En su historia, de tantos años, la Asociación Salteña de Árbitros de Fútbol, ha sabido de conducciones certeras, criteriosas, a la medida de las circunstancias en una dirección y otra.
No se necesita ser demasiado idóneo en la observación de los hechos, para admitir que de un tiempo a esta parte, la gremial de jueces ha caído en vacíos concretos, a la hora de planteos, iniciativas, coherencia e improntas a favor de su propia jerarquización.
Cuando ASDAF decidió cortar de cuajo y no arbitrar el resto de los juegos de la liguilla, pretendió sacar la cara por la anti-violencia, desconociendo la incidencia natural de los órganos de la Liga Salteña de Fútbol. A ASDAF le salió el tiro por la culata, porque se fue ganando el rechazo de todos los estamentos que hacen al fútbol. Casi una condena pública.
Días atrás en EL PUEBLO, el Dr. Hugo Ariel Guerra (presidente de la B” y hombre clave en la estructura directriz de Ferro Carril) subrayaba que frente a determinadas situaciones, “es necesario tomarse 72 horas antes de una resolución”. En el caso de ASDAF antes de las 24 horas, extremó la medida, radicalizó su postura y no se apeó en cuanto a la flexibilización misma.
LA HORA DEL
DESPARRAMO
En una primera instancia, fueron entre otros, José Gabriel y Sergio De Los Santos, más Ruben Ferreira, pero ahora de última, se suman los nombres de Sergio Silveira, Fernando López, Marcelo Díaz y Alberto Martínez. En el caso de Silveira, López y Martínez, potencialmente tres árbitros centrales.
No es un tema menor, sus incorporaciones al listado de la Liga. No solo se inscribieron, sino que oficializaron su renuncia a la asociación.
Es ni más ni menos que la hora del desparramo a la cuenta de ASDAF.
Su penoso partirse en dos. Porque además, el hecho es uno: la historia de gremial no merece este final, a poco que se tenga en cuenta la integración de otra gremial capaz de desplazarla sin más trámite.
El hecho mismo del registro de los jueces mencionados, marca DEFINITIVAMENTE LA VICTORIA DE LA DIRIGENCIA (neutrales y clubes) SOBRE LA SOMETIDA ASDAF, inerte y sin reacción, expuesta a no saber cómo hacer para reenganchar en medio del adverso ventarrón y la postura de quienes alteraron su actitud: de fidelidad primero y de sublevaciones después. Al cabo, una cuestión de lucha de poderes. En ese combate por ser más, ASDAF terminó siendo menos. Sin llamas que ardieran y apenas acaso, unas brazas…. penosamente consumidas.
-ELEAZAR JOSE SILVA-
El fatal combate de poderes: Cuando ASDAF se fue por la banquina
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