La escala mundial, en términos globales, la producción de alimentos y de productos agroindustriales ha crecido de manera sostenida en las últimas dos décadas. Este incremento en términos porcentuales se ha reflejado prácticamente en todos los productos, superando en la mayoría de los casos la tasa de crecimiento de la población mundial. Un ejemplo ilustrativo de esta situación, dada su importancia en la alimentación mundial, es el crecimiento de la producción de cereales. Entre los años 2000 y 2019 la producción de cereales se incrementó en un 45%, en tanto la población mundial creció un 27% en el mismo período
Al mismo tiempo, entre los años 2000 y 2019, la producción de habas de soja prácticamente se duplicó (99%), en tanto la del maíz creció un 81%, la de leche un 34% y la de arroz un 29%. Por su parte la producción de carne bovina (23%)1 y el trigo (24%) han tenido un crecimiento inferior, y son excepciones en relación con todos los demás rubros mencionados, que porcentualmente crecieron por encima de la tasa de población mundial
Productos 2000 2019 Crecimiento 2000/2019 (en %)
Carne bovina (millones de T) 47 61 23%
Trigo (millones de T) 586 753 24%
Arroz (millones de T) 398 512 29%
Soja (millones de T) 174 342 99%
Leche de vaca (millones de T) 382 523 34%
Madera (millones de M3) 3.415 3.971 16%
Pulpa de madera (millones T) 169 188 10%
Fuente: elaboración propia en base a USDA (2020) y FAOSTAT (2020)
A continuación, se analizan algunos aspectos relevantes productos agroindustriales que han registrado mayor crecimiento, y que están relacionados con la producción y las exportaciones de Uruguay.
La producción mundial de soja. Dentro la producción agropecuaria mundial de las últimas dos décadas, la soja se destaca por su impresionante crecimiento. Es un cultivo principalmente producido y comercializado por las Américas. Allí se realiza el 82% de la producción. A nivel mundial, dos tercios de la disponibilidad se trituran para ser utilizadas en la alimentación. China y la Unión Europea son los principales mercados de destino para las comidas de soja. Tan solo el primero de los países importa el 58% de la soja producida mundialmente. Esta oleaginosa se cultiva también para la producción de semillas y su transformación en harina proteica, para la elaboración de alimento balanceado de consumo animal. El aceite se utiliza para alimentación humana, para usos industriales (fabricación de margarinas, mantequillas, chocolates, confitería, etc.) y en los últimos años, para la elaboración de biodisel.
La producción mundial de leche y derivados. Alrededor de 150 millones de hogares en todo el mundo se dedican a la producción de leche. En la mayoría de los países en desarrollo, la leche es producida por pequeños productores. A nivel mundial, y salvo excepciones coyunturales, la leche produce ganancias relativamente rápidas para los pequeños productores y es una fuente importante de ingresos en efectivo.
Los países con los mayores excedentes de leche son Nueva Zelanda, los Estados Unidos de América, Alemania, Francia, Australia y Irlanda. Los países con los mayores déficits de leche son China, Italia, la Federación de Rusia, México, Argelia y Indonesia.
El consumo per cápita de leche y derivados es mayor en los países desarrollados, pero la diferencia con muchos países en desarrollo se está reduciendo. La demanda de leche y productos lácteos en los países en desarrollo está creciendo como consecuencia del aumento de los ingresos, el crecimiento demográfico, la urbanización y los cambios en los regímenes alimentarios. Esta tendencia es más pronunciada en Asia oriental y sudoriental, especialmente en países muy poblados como China, Indonesia y Vietnam.
La parte del total de productos lácteos comercializada internacionalmente es relativamente pequeña, con alrededor del 13%, debido principalmente al carácter altamente perecedero de muchos de estos productos. Los productos lácteos se pueden clasificar en fluidos no comercializables (por ejemplo, leche líquida) y productos manufacturados comercializables (por ejemplo, mantequilla o ghee (mantequilla clarificada), leche condensada y leche en polvo) (FAO, 2020).
La producción mundial de arroz. El arroz es un alimento indispensable en la canasta de consumo de la población mundial, y en particular en países asiáticos y los africanos. El crecimiento demográfico y la mejora paulatina del poder adquisitivo impulsan su demanda a nivel mundial, haciendo de este un mercado con gran potencial.
El desarrollo tecnológico ha tenido un impacto considerable tanto en la evolución de los rendimientos de la producción de arroz en el mundo, como en el mejoramiento de sus variedades adaptadas a las condiciones de cada región. Se ha logrado extender la superficie implantada y mejorar los resultados de sistemas de riego en diversas partes del planeta, como, por ejemplo, en Asia.
El 90% de la producción y del consumo se concentra en el continente asiático. África es el segundo consumidor más importante.
China produce alrededor del 30% del total mundial, seguida por India con un 23%. Brasil es el principal productor de América del Sur y aporta el 1,4% a la producción mundial de arroz.
El comercio mundial de arroz comprende sólo el 5% de la producción mundial.
Perspectivas en contexto de crisis
En el mismo sentido de la producción agroindustrial en general, el comercio mundial vivió la mayor expansión de la historia de la humanidad en lo que va de este siglo.
Este período de bonanza se ve interrumpido a raíz de la actual pandemia provocada por la dispersión global del Covid-19. Este proceso está en pleno desarrollo con consecuencias difíciles de predecir. La mayoría de los países aún están atravesando la parte más difícil de la emergencia sanitaria, con toda la semiparalización económica que esto implica. No obstante, China, uno de los principales actores geoeconómico mundial, está dando señales de reactivación.
Si bien es difícil de prever cuando esta crisis mundial será superada, es bastante razonable pensar, en cambio, que los alimentos y los productos agroindustriales en general, formarán parte sustancial del mundo a reconstruir.
Con toda seguridad, para un país agro-productor como lo es Uruguay, las oportunidades de colocación internacional de sus saldos exportables estarán a la vuelta de la pandemia.
Dr. Emilio Silva Sandes
InvestigadorDepartamento
de Negocios Internacionales
e IntegraciónUniversidad Católica del Uruguay