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EL PEPE NOS HIZO PERDER EL TIEMPO

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Por Dr. Adrián Báez
Estimados lectores. El pasado lunes 10 de octubre, el expresidente José Mujica recibió un doctorado «Honoris Causa» en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), República Dominicana, ante una gran audiencia, entre quienes se encontraban estudiantes, funcionarios, personalidades de diferentes áreas y hasta políticos de alto nivel, como el exmandatario dominicano, Hipólito Mejía (2000-2004).
En su exposición, el actual Senador Mujica, manifestó que: «No puede haber política sin ciencia; el conocimiento es para tener herramientas para usarlas a favor de la humanidad»; agregando que «el conocimiento no es propiedad» sino «la herencia que nos deja la humanidad».
Por su parte, el Rector de la prestigiosa casa de estudios que data de 1538, Iván Grullón, definió a Mujica como uno de los hombres “más prominentes del Siglo XXI en América Latina”, expresando que: «Al entregar este Doctor Honoris Causa a este icono de civilidad y dignidad, nuestra casa de altos estudios interpreta el sentir dominicano y de América».
Una vez culminado el evento de la condecoración, Mujica se entrevistó con el Presidente de República Dominicana Danilo Medina, donde se refirió a la «bajísima» presión impositiva que soportan los países centroaméricanos, entre ellos la República Dominicana y dijo no saber «cómo hacen para vivir con impuestos tan bajos”, agregando que podía deberse a que «la gente rica no paga o paga muy poco”, ya que «Siempre encuentran la manera de escapar. Es difícil que el Estado pueda hacer frente a los gastos de enseñanza, multiplicación de la salud y todo lo demás», enfatizando que «Los presidentes y los gobiernos no son magos. Distribuyen la riqueza hasta donde pueden. Así que me lo encuentro milagroso, el gobierno de República Dominicana», concluyó.
Hace algún tiempo nos referimos en esta columna al Mujica Super Star, quien parece no cesar en su afán de mostrarse al mundo como un ejemplo a seguir, y como un líder moral y de envergadura, aunque lo niegue una y mil veces, siendo coherente con su célebre frase: “como te digo una cosa, te digo la otra”, lo que se traduce en su incoherente accionar, en “como te digo una cosa, hago otra”.
Ahora, nos preguntamos una vez más: ¿las personas, que con todo derecho, lo admiran, conocerán la verdad de los hechos; sabrán cabalmente que su ejemplo a seguir, pasó por el gobierno de nuestro país, no haciendo otra cosa que todo lo contrario a lo que tan suelto de cuerpo pregona en los foros mundiales?; ¿se habrán enterado que fundió empresas públicas y actuó de manera rayana con la ilegalidad?; ¿que defenestró hasta más no poder todo aquello que significara digno esfuerzo de superación personal, despreciando, ninguneando y menospreciando a cada uruguayo que deseara progresar en su vida, colocándoles los más vergonzosos adjetivos?; ¿sospecharán que diezmó la educación, la seguridad, la salud y la cultura, al no invertir los recursos necesarios ni atreverse a realizar las imperiosas reformas que ameritaban hacerse para el mejor funcionamiento de dichos rubros, aún pasando por la mejor bonanza en décadas?; ¿y que se dio el lujo, en una nación productora de alimentos, de proponer que en las carnicerías se vendieran tiras de asado conocidas como “el asado del pepe”, cuya carne brillaba por su ausencia y su 90% de grasa, no hacía más que humillar a quienes accedieran a ellas?; ¿se les habrá mencionado que llenó de impuestos a sus conciudadanos, sin que estos vieran el resultado de sus esfuerzos en pagarlos, no habiendo invertido en infraestructura de ninguna índole, más allá de anunciar con bombos y platillos puertos, carreteras, gasoductos entre otros, que jamás se concretaron, y que pudieron abrir el camino a una productividad mayor para crecer realmente y soñar con un posible “desarrollo”?
Nos entristece sobremanera, que uno de los peores gobernantes que ha conocido nuestro Uruguay, no por su pasado, sino por desaprovechar su privilegiada condición de gobernante con dinero y mayorías parlamentarias, se pavonee por el universo, mientras su país se lame las heridas provocadas por su ineptitud y cinismo, las que nos darán todavía muchos dolores de cabeza, pues si bien podemos volver a tener buenos ingresos económicos y reponer las fortunas que nos ha arrebatado, lo que nos ha hecho perder, un bien tan preciado, necesarios y escurridizo, que jamás recuperaremos, al no estar en las posibilidades de los hombres su administración; será el que nos pase en definitiva, la mayor factura; porque sencillamente y para que se entienda, entre otras cosas, el Pepe nos hizo perder el tiempo.

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