En la pasada jornada se celebró el Día de los Municipios de América, precisamente días antes de celebrar en nuestro país las elecciones municipales, que en esta ocasión comprenderán un número muy superior de pequeños gobiernos locales, en un anunciado afán de descentralización de los gobiernos departamentales.
Es bueno señalar que por primera vez en el Uruguay se inicia un camino de participación que ha sido compartido – con matices – por todos los partidos políticos.
Estos matices apuntan básicamente a la forma de elección y al grado de autonomía que se le adjudica a los nuevos municipios, además del oportunismo o no de hacerlo por primera vez ya en esta ocasión.
Como nunca se lo había hecho antes, las pequeñas poblaciones, aún cuando no lleguen a 3.000 habitantes, como en el caso de las de Salto, o de la mayoría de ellas tendrán gobernantes a quienes recurrir cuando se trate de problemas que requieran urgentes soluciones.
Es un intento de combatir o disminuir la burocracia que hasta hoy maniata por completo las iniciativas surgidas en estas poblaciones, iniciativas que en su gran mayoría se refieren a las condiciones mínimas de vida, como los problemas de salud, de caminería y de otros servicios elementales. Son problemas que a veces deben esperar muchos meses para tener solución práctica, cuando un gobierno local con pocos elementos podrían darles satisfacción.
Es una tarea que tiene que ver con los gobiernos departamentales, pero ya no en el mismo grado de dependencia, sobre todo, si los recursos que se les asignan a los nuevos municipios son suficientes para socorrer las emergencias que involucren a un número de personas que justifiquen las inversiones.
Los gobiernos municipales que por primera vez serán elegidos por los vecinos del lugar, tendrán a su vez una responsabilidad no menor, como es la de administrar y dar debida cuenta del empleo de los fondos disponibles.
Quizás no sea más que un primer paso en la dirección correcta, pero se trata de un avance y seguramente los próximos cinco años servirán para mostrarnos en qué medida la gente de estas poblaciones es capaz de gobernarse y gobernar en bien de la comunidad que integra.
Por el momento la expectativa es buena. Estamos seguros que en cada una de estas localidades hay vecinos con suficiente capacidad para asumir una alcaldía.
La cuestión es llegar a instrumentar un sistema que permita elegir al vecino más capacitado e idóneo para desempeñarse en el cargo.
Es de esperar que el propósito de la creación de estos nuevos municipios sirva para el fin que se persigue, que no es otro que mejorar las condiciones de vida de quienes se hallan más alejados de las capitales departamentales y muchas veces sumidos en el olvido de estos.
El rol de los municipios
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