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sábado, 19 de julio de 2025
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El agua:¿hasta cuando?

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Diario EL PUEBLO digital
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Mi abuela decía «se acuerdan de Santa Bárbara cuando llueve…». La máxima viene al caso cuando el mundo se acuerda de festejar el «día del Agua», un bien regalado que nunca supimos valorar.
No hay mayor pecado de la humanidad que lo que hacemos con el agua de lluvia y toda el agua dulce.
Uruguay es un país bendecido en materia de agua dulce y esto ha sido lo más contraproducente, porque nunca nos preocupamos por cuidar el agua dulce, por conservarla, por aprovecharla como es debido.
Estamos sobre uno de los acuíferos más grandes del mundo, como es el acuífero Guaraní. Sin embargo, nunca supimos aprovecharlo debidamente y sobre todo cuidarlo como es debido. Las zonas de recarga del acuífero están contaminadas, como todo el campo uruguayo, donde proliferan los residuos químicos.
Todavía hay personas que entienden que se trata de un bien infinito, que el agua dulce nunca se acabará, ni se arruinará a tal punto que sea inviable para la vida.
Nada más erróneo, el agua subterránea no es otra cosa que el agua de lluvia contenida en la propia naturaleza, en zonas apropiadas para esto. La sociedad derrochona e irresponsable que integramos sigue tratando el agua sin miramiento.
El agua de lluvia es desaprovechada, a pesar de que los saben quiénes trabajan la tierra y sobre todo los técnicos que han sabido observar, que no hay mejor elixir para la vida, esto es la fauna, la flora y demás, que el agua de lluvia.
Sigue siendo la menos contaminada, aunque ya no exenta de ello, y pese a la irresponsabilidad humana, es el agua que se mantiene en mejores condiciones.
En estas líneas sólo nos ocupamos del agua dulce, de arroyos, ríos y sobre todo la lluvia. El agua es la vida misma y la enorme mayoría de la humanidad sigue bebiendo agua dulce de los cursos que tiene a mano.
Llegará el momento en que nos daremos cuenta de la importancia que tienen los cursos de agua dulce. Ojalá no sea demasiado tarde, porque ya no habrá marcha atrás, el daño estará hecho.
Hoy vemos que el agua lamentablemente se ha tomado como una mercancía más. Hay grandes multinacionales que han logrado permiso y autorización prácticamente para adueñarse del agua, directa o indirectamente, ya sea produciendo en base al agua potable o sencillamente, utilizándola y derrochando sin la menor preocupación por preservar su limpidez y su inocuidad.
A.R.D.

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