Los meteorólogos conocidos coinciden en que desde setiembre en adelante volverá hacer sentir su incidencia el fenómeno denominado “la Niña”, con su secuela de sequía que ha determinado una merma muy grande en las producciones tanto agrícolas, como pecuarias e inclusive con una merma nunca antes vista de agua potable en nuestro país.
Estamos a siete meses de saber si el pronóstico de los meteorólogos se cumplirá o no, pero para nosotros es ahora el tiempo de prevenir y de adoptar medidas que permitan hacerle frente auspiciosamente a tanto caos, porque el agua es vida y ya sabemos que puede pasar cuando falta este recurso.
Es hora –para nosotros- de dejar de enumerar las calamidades que se debió pasar, que no se niegan (pandemia, falta de agua, precios sumamente bajos del otro lado del río y demás), pero creemos que debe pensarse en el futuro, en lo que se viene o puede venir y no tanto en gastar el agua dulce de que disponemos.
Se ha dicho y nadie lo ha desmentido con argumentos sólidos, que las denominadas plantas de hidrógeno verde, cuya instalación se anuncia con bombos y platillos, requiere un importante volumen de agua, que en caso de instalarse en el país podría afectar nuestros recursos naturales y por lo tanto el agua dulce de que disponemos.
Los montevideanos lo han sufrido en carne propia y lo saben muy bien. El gobierno ha ideado el proyecto Neptuno, desde el año 2020 y más que nada se basa en desalinización del agua del Rio de la Plata, a la altura de Arazatí (San José) en épocas en que arrastra menos sal.
El proyecto que sido duramente criticado por la oposición, porque supone una erogación muy grande y a juicio de las voces opositoras, no es la solución al problema.
Cuando se anuncia la fecha en que se comenzaría con la obra, esperemos que las voces de la oposición sean acalladas por la realidad.
Al mismo tiempo sectores de la producción reclaman que el Estado se haga cargo de un mayor número de perforaciones, como forma de disponer de aguas subterráneas. En este sentido no sabemos si existen planes o de considera que con la obra mencionada será suficiente.
Por último estamos cansados de insistir en el desperdicio que se hace de las aguas termales, aguas de uno de los acuíferos más grandes del universo y que aquí las desperdiciamos abiertamente, volcándolas a un rio luego de utilizarlas para el esparcimiento.
Es ahora el momento de planificar y demostrar responsabilidad con los recursos naturales.
A.R.D.