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miércoles, 16 de julio de 2025
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El agravamiento de la salud del presidente Hugo Chávez ensombrece la situación en Venezuela

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El Gobierno canceló las celebraciones de Año Nuevo y organiza misas
La admisión por parte del vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro, la noche del domingo, de que Hugo Chávez afronta «nuevas complicaciones» durante su convalecencia en La Habana y que estas serían tratadas en un proceso «no exento de riesgos» sembró un tono lúgubre en las últimas horas del año 2012 y primeras del Año Nuevo en un país sediento de información. El designado sucesor en el liderazgo de la revolución no abundó en detalles sobre la salud del teniente coronel, que calificó de «delicada», y apenas alcanzó a precisar que las dificultades son consecuencia de «la infección respiratoria ya conocida». Sin embargo, la expresión sombría de Maduro durante su alocución y su anuncio de que permanecerá en la capital cubana, junto a buena parte de los ministros del Gabinete, para seguir la evolución del enfermo, no dejaron dudas de que se esperan acontecimientos decisivos.
El Gobierno suspendió las festividades de Año Nuevo. La excepcionalidad de la ocasión quedó subrayada por el hecho de que, por primera vez en años, no hubo salutación presidencial en las cadenas nacionales. Misas oficiales en el Palacio de Miraflores, sede del Gobierno, y en la céntrica Iglesia de San Francisco en Caracas -donde hace casi 200 años Simón Bolívar fue proclamado Libertador- dieron oportunidad a escenas de devoción católica hasta no hace mucho extrañas entre los miembros de una Administración que con frecuencia se enfrentó a la jerarquía eclesiástica.
En la plaza Bolívar de Caracas, con la asistencia de unos centenares de personas, se celebró un acto en solidaridad con el presidente, donde poetas y músicos populares entonaron elegías al líder. El momento culminante llegó cuando se dejó oír una grabación en la que el propio Chávez canta el himno nacional. Público y autoridades acompañaron las estrofas con sus voces y un gesto militante con el puño izquierdo alzado.
Mientras tanto, la oposición optó por suspender también actividades festivas al aire libre, invocando la prudencia o la solidaridad. En la plaza Altamira del este de Caracas, punto neurálgico del municipio Chacao, un cantón comercial y de clase media controlado por la oposición, las tarimas vacías eran el único testimonio del evento aplazado.
Sin embargo, estos gestos de buena voluntad no desalentaron a los sectores más radicales que, durante años, han condensado sus deseos en el lema Unas hallacas sin Chávez, en alusión al tradicional plato navideño. Al sonar las campanadas de medianoche, los cohetes y fuegos artificiales se hicieron sentir sin recato por el valle de Caracas.

El Gobierno canceló las celebraciones de Año Nuevo y organiza misas

La admisión por parte del vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro, la noche del domingo, de que Hugo Chávez afronta «nuevas complicaciones» durante su convalecencia en La Habana y que estas serían tratadas en un proceso «no exento de riesgos» sembró un tono lúgubre en las últimas horas del año 2012 y primeras del Año Nuevo en un país sediento de información. El designado sucesor en el liderazgo de la revolución no abundó en detalles sobre la salud del teniente coronel, que calificó de «delicada», y apenas alcanzó a precisar que las dificultades son consecuencia de «la infección respiratoria ya conocida». Sin embargo, la expresión sombría de Maduro durante su alocución y su anuncio de que permanecerá en la capital cubana, junto a buena parte de los ministros del Gabinete, para seguir la evolución del enfermo, no dejaron dudas de que se esperan acontecimientos decisivos.

El Gobierno suspendió las festividades de Año Nuevo. La excepcionalidad de la ocasión quedó subrayada por el hecho de que, por primera vez en años, no hubo salutación presidencial en las cadenas nacionales. Misas oficiales en el Palacio de Miraflores, sede del Gobierno, y en la céntrica Iglesia de San Francisco en Caracas -donde hace casi 200 años Simón Bolívar fue proclamado Libertador- dieron oportunidad a escenas de devoción católica hasta no hace mucho extrañas entre los miembros de una Administración que con frecuencia se enfrentó a la jerarquía eclesiástica.

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En la plaza Bolívar de Caracas, con la asistencia de unos centenares de personas, se celebró un acto en solidaridad con el presidente, donde poetas y músicos populares entonaron elegías al líder. El momento culminante llegó cuando se dejó oír una grabación en la que el propio Chávez canta el himno nacional. Público y autoridades acompañaron las estrofas con sus voces y un gesto militante con el puño izquierdo alzado.

Mientras tanto, la oposición optó por suspender también actividades festivas al aire libre, invocando la prudencia o la solidaridad. En la plaza Altamira del este de Caracas, punto neurálgico del municipio Chacao, un cantón comercial y de clase media controlado por la oposición, las tarimas vacías eran el único testimonio del evento aplazado.

Sin embargo, estos gestos de buena voluntad no desalentaron a los sectores más radicales que, durante años, han condensado sus deseos en el lema Unas hallacas sin Chávez, en alusión al tradicional plato navideño. Al sonar las campanadas de medianoche, los cohetes y fuegos artificiales se hicieron sentir sin recato por el valle de Caracas.

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