El cantautor uruguayo conversó con El País, sobre los reconocimientos, la industria y las canciones
Pocos días después de haber arrasado en los 19° Grammy Latino, donde ganó los premios a mejor álbum de cantautor por Salvavidas de hielo, y a canción y grabación del año por “Telefonía”, Jorge Drexler dice que todavía está “aterrizando”, porque lo que le pasó en Las Vegas fue “una demencia”. Drexler ya había ganado un par de gramófonos con su disco anterior, Bailar en la cueva, pero esta vez la balanza parecía estar mucho más inclinada a favor de los reguetoneros y cantantes de ritmos urbanos.
Charla con El País desde España, sentado en su estudio de trabajo, y dice que no hay ninguna foto suya en la sala en la que está. De hecho, admite que le horroriza ir a la casa de colegas que tienen sus propias caras por todas las paredes y, en la era de las redes sociales, opina que “a nadie en su sano juicio le gusta ver fotos propias”. Drexler es un outsider, y de eso fue parte de esta charla.
—Más allá de los premios, ¿cómo se viven, desde adentro, este tipo de ceremonias?
—La ceremonia transcurre en un estadio de básquetbol, lleno hasta la manija y donde no jugás de locatario. El público está volcado a favor de un sector de la música, y creo que todo el mundo estaba esperando que los grandes vencedores de la noche fueran del área más urbana. Bueno, todos pensábamos que Rosalía iba a ganar muchas cosas, porque en España tiene una fuerza enorme, y a mí me encanta, me encantó su disco. Entonces al principio estás casi pidiendo disculpas, además de que hay mucho lobby por país. Cada vez que sube uno de Colombia, por ejemplo, alguien grita “¡Viva Colombia!”, y todos los colombianos gritan. Y nosotros somos el país que tiene menos lobby de todos (se ríe). Estás muy solo en esas fiestas, y cuando pasan todos los nominados hay ovaciones para todas las canciones menos para la tuya, que además es la única —me di cuenta estando ahí— que no tiene videoclip. Tiene un lyric video, que yo lo quiero mucho y lo hizo nuestra diseñadora, y que debe haber salido baratito; y todas las otras canciones tienen megaproducciones, 40 bailarines, drones y yates. Entonces vos decís: “¿Qué hace esta cancioncita en medio de ese mundo?”.
Telefonía de Jorge Drexler
VIDEO | «Telefonía», de Jorge Drexler, con su lyric video
—Hace unos meses charlábamos de la subjetividad de los premios, y me decías que eran “entidades calientes”. Y antes de esta entrevista de ahora, repasaba una nota de El País de Madrid después del Oscar, en la que hablabas de lo que era ser un outsider que había llegado a meterse en esa ceremonia. Y es curioso porque pasaron más de 10 años, tu popularidad creció, pero ante eventos tan mainstream, vos seguís siendo un outsider.
—Yo creo que voy a ser un outsider toda la vida, la verdad. La gente igual lo ve de afuera, y si tenés una información parcial de los premios, parece que uno está habituado, integrado a lo mainstream. Pero realmente yo era un bicho raro ahí. Y basta ver las cifras de streaming o la cantidad de público que me va a ver, para darte cuenta que yo no soy un artista masivo. No he jugado nunca a eso, ni ha sido mi intención ni el resultado de lo que he hecho. Más que tener mucho público en un lugar, yo tengo muy poquito público en muchos lados, y el mío es un trabajo por extensión. Esto es más una guerra de guerrillas que un gran enfrentamiento mediático, digamos.
—Volví a repasar tus primeros discos, después de haber recorrido Salvavidas de hielo en distintas instancias, desde el estudio de grabación en México hasta ahora. Y es como si toda la carga solemne de tu primera poesía, se hubiese ido desprendiendo en función de una sensibilidad que va más al grano. ¿El reconocimiento a “Telefonía” tiene que ver con eso, con que en momentos donde cuesta rescatar lo esencial de la música, es una canción de amor simple, directa?
—Bueno, para empezar, vos viste el proceso del disco y que está basado en una premisa experimental. Lo que a mí me sorprende mucho de todo esto —y ahora voy a lo que decías vos— es que este es el disco más raro que he hecho. La primera vez que lo escuchás parece muy limitado, porque está limitado en la fuente de sonido, tiene un solo instrumento, entonces tenés que entrar con una lupa para ver los detalles. No es un disco que lo veas colorido, grande, variado: es un disco que está hecho en una baldosita. Pero además, y no me había fijado porque no tengo mucha perspectiva de lo que escribo, es cierto que voy perdiendo grandilocuencia con los años. Y eso, en otros artistas, lo considero algo bueno: a mí me gusta cuando aumenta la capacidad de síntesis de alguien, y si te puede decir una cosa muy profunda con palabras sencillas, lo prefiero. Esa es la búsqueda que estoy haciendo, de cosas más esenciales. Y “Telefonía” es una canción directa.
«Es cierto que voy perdiendo grandilocuencia con los años. Y eso, en otros artistas, lo considero algo bueno»
Jorge Drexler
Cantautor
—Y es muy inocente: podría haber sido escrita a tus 20.
—Es inocente y tiene mucha ironía, y tiene sentido del humor. Vos decís: “Que viva la telefonía en todas sus variantes. Pensando estaba que te me escabullías, cuando vi tu nombre en la llamada entrante. Bendita cada onda, cada cable, bendita radiación de las antenas”. Es decir, el tipo empieza a irse al carajo en el elogio de ese método de comunicación. Lo único que le importa es el mensaje; cambian los tiempos, el atuendo, el nombre de los amantes, pero va a lo esencial. Y lo esencial es tan básico como: “I just called to say I love you” (se ríe). Te he llamado para decirte, y ya lo sabés pero te lo voy a repetir, que te quiero. No sé, yo la escribí y me pareció muy naif, muy directa, con esa ironía entre líneas. Por ejemplo, si algún día alguien sincroniza esta canción con una publicidad telefónica —que ya me la han pedido, y he dicho que no porque me lo prometí a mí mismo cuando la escribí—, perdería por completo su valor, porque se volvería un elogio lineal de la tecnología. En ese sentido, yo soy un gran admirador de Maslíah: me cuesta mucho trabajar en una línea directa, me gusta mucho más tener un punto de distancia e ironía con las cosas.
—Y además la pensaba en comparación con otros temas del disco. “Silencio”, por todo el trabajo experimental que tiene en lo musical, podría ser una candidata de más peso para ganar un premio; o “Estalactitas”, que tiene unas imágenes riquísimas, eso del “perfume de un ciclón dormido”, o el “carmín completamente arrebatado”.
—O “Movimiento”, que tiene una visión más antropológica del desarrollo del ser humano. Evidentemente. Ahora, te voy a decir una cosa que es muy importante, y que nunca terminé de entender. La elección del single suele ser automáticamente la canción más jovial del disco, con un mensaje más directo y un estribillo más claro. En ese sentido, responde “Telefonía”, como respondía “Universos paralelos”. Pero el paso del tiempo me llevó a tener la humildad de decir: no sé elegir los singles, no es lo mío y se lo voy a dejar a mi equipo de trabajo.
(EL PAIS)