Este viernes se rindió un minuto de silencio en honor al cabo primero del Grupo de Intervenciones y Rescate, GIR, Froilan Jiménez, fallecido durante el rescate de Correa en el Hospital de la Policía.
Con respecto al otro fallecido que murió respaldando al presidente, fue un joven de 24 años, quien recibió dos balas en su cabeza.
Fernando Gandarilas, portavoz de la Cruz Roja, señaló que “los policías murieron luego de ser trasladados al hospital de su institución” y que las otras 37 personas que resultaron heridas fue a causa del cruce de balas entre fuerzas leales y uniformados que se rebelaron por una ley que les quitará beneficios económicos.
Ecuador amaneció ayer viernes con una relativa calma. Así lo declara el diario Ultima Hora de ese país que informa además que el Palacio de Carondelet, donde está Correa, cuenta con unos 250 efectivos militares que resguardan el lugar y los alrededores.
Las actividades educativas están suspendidas en todo el país. En la ciudad de Quito se pidió a la ciudadanía que si no tiene necesidad urgente de salir, permanezcan en sus casas, pues la medida de Estado de Excepción se mantiene.
Según un reporte de Teleamazonas, en la zona del casco colonial, donde se encuentra el palacio presidencial, se han producido pequeños encuentros entre policías y militarse sin mayores inconvenientes.
El incidente ya tuvo sus repercusiones a nivel de la Policía. Se informó que este viernes el comandante general esa fuerza, Freddy Martínez, presentó su renuncia al cargo sucediéndolo el general Florencio Ruiz como nuevo comandante y general de la Policía Nacional.
“Un comandante irrespetado, un comandante maltratado, agredido por sus subalternos, no puede quedar frente a ellos”, afirmó el propio Martínez en rueda de prensa al anunciar su dimisión.
Ruiz, por su parte, dentro de sus primeras actividades pretende normalizar los servicios de la institución.
El comandante declaró que respalda la decisión del primer mandatario, cuando expresó que no habrá perdón por la actitud de los gendarmes.
Afirmó que se realizará una investigación al respecto. La policía está regresando a sus cuarteles, pero aún no hay ordenes especificas para que comiencen a patrullar las calles.
El Gobierno dio la orden de mantener una cadena de radio y televisión estatal de forma indefinida mientras dure la rebelión de los policías y militares, pero los medios de Ecuador rechazaron la orden.
La Asociación de Editores de Periódicos (AEDEP) «quiere dejar sentada su protesta (…) por la decisión gubernamental de obligar a todos los medios audiovisuales a plegarse a una cadena nacional indefinida e interrumpida», señaló el gremio en un comunicado.
Agregó que «al amparo del estado de excepción se ha impedido a la ciudadanía tener otras versiones de los hechos que no sean las oficiales».
La iglesia también hizo oír su voz. La Conferencia Episcopal de Ecuador presentó un comunicado donde pide al Gobierno y a la Asamblea Nacional que se abran a un auténtico proceso de diálogo, que lleve a una convivencia constructiva y concertada.
Los obispos hicieron un «llamado a la serenidad y al diálogo positivo» ante los violentos hechos ocurridos.
Por su parte, Perú reabrió en la madrugada de este viernes su frontera con Ecuador tras concluir la sublevación de policías.
El suboficial Jorge Prado, de la división de Migraciones de Tumbes, ciudad fronteriza con Ecuador dijo que “la situación se ha normalizado en la frontera y el tránsito de peatones y de vehículos se ha restablecido plenamente»,
El corte de las actividades en la frontera se mantuvo durante unas 10 horas y ahora se encuentra normalizado, señaló la fuente.
Colombia también reabrió su frontera con el país ecuatoriano.
En tanto, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, viajó ayer viernes a Ecuador en solidaridad con el presidente Rafael Correa.
El titular de la OEA le subrayará al mandatario ecuatoriano «la determinación del organismo de exigir a los sectores de la fuerza pública sublevados este jueves, el cumplimiento de los principios y normas contenidas en la Carta Democrática Interamericana».
Ante la sublevación, la OEA se reunió de urgencia en su sede en Washington y aprobó rápidamente una resolución en la que repudió cualquier intento de alterar el orden democrático y pidió evitar la violencia en Ecuador.