Mucho se habla en estos días de la novela “Claraboya”, obra que el escritor portugués José Saramago (1922-2010), Premio Nóbel de Literatura en 1998, dejara inédita y que muy pocos –casi nadie diríamos, salvo las personas más allegadas – sabían de su existencia.
El nuevo libro, de algo más de cuatrocientas páginas, muy visible además por lo llamativo de sus tapas amarillas, ha “copado” prácticamente las vidrieras de las librerías de gran parte del mundo, sin que nuestro país, y Salto incluso, sean excepción.
Saramago intentó publicar Claraboya siendo muy joven y, ante el rechazo de la editorial, la guardó hasta el final de su vida. Poco antes de morir, se la entregó a su esposa para que ella dispusiera de su suerte. Justamente de ella, de Pilar del Río, la ahora viuda del gran narrador, es la traducción al español en la que acaba de publicarse. En el prólogo, Del Río lo llama “el libro perdido y hallado en el tiempo”. Y sostiene que ahora sí, ya no queda ninguna novela más de su autoría por publicarse, salvo algunos otros textos de variados géneros.
Que Saramago es un brillante narrador, poca o ninguna discusión amerita. “La caverna” es considerada por gran parte de la crítica especializada como su mejor novela. Pero también otras como “El Evangelio según Jesucristo” (1991), “Ensayo sobre la ceguera” (1996) o “Todos los nombres” (1998), son una muestra indiscutible de su brillantez.
A propósito de “Claraboya” y los avatares por los que pasó hasta llegar en este 2012 a ver la luz, nos pareció más que interesante un artículo que el periodista salteño Daniel Abelenda Bonnet nos enviara desde Carmelo como colaboración especial para esta página.
EDITAN «CLARABOYA»,
LA NOVELA PERDIDA
DE SARAMAGO
La editorial española Alfaguara acaba de publicar la novela perdida de José Saramago, escrita en 1952 y nunca editada hasta ahora.
Las fotos de promoción del lanzamiento y artículo de prensa, muestran a su viuda, la traductora al español, Pilar del Río, mostrando el original de páginas amarillentas, escrito a máquina, con tachaduras y correcciones a mano de su ex marido, el Nóbel portugués fallecido en 2010.
La cara y las declaraciones de Pilar denotan satisfacción por un lado, pero también expresan reproches y bronca. Y no es para menos.
Es que la editorial de Lisboa (de cuyo nombre nadie quiere acordarse), JAMÁS LE DIO UNA RESPUESTA al joven Saramago.
Entonces, este era casi desconocido como autor – había escrito una novela primeriza «Tierra de pecado» (1947), sin mayor repercusión- .
Saramago es un chico pobre venido del campo, que se ganó la vida como cerrajero para luego entrar como funcionario público, agente de seguros, corrector de imprenta y otros empleos, para mantener a su familia – en 1944 ya se ha casado y pronto tendría una hija, Violante.
Así las cosas, esta editorial miope, no arriesgó y prefirió encajonar el manuscrito sin siquiera darle una explicación al escritor.
Recién en 1999, casualmente (CAUSALMENTE, más bien), pocos meses luego de que Saramago ganara el Premio Nobel (!!) lo llaman para decirle que «la han encontrado en una mudanza» (!) y que «sería un honor (¿o un buen negocio?) publicarla…».
La respuesta del escritor fue demasiado cortés (yo los hubiera mandado al diablo): «Gracias, pero ahora no», dijo por teléfono. Y enseguida fue a buscar el original a la editorial para entregárselo a Pilar, que es su albacea, «para que luego de su muerte, hiciera lo que considerara conveniente».
El punto es que luego de aquella «humillación» (es la palabra que usa su viuda), ¡Saramago estuvo casi 30 años sin publicar una novela!
En efecto: sus éxitos editoriales comienzan con «Alzado del suelo» (1980); siguen con «Memorial del convento» (1982), «El año de la muerte de Ricardo Reis» -heterónimo de Pessoa y personaje de «Claraboya» (1984); «La balsa de piedra» (1986) e «Historia del cerco de Lisboa» (1989), que lo sitúan como un escritor europeo de primera línea y lo ponen en carrera hacia su consagración mundial en los 90.
Aquel ninguneo descortés de aquella editorial de Lisboa pudo bien frustrar la carrera de uno de los grandes novelistas del Siglo XX.
Según Pilar del Río, «Claraboya» era una novela demasiado «transgresora» para el atrasado Portugal de los años 50, dominado para peor, por la dictadura de Salazar hasta 1974.
Allí hay amores lésbicos, hombre y mujeres mantenidos, familias de vidas oscuras, gentes sin esperanza, que apenas subsisten en una ciudad gris, cerrada al mundo, que el novelista espía puertas y ventanas adentro a través de las claraboyas de sus techos de tejas. Una pintura sórdida de una sociedad que no quería verse a sí misma.
Seguramente esta segunda novela se adelantó a su época. Y si agregamos que su autor era un ilustre desconocido, no es de extrañar que nunca se la publicaran. Naturalmente, Saramago recurrió a otra editorial (Alfaguara) en los 80, que ahora disfruta las mieles del éxito y los millones de pesetas de haber apostado por él. Es que para ver el talento en otros, es imprescindible tener (algo de) talento propio. Y como en todos los órdenes de la vida, «el que no arriesga, no gana».
DANIEL
ABELENDA BONNET
(Salto, 1962, periodista y escritor; actualmente reside en Carmelo; en 2004 debió ir a rescatar del depósito de una editorial de Montevideo, el único ejemplar impreso de «Secretos de Estado», su segunda novela, que a pesar de haber ganado una MENCIÓN EN LOS PREMIOS ANUALES DEL M.E.C., no ha sido publicada aún. El editor jamás se comunicó con él).