En «un encuentro con el Señor en el CTI», pidió vivir para ayudar a la gente
Cuando EL PUEBLO arribó frente al 2150 de calle Itapebí, en Ceibal, estaba Delfino Fleitas en la vereda, de animada conversación junto a familiares y algunos vecinos. Era tardecita de domingo y quien se acerara podría comprobar que era gente que estaba con la mirada atenta a las esquinas, al montecito que está junto a la vía (por Avda. Ferreira Aldunate), a las partes más oscuras del barrio, para detectar alguna persona en situación de calle –hay varias por allí y más se acercan a esa hora- para acudir con ayuda. Es que esa es la misión que Delfino Fleitas Fagúndez, de 54 años de edad, policía retirado, ha tomado como forma de vida: ayudar a los más necesitados, «a los indigentes, las personas que a veces viven en condiciones inhumanas…», sostiene.
Todo es parte de una historia que empezó hace poco más de diez años, y que el propio Delfino así compartía con EL PUEBLO:
-¿Cómo se inicia esta «obra» que usted lleva adelante?
Yo tuve un AVC hace unos diez años más o menos, y entonces cuando Jefatura de Policía había preparado ya el sepelio mío incluso, tuve un encuentro con el Señor en el CTI, donde pedí nuevamente una oportunidad para vivir y ayudar a la gente. Recuerdo que el doctor Pablito Gaudín (Dr. Pablo Gaudín Camacho), ya fallecido, y después mi familia también, entró a despedirse de mí. Como digo, ya Jefatura había organizado el sepelio…pero me he salvado. Quedé con una hemiplejia parcial. Al salir de esa hemiplejia parcial me dediqué de lleno a las iglesias, fui a varias iglesias donde hice escuela de líderes y luego me recibí de Pastor.
-¿Varias iglesias?
Sí, he visitado distintas iglesias y he ido a predicar también a la Argentina. Pero últimamente me he apartado de las iglesias.
-¿Por qué?
Porque en realidad yo veo que hay mucha gente que anda en las calles, indigentes, que necesitan de la colaboración de todos. Entonces prefiero ver los indigentes y ayudarlos yo, y es lo que hago. Muchos nos dicen que no van a la iglesia porque se les cobra… Yo al menos no comparto la idea de cobrar absolutamente nada, porque uno busca a Dios con amor, y por amor. Si uno va a un hospital los doctores están allí para atender a todos, y para curar. Entonces algunos me dicen que por el diezmo y esas cosas prefieren no ir.
-¿Cómo ayuda usted a esas personas?
Los ayudo con ropa, comida, pero también los baño, les corto el pelo…A eso lo hago acá en casa, pido colaboración de los vecinos, casi todos acá en la cuadra y alrededores me ayudan a ayudar.
-¿Es gente de este barrio?
Son gente que se encuentra en la calle, donde sea, a cualquier persona indigente yo ayudo, lo traigo para mi casa, lo bañamos, lo alimentamos, lo vestimos, le hablamos del valor que tiene la vida… Aquí en el barrio sí hay muchos, fíjate que allá (señala hacia el lado de Ferreira Aldunate, donde cruza la vía) debajo de aquel puentecito y al lado de los eucaliptos esos hay unos cuantos que vienen a dormir, ahora más tarde si Dios quiere ya les preparo un poco de comida y les llevo, y algunos abrigos.
-¿Cómo sustenta económicamente esta tarea?
Con colaboraciones, de vecinos, de mis tíos, todos me ayudan a cumplir mi sueño, eso que le prometí a Dios. Además estoy cobrando la jubilación de Jefatura y con eso me sustento, y sobre todo Dios me ayuda.
-¿Cuál es el sueño?
El sueño es ayudar a mi prójimo.
-Mencionó recién a sus tíos, háblenos de su familia…
Viven todos acá en Ceibal, Luis Alberto de Fleitas y Marta Fagúndez son mis tíos, también acá a la vuelta tengo vecinos como Lauro Duarte, tengo mis hermanos, todos siempre están ayudando. Y yo vivo con mi esposa, Juana Jaqueline. Ella es la que me ayuda también en las tareas, porque a veces me canso y ella es la que me sustenta ayudándome a bañar a la gente por ejemplo, y a tratar de solucionarle los problemas, muchas veces es ella la que les cocina para que podamos entre los dos llevar adelante la tarea que Dios nos encomendó.
-¿Son muchas las personas que se acercan a diario por un plato de comida, por ejemplo?
La verdad que sí, esto es todos los días y son muchas personas. Es mucha gente, a veces tenemos solo un descanso para tomar unos mates acá con los vecinos y estar un ratito conversando, siempre animándolos a que sigan adelante, porque muchas personas hoy en día necesitan principalmente que se les dé un estímulo para que ellos puedan salir adelante, porque muchas veces son como rechazados por la sociedad, hay mucha discriminación. Muchas veces hemos encontrado gente caída en la calle y los hemos levantado.
-¿Cree que la pandemia está complicando más estas situaciones o que es algo que viene complicado desde antes?
Yo digo que hace mucho que esto está así, y en realidad muy poco o nada tiene que ver la pandemia.
-¿Algo que quiera agregar?
Me gustaría que a través de Diario EL PUEBLO más gente supiera de esto y colaborara. Nos vendría bien más colaboración para poder seguir ayudando. Ahora que se vienen los fríos sería muy bueno poder empezar con una olla, una persona me dijo que me hacía una olla, pero hay que conseguir colaboraciones. Nosotros estamos siempre acá en Itapebí 2150 y nuestro número es 092 465 265.