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viernes, 9 de mayo de 2025
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El empoderamiento de la mujer rural no se logra en detrimento del hombre rural, sino en una sinergia

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Diario EL PUEBLO digital
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El 15 de octubre celebramos el Día Internacional de la Mujer Rural, un día crucial para reconocer la inmensa contribución de las mujeres rurales al desarrollo, la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza a nivel global. 

Esta fecha, establecida por las Naciones Unidas en diciembre de 2007, busca visibilizar el trabajo fundamental que realizan estas mujeres, a menudo invisibilizado y subvalorado. Es importante destacar, sin embargo, que este trabajo raramente se realiza en aislamiento. La colaboración con los hombres en las tareas rurales es fundamental para el éxito de las actividades agrícolas y la sostenibilidad de las comunidades.

Su labor trasciende la simple producción de alimentos, sino que abarca también la gestión de recursos naturales, el cuidado de la familia y la comunidad, la preservación de tradiciones culturales y la resiliencia ante desafíos climáticos y económicos. 

En Uruguay, si bien se han implementado políticas para empoderar a las mujeres rurales, especialmente en el ámbito económico, se reconoce que aún persisten importantes brechas de género. Sin embargo, el reconocimiento del trabajo conjunto, donde las responsabilidades y el esfuerzo se comparten, es crucial para una visión más completa y más justa.

Un aspecto crítico es el reconocimiento del trabajo no remunerado, que representa una parte significativa de la economía pero que históricamente ha permanecido «oculto».  Este trabajo, a menudo realizado en conjunto por hombres y mujeres, debe ser valorado y se deben buscar mecanismos para complementarlo con oportunidades de trabajo remunerado, que permitan a las mujeres rurales mejorar sus condiciones de vida y alcanzar su pleno potencial. La colaboración entre mujeres y hombres en la búsqueda de estas oportunidades resulta esencial.

Pero lo cierto es que la realidad muestra una preocupante disparidad. No pocos estudios demuestran que la participación de las mujeres en el trabajo remunerado disminuye a medida que se reduce el tamaño de las localidades en el interior del país. En zonas rurales y localidades menores de 5.000 habitantes, las tasas de actividad, empleo y, por ende, el desempleo, presentan las mayores brechas desfavorables para las mujeres en comparación con otras áreas.  Esta situación exige una atención prioritaria y la implementación de políticas públicas específicas que aborden las causas de esta desigualdad, reconociendo la dinámica de colaboración y las responsabilidades compartidas entre hombres y mujeres.

Otro de los aspectos en los que es habitual encontrar coincidencia, es que para lograr una verdadera equidad, se presenta como absolutamente necesario no solamente reconocer el trabajo de las mujeres rurales, sino también invertir en su capacitación, acceso a recursos, infraestructura y tecnologías que les permitan mejorar su productividad y participar plenamente en la economía. 

En definitiva, es fundamental promover la colaboración equitativa entre hombres y mujeres en todos los aspectos de la vida rural, reconociendo las contribuciones específicas de cada uno y trabajando juntos para construir un futuro más justo e inclusivo para todas las mujeres rurales de Uruguay y el mundo.  

El empoderamiento de la mujer rural no se logra en detrimento del hombre rural, sino en una sinergia que potencia el desarrollo de toda la comunidad.

Se prepara el 6to. Encuentro de Mujeres Rurales: este año será en Constitución

6to Encuentro de Mujeres Rurales

Existe en Salto un “Grupo de Mujeres Rurales” que nuclea actualmente a 145 mujeres. En este momento -dijeron al conversar con EL PUEBLO– funcionan principalmente a través del grupo de whatsapp que han conformado, medio que les permite compartir información de interés y, muy especialmente, organizar diferentes actividades. Entre estas se destaca el encuentro que organizan año a año, siempre en un lugar diferente, y que en este 2024 será en Villa Constitución el próximo sábado 19. 

Una de sus integrantes, Ana Patricia Real, muy conocida sobre todo por su labor en el impulso de la tradicional Feria de la Colonia Osimani y Llerena, así conversaba con este diario:

-¿Está en actividad el grupo?

