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De luces y sombras

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Diario EL PUEBLO digital
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Es muy difícil ser lo suficientemente simple para ser bueno”

Ralph Waldo Emerson

(filósofo y poeta estadounidense)

En una breve nota de opinión publicada este sábado en página 3, daba mi opinión sobre Danilo Astori, como parte de la intelectualidad uruguaya en general y en particular de la política en el último medio siglo. De sus luces y sombras podría decirse que reflexioné en esa nota.

Quiero profundizar hoy, con más espacio, en varios aspectos manejados allí. Antes, reitero lo que pienso cuando se trata de opinar sobre alguien que acaba de fallecer: pienso que nada de malo tiene opinar sobre su gestión, ya sea a favor o en contra; y que no corresponde, en cambio, hacer enjuiciamientos de carácter personal, dado que el acusado ya no está para poder defenderse (salvo que hablemos de inmoralidades muy graves y comprobadas).

Pero vayamos puntualmente al caso que nos ocupa ahora. Lo negativo que alguna vez he dicho sobre el accionar político de Astori, con total tranquilidad de conciencia puedo decirlo nuevamente ahora, porque no se trata de nada personal. Además, porque justamente ya lo he dicho antes, mucho antes y muchas veces. En cuanto a lo positivo, también puedo volver a sostener ahora lo que sostuve en anteriores ocasiones; es decir, no lo hago -como hacen muchos- porque haya fallecido (y pareciera que entonces se lo debe poner enseguida en un pedestal).

De hecho, hace exactamente un año, en noviembre de 2022, Danilo Astori dejaba su banca en el Senado de la República y en este mismo espacio de contratapa, dábamos nuestra opinión (favorable en algunos puntos, desfavorable en otros) sobre lo que había significado la amplia trayectoria del ex Vicepresidente y ex Ministro de Economía.

Con algunos cambios, lógicos, porque el tiempo (aunque sea solo un año) lleva a veces a modificar perspectivas, hoy volvemos a plantear aquella reflexión del año pasado:

«… En cuanto a su trayectoria profesional, hay que destacar su inteligencia, su brillantez, un hombre de una formación extraordinaria que a los 33 años ya era Decano de la Facultad de Ciencias Económicas (si mal no recordamos, es el decano más joven que tuvo la Universidad de la República en toda su historia), y para eso, entre otros méritos, ya tenía los títulos de Contador y de Economista. No es para cualquiera, ¿verdad? Un hombre que ha sido convocado para disertar sobre Economía en los países más diversos y para orientar proyectos en todo el mundo. Un hombre que allá por el año 1983, aún en plena dictadura y estando separado de su cargo docente en la Universidad, tenía un espacio radial donde explicaba a la población, de forma sencilla y amena, complejos temas de Economía. En fin, una figura mayor de la intelectualidad uruguaya, no creemos que alguien lo dude.

Después, podemos pasar a su faceta política. Y políticamente también lo respetamos mucho a Danilo Astori.

Hay quienes dicen que fue el mejor Ministro de Economía que tuvo el Uruguay. Yo digo que tuvo aciertos y errores como todos, no estoy en condiciones para decir si tal o cual ministro fue mejor o peor que tal otro. También depende mucho del contexto indudablemente, porque, por ejemplo: ¿no fue un gran Ministro de Economía el abogado Alejandro Atchugarry en medio de la tormenta del 2002? Siempre lo decimos: todos los gobiernos hicieron cosas buenas y malas, todos. Logró Astori cosas muy buenas, pero tampoco nos podemos olvidar que bajo su dirección económica el Uruguay triplicó la deuda externa y eso lo pagamos todos, o que también dio a jubilados aumentos de 200 pesos, como tanto se critica hoy. Recordamos que hasta las murgas capitalinas más afines al izquierdismo, dos por tres le daban algún “tirón de orejas” al “compañero Danilo”.

Pero decíamos, que más allá de compartir o no algunas de sus ideas, para respetar a Danilo Astori como político, quizás alcance con saber, por ejemplo, que no llegó a ser nunca Presidente de la República por no ser un demagogo más de los tantos que nos rodean en la política, por ser un hombre que siempre tuvo altura en sus apariciones en público, que nunca nos dejó mal parados en el exterior por decir disparates como si estuviera en un boliche, por no hacerse el pobre ni andar desprolijamente vestido con tal de captar un voto, por ser un hombre, me parece, auténtico. ¿Se entiende? Con ideas que por supuesto se podrán compartir o no, pero auténtico.

Sin embargo, ¿contra qué chocó Astori cuando le tocó ser Ministro de Economía?, chocó contra una realidad que nunca es igual a la que se ve desde la oposición. Fíjese usted que Astori era de los que antes del año 2004, pensaba que con algunos pocos ajustes que se hicieran en la economía del país, poco menos que se terminaba de un plumazo la pobreza. Y estuvo quince años, entre Ministro de Economía y Vicepresidente de la República, y la pobreza no se terminó, y si seguía gobernando el Frente Amplio quince o veinte años más, seguro que tampoco se terminaba. No porque Astori no lo quisiera, por supuesto, sino porque no es fácil. Esto es como cuando la coalición multicolor que hoy nos gobierna, decía en 2019 que iba a terminar con la delincuencia fácilmente, y la realidad demuestra otra cosa.

Astori era de los que decía que los uruguayos no éramos libres, porque nadie puede ser libre siendo rehén de tantas deudas que tiene que contraer para poder vivir, decía, y hoy hay más de un millón de personas en el Clering, y esto claramente no empezó el 1° de marzo de 2020.

Pero ahora queremos detenernos en otra cosa, para la que también sirve el caso Astori como pretexto… ¿Sabía usted que Astori cobró $ 510.418 (quinientos diez mil cuatrocientos dieciocho pesos uruguayos) por mes, (insistimos: sin ir a trabajar, más allá que su salud lo justificaba) y que si sumamos todos esos meses nos da como resultado que cobró sin ir a trabajar un total de $ 16.334.656 (dieciséis millones trescientos treinta y cuatro mil seiscientos cincuenta y seis pesos uruguayos)?

¿Es un tema específico o particular de Danilo Astori? No, por supuesto que no. El tema es que las leyes son así. Lo hizo él como lo haría cualquier otro Senador de la República de cualquier otro partido. Claro, llama la atención que en este caso estamos hablando de alguien perteneciente a un partido que siempre habló de la “necesidad de distribuir mejor las riquezas” y que en quince años, y con mayorías parlamentarias, no haya podido modificar eso. ¿O no quiso hacerlo?».

En definitiva, luces y sombras…

En definitiva… La partida de Astori nos enfrentó de golpe a la comprobación de que una valiosísima camada de lo mejor de nuestra política (Batalla, Seregni, Vázquez, Jorge Batlle, Astori…), ya ha cruzado el último umbral.

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