Ayer a la tarde se reunió por primera vez el representante del gobierno departamental con el presidente del sindicato de funcionarios municipales. La previa vino complicada con declaraciones de un lado y de otro que no contribuían a tratar de mantener una relación en paz. Incluso más, dejando ambas partes las puertas abiertas a un inminente conflicto.
Claramente podía apreciarse dos puntos de vista bastantes diferentes. El flamante gobierno anunciaba por diversos voceros que llegaba con intenciones de revisar todo, sobre todo las últimas acciones de un gobierno que ya había perdido las elecciones y no dejaba de hacer cosas, como por ejemplo, algo que molestó, la contratación permanente de 292 funcionarios en un presupuesto que denunciaban excedido, por lo que dijeron expresamente que iban a revisar uno por uno cada contrato, incluso llegando a generalizar contradictoriamente sosteniendo que todos eran punteros políticos colocados a dedo para militar políticamente, violando con ello el artículo 58 de la Constitución, que en una parte sostiene que “los funcionarios están al servicio de la Nación y no de una fracción política”.
El sindicato dice que eso no es así y que luchará en la defensa de los derechos adquiridos de los trabajadores. Como se ve, agua y aceite. Así que se llega a este diálogo en un estado de crispación que adelantamos, llega en el momento justo para tratar de bajar los decibeles y encauzar la discusión por los carriles que debería haber transitado desde el primer día.