Sí, el Grupo de Mujeres Rurales de Salto sigue estando. Es un grupo de whatsapp a través del que nos vamos pasando información de todo lo que concierne en cuanto a organizaciones, como sociedades de fomento, asociaciones rurales. El grupo está funcionando desde 2018, cuando volvíamos del encuentro que se hizo el 4 de octubre de ese año en el Parlamento…

-Recordamos en qué consistió aquel encuentro…

Ahí se visibilizaron muchos de los problemas que tenían las mujeres rurales, problemas que aún siguen existiendo algunos pero que se ha avanzado. Se ha avanzado un montón en el tema de políticas públicas para sobrellevar ese tipo de inconvenientes que se viven en el medio rural, especialmente para las mujeres.

-¿De dónde son las integrantes?

Hay mujeres de todos los rincones de Salto. De ahí surgen también coordinadoras y referentes de distintas zonas. Las vamos buscando por ejemplo para la organización de encuentros. Por ejemplo este 15 de octubre es el Día de la Mujer Rural y el sábado 19 se va a festejar en Villa Constitución, con todas las mujeres rurales de Salto. Entonces se está buscando coordinar con esas mujeres referentes de cada zona, la manera de llegar a todas y coordinar la usa, el transporte, todo…Viene gente de Valentín, de Cayetano, de Lavalleja, de Palomas, de Colonia Osimani y LLerena, de Colonia Gestido, San Antonio, de todos lados del interior profundo, de todos los lugares estamos viendo que puedan arrimarse por lo menos a donde vaya a pasar el ómnibus para acercarlos. Después está también el ómnibus de línea que pueden tomarse en la terminal, siempre y cuando estén registradas en la invitación para el encuentro.

-¿Qué más para contar sobre el grupo?

Como te decía, siempre este grupo se ha dedicado a pasar información, por ejemplo en las Mesas de Desarrollo. Hay un grupo de mujeres que participamos de cada mesa. Ese grupo es el que hemos dado en llamar “Las más inquietas”, porque sabemos que hay muchas mujeres inquietas, ya de por sí la mujer rural hace muchas cosas a la vez, pero este grupo de 7 mujeres estamos siempre tanto en las Mesas de Desarrollo como coordinando este tipo de encuentros. Este año pasamos la posta a las mujeres de Villa Constitución, que estaban con mucho entusiasmo de organizar este encuentro. Las estamos apoyando en todo lo que es la preparación, cómo llegarles a las instituciones para el pedido de apoyo, en la parte de logística y otras cosas que vayan surgiendo.

-Un encuentro de mucha gente, que requiere mucho trabajo de organización cada año…

Exactamente. En esta oportunidad estamos gestionando con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, que todos los años brinda un apoyo económico para que se realice el encuentro de mujeres rurales en cada departamento. También se está gestionando con el área de Desarrollo Social de la Intendencia, con la Facultad de Agronomía para ver si se consigue transporte, y por supuesto se están gestionando algunos obsequios con comercios a los que siempre la gente del medio rural se está acercando. Todo eso como apoyo para que sea un día muy lindo y se pase un momento agradable con mujeres de distintas zonas.

-Decías que surgieron como grupo en 2018, ¿cómo siguieron organizándose después?

Claro, porque después de ese año se aprovechó, al año siguiente para ir organizando el primer encuentro que se hizo. Desde comienzos de 2019 nos comenzamos a organizar. Ese primer encuentro se hizo en la Casa Ambrosoni (San Antonio), fue un éxito y de ahí también surge “Las más inquietas”. Ese es un grupo que participa de reuniones de las Mesas de Desarrollo, como las de producción intensiva que es la de la zona hortícola, como las mesas de desarrollo de basalto profundo y de basalto superficial, del Ministerio de Ganadería, Agricultura y pesca que es quien organiza. En 2020 no pudimos hacerlo de forma presencial pero hicimos el encuentro virtual, con juegos, con adivinanzas, con sorteos de órdenes de compra y otros regalos. El tercer encuentro volvimos a organizarlo en la Casa Ambrosoni. El cuarto, en 2022, lo hicimos en las Termas del Daymán, que también estuvo precioso. El año pasado, el quinto, lo hicimos en la Sociedad Fomento Rural Salto y de ahí hicimos un paseo a los olivares. Algo a destacar es que cada vez tenemos más asistentes.como decía, este año será en Constitución, con apoyo del Municipio de allá.

-Tengo entendido que algunas de ustedes ocupan lugares a nivel nacional en este tipo de organizaciones, ¿es así?

