia.
RÍO DE JANEIRO
Equipos, turistas, periodistas, hinchas. Todos los que concurrirán a Brasil para ser parte del Mundial sueñan con llegar a Río de Janeiro, la ciudad apodada como “maravillosa” por su riqueza de bellezas naturales, y que alberga el mítico estadio Maracaná, escenario de la final.
RÍO DE JANEIRO El mítico Maracaná de Río de Janeiro fue reformado para el Mundial. El aforo de 200.000 personas fue reducido a 78.000.
Ubicada entre el mar y la montaña, Río es al mismo tiempo una metrópolis de seis millones de habitantes -la segunda más grande de Brasil- y un placentero balneario con 16 kilómetros de playas, sobre las cuales se hace de todo, desde practicar los más diferentes deportes hasta tirarse sobre la arena tomando agua de coco, cerveza o “caipirinha”.
Río es, antes que nada, una ciudad hedonista, que cultiva la alegría de todas las maneras posibles. La música está en todas partes, incluso -o principalmente- en la calle de la ciudad donde están dos de las más conocidas imágenes de tarjeta postal del planeta: el cerro Pan de Azúcar y la estatua del Cristo Redentor.
Por las noches, los cariocas se dividen entre los bares de Copacabana, Ipanema y Leblon, o del barrio bohemio de Lapa, o disfrutan de las presentaciones de “samba” que atraen a turistas a Pedra do Sal, un antiguo almacén del puerto donde los esclavos africanos se reunían después del trabajo para cantar y bailar y que por esto está considerada como la cuna del más famoso ritmo brasileño.
Desde 2009, cuando fue elegida como sede de los Juegos Olímpicos de 2016, Río atraviesa por una fiebre de obras, destinadas a reformar el área del puerto, construir nuevos hoteles, modernizar las precarias instalaciones del aeropuerto internacional Tom Jobim y, principalmente, mejorar la movilidad urbana, mediante una nueva línea de metro. Las obras agravaron hasta el límite de lo insoportable el problema de los embotellamientos, que se han convertido en una pesadilla para la población local, y amenazan a miles de habitantes de favelas que están siendo desalojados para abrir espacio a proyectos de preparación de la ciudad para las dos grandes citas deportivas.
Para el Mundial, la gran obra de Río ha sido la reforma del estadio Maracaná, que también fue escenario de la final de la Copa de 1950. Pese a que el estadio mantiene el formato oval que lo hizo conocido en todo el mundo, internamente tuvo varios cambios significativos.
El más importante es que en lugar de albergar a las 200.000 personas que albergaba en el pasado, su aforo se redujo a 78.000 espectadores, quienes disfrutarán de una clara visión de la cancha desde cualquier sitio y de todas las comodidades modernas para seguir siete partidos del próximo Mundial, entre ellos el que definirá al ganador del título, el 13 de julio.