Gustavo Rivas desde Nueva Helvecia a EL PUEBLO.
«Quien está al lado mío en la foto, como parte de la enseñanza, se llama Pedro Martín Suárez. Tiene 20 años y es Campeón Uruguayo a nivel de Ajedrez en la categoría Sub 20. Es producto de la Escuela que tenemos funcionando en Nueva Helvecia. Otro caso concreto es el de Lucia Malán, que supo de experiencias en otros países. Lo nuestro es la enseñanza del Ajedrez, pero se podría ir más allá, porque el Ajedrez supone una pasión en sí mismo».

El nombre de NELSON GUSTAVO RIVAS no es extraño para tantos salteños, sobre todo para la colectividad del básquetbol, porque desde su Bella Unión fue alcanzando proyecciones en el tiempo. Los estudios en ISEF (Instituto Superior de Educación Física), como paso inicial en la escala del querer.Es Director Técnico de básquetbol, con pasajes que no faltaron en nuestro medio. La sostenida amistad con el «Chumbo» Arrestia, hasta que se transformó en el estratega de selecciones juveniles de Uruguay. Desde hace algunos años, está radicado en Nueva Helvecia (Colonia).Más allá de la distancia, el contacto con EL PUEBLO es permanente, fluído, deportivo y humano. Ocurre que Gustavo conjuga su doble fermental tendencia, hacia el básquetbol y el ajedrez.«Cuando los gurises juegan al básquetbol, los que aguardan afuera para entrar, suelen andar picando una pelota que termina dentro del rectángulo. Entonces un día se me dio por tirar algunos conceptos sobre ajedrez, en la tribuna. Hubo padres que fueron viendo el interés de sus hijos y de la manera que se enganchaban. Entonces llegó el momento en que transmitieron una inquietud: ¿por qué no le das marco a una Escuela donde se enseñe el juego? Ahí empezó esta historia. En la tribuna de una cancha de básquetbol».
«RESPETAR EL SILENCIO PARA TOMA DE DECISIONES»Ocurre que Gustavo se planta en sus argumentos para defender el Ajedrez, y además lo sugiere como práctica antes que el niño o el adolescente opte por el fútbol o por el básquetbol, «porque la Escuela abre la posibilidad del aprendizaje, porque nunca se sabe dónde está el talento. El Ajedrez enseña a pensar, a respetar el silencio para la toma de decisiones. No se puede dar un paso en el tablero y charlar con el adversario. El Ajedrez tiene cualidades que no tiene ningún otro deporte. Yo tengo 41 años metido en el básquetbol, pero si me piden una sugerencia como punto de partida, digo primero el Ajedrez. Por lo que se adquiere no solo a los efectos de una instancia competitiva, sino aplicable a la vida misma cuando se trata de esa toma de decisiones de las que hablaba».AQUEL DUELO MUNDIALEn su Bella Unión, cuando Gustavo como tantos gurises de la época vivió a través de los medios informativos lo que acontecía en torno a un duelo de excepción. El Campeonato Mundial de Ajedrez 1972 fue un encuentro entre el retador Bobby Fischer de los Estados Unidos y el campeón defensor Boris Spassky de la Unión Soviética.En julio de 1972, la Unión Soviética y los Estados Unidos encontraron un motivo suficiente para descargar tanta tensión contenida. La Guerra Fría enfrentaba a las dos superpotencias, en pugna por instaurar un modelo planetario, bajo la constante amenaza de misiles intercontinentales. En ese contexto de inminente estallido se disputó un juego de ajedrez que enfrentó a dos figuras del deporte identificadas con signos contrarios. Boris Spassky vs Robert James Bobby Fischer. El primero, soviético y campeón mundial; el segundo, americano y retador del título. Dirimieron en un tablero algo mucho más que una corona o sus egos de mentes prodigiosas. El denominado Match del siglo fue una de las batallas más simbólicas de la disputa obsesiva y persecutoria que marcó la segunda mitad del Siglo XX. La crónica de esa contienda en la que el capitalismo preanunció su triunfo sobre el socialismo.
Ese duelo marcó a varios ajedrecistas, «por eso tantos años después en Bella Unión comenzó a funcionar una Escuela de Ajedrez. Inspirados acaso, en aquella batalla táctica que no olvidamos» -ELEAZAR JOSÉ SILVA-