Sí, de las mujeres que mencionaba como “Las más inquietas”, que somos 7, algunas somos referentes en la Comisión Nacional. Allí nuestro principal interés, es acercar las mujeres rurales de Salto a las organizaciones de base, para que puedan tener contacto, noticias y respaldo de diferentes instituciones, al momento de organizar instancias, proyectos…

-Si alguien que está leyendo esta nota quiere sumarse, ¿cómo hace?

Es bueno decirles que todavía tienen tiempo para contactarse y participar del encuentro del próximo 19. Los números de contacto son 098 698 428 / 098 906 303.


Andrea Silgoria

Soy mujer rural, cumplo con cualquier trabajo que hace un hombre

Andrea Silgoria

Hace unos meses, EL PUEBLO trató el tema de escolares de Parada Daymán, que estaban con dificultades para llegar a la escuela (la N° 34 de Termas del Daymán). Ese problema fue solucionado. Pero quedaron al desnudo allí varios inconvenientes propios del ámbito rural. La mamá de algunos de esos escolares es Andrea Silgoria, quien ahora habló nuevamente con este diario pero, en este caso, para contar de lo que significa vivir en ese ámbito. Andrea (43 años) se siente afortunada de tener aún a su mamá, quien tiene 81 años y vive en Parada Daymán desde los 4 años. “Así que yo viví acá toda mi vida”, dice Andrea.

Luego, mantuvo un extenso diálogo en el que abordó distintos temas, y del que ahora presentamos estos pasajes: 

Escuela y liceo

“Asistí a la Escuela 34 con muchas dificultades, íbamos a caballo, también estaba la línea 4 de ómnibus de la Intendencia. Nos teníamos que acercar hasta la ruta y ahí íbamos a la escuela. A veces también íbamos a pie, o a caballo, dejábamos el caballo en la casa de un vecino…Muchos sacrificios para ir a la escuela, en camino feo, así que a veces llegábamos llenos de barro, pero destaco el sacrificio de los padres, de mis padres, hoy gracias a Dios tengo mi madre aún. Luego el liceo. Gran tema poder ir al liceo; en lo personal hice hasta 6to. de liceo pero ahí se me cortaron las alas, justamente eso es algo que hoy tengo temor en mis hijos. Llegaba de estudiar, derecho a trabajar a la chacra, o al campo. Hoy veo que la única recreación que tienen mis hijos es la escuela, salen de la escuela y vienen para casa, no tienen otras opciones como ahí en la ciudad. La educación es distinta. Uno les da una vida sana, sin maldad, sin ese entorno a veces problemático de las ciudades. Pero me preocupa cuando no velan por estos niños. Porque a mí me pasó; yo no pude seguir adelante con mis estudios justamente por la situación de familia trabajadora, mis padres no pudieron darme un estudio y tuve que dejar de estudiar”.

Estudios truncos, sueños truncos… 

“Después quise seguir Magisterio, pero no pude porque tenía que trabajar, tenía que viajar todos los días, y llegó un momento que en cuanto a lo físico y lo mental no iba a dar el resultado esperado, además de la  situación económica…Y opté por por quedarme a trabajar en el campo, cosa que igualmente me apasiona”. 

Las tareas de campo

“Todas mis tareas son de campo, soy mujer rural, cumplo con cualquier trabajo que hace un hombre, desde trabajar con animales, es decir ganadería y lanares, pero siempre como pequeños productores, luchándola, con muchos sacrificios y pocos recursos. A veces uno golpea puertas y no te brindan apoyo, me ha pasado, te exigen muchas cosas, hay muchas trabas, no es fácil para una familia trabajadora. Luchamos con muchos problemas, muchos inconvenientes. A veces uno dice: ¿Por qué me quedé? Pero uno se queda por pasión, por amor, como mujer rural me apasiona el campo y me he sabido defender. No es fácil la tarea del campo, es algo rústico, la mujer a veces se tiene que olvidar de muchas cosas también como mujer, acá no va eso de estar arreglada o de que esta fuerza no la puedo hacer…Pero yo hago todas las tareas: bañar, vacunar, el tema de las yerras…lo que venga, lo que hace un hombre lo hago yo, y con gran satisfacción. No tengo pereza para nada en los trabajos rústicos, me apasiona pero quiero que mis hijos estudien porque yo no lo pude hacer, soy una persona que me hubiese gustado haber estudiado, estar en un lugar y tener una remuneración. Porque el campo es muy sacrificado y no es bien remunerado, menos para los pequeños productores. Hay que estar pendiente si vendés algo, o si te va mal, si se te muere un animal…a veces la pasás mal, convivís con el abigeato, la matanza de lanares que hacen los perros, en fin, hemos tenido muchas pérdidas. A veces dan ganas de bajar los brazos porque no podés, luchás y luchás y no salís adelante, por eso digo que velo por mis hijos. A la niña también le apasiona el campo pero realmente es muy sacrificado”. 

Aquel sacrificio…

“En mi época de estudiante, estudiaba con farol a querosén o lámpara, heladera a querosén, televisor a batería; llegaba la noche y estudiar era un sacrificio porque no había luz, o no tenías con qué cargar la batería. Hoy en día se ha avanzado mucho. Pero hablan mucho de internet, de la tecnología, y a veces el pequeño productor no tiene conocimiento de la tecnología. Yo me he sabido defender porque he estudiado años atrás, pero todo se renueva y uno queda queda para atrás y no logra a veces actualizarse, entonces se ha actualizado todo pero uno trabajando, estando en el medio del campo, llevando papeles adelante como te piden muchas cosas que tenés que tener todo el día, es difícil…”.


Ingrid Mesías

Cocino, limpio, y en temporada de esquila salgo a clasificar lana

Ingrid Mesías

Se desempeña en un establecimiento rural

Dentro de lo que comúnmente se denomina ámbito rural, las tareas pueden ser múltiples. En general, se las asocia a los hombres, al rol masculino. Cuando se piensa en mujeres insertas en ese ámbito, es común que se las vincule con tareas dentro de la casa: cocina, limpieza, cuidado de los niños…Pero están también aquellas mujeres que realizan ambas tareas. Y además, hay quienes realizan las dos: las propias del hogar y esas otras a las que aún hoy, avanzado el  siglo XXI, cuesta asociarlas con la feminidad, como la esquila por ejemplo. Es este último el caso de Ingrid Mesías, una mujer de 36 años, oriunda de la localidad de Rincón de Valentín (donde cursó escuela y liceo) y que actualmente reside en Colonia Itapebí.

Cuando EL PUEBLO le propuso que fuera parte de este informe aceptó inmediatamente y así transcurría el diálogo:

-¿Dónde trabajás?

Soy cocinera y doméstica en un establecimiento rural. Pero además, en temporada de esquila (setiembre, octubre, noviembre) salgo a clasificar lana de las ovejas, ya que la mini empresa en la que trabajamos es nuestra, es algo familiar. También en la esquila, lo que hago es prensar la lana con una máquina, además de lo que decía que cocino, limpio… 

-Contanos más específicamente cuáles son las tareas que cumplís en época de esquila…

En la esquila, el vellón de lana que es sacado de la oveja, cae arriba de una mesa y ahí se le van sacando las partes sucias y amarillas. Una vez en la prensa, se pone el vellón limpio en una bolsa limpia y se lo prensa con una máquina, entonces queda un fardo, es un fardo cuadrado que pesa unos 200 quilos.

-¿Cuánto hace que estás en esto?

Y…hace unos seis años más o menos.

-¿Trabajaste alguna vez en otras actividades o siempre estuviste dedicada a tareas rurales?

Siempre en esto sí, en actividades rurales. En otras cosas no porque vivo en el medio rural y esos son los trabajos que hay acá.

-¿Estás conforme con el trabajo?

Sí, diría que por ahora me gusta lo que hago y estoy conforme con mi trabajo. 

-¿Se ven otras mujeres trabajando en la esquila? Digo porque no parece ser algo común…

En la esquila sí, se ven, aunque no en todas las máquinas de esquila trabajan mujeres; creo que en Salto, en estos momentos hay solo dos máquinas en las cuales hay mujeres trabajando, la nuestra y otra más. 

-¿Qué cosas destacarías como positivas de esta tarea en la esquila?

Hace siete años que comenzamos con este proyecto de la máquina de esquila, con un aparato de esquila, hoy con pocas ovejas para esquilar pero orgullosos de todo lo que logramos en poco tiempo… 

-¿Por ejemplo?

Por ejemplo maquinarias que cuestan mucho dinero y nosotros logramos tenerlas en dos años. Pero además, no solo la maquinaria, sino que también es importante el aprendizaje que uno va adquiriendo…También destaco que pudimos tener la tan ansiada grifa verde y hacer cursos de calado. 

-Decime algo de tu familia…

Digo que estoy más que agradecida con Dios y con la familia hermosa que me tocó formar. Tengo tres hijos, dos niñas y un varón.

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