Días atrás en estas columnas planteábamos la interrogante de si los uruguayos seríamos capaces de establecer los límites razonables frente a los conflictos planteados en estos tiempos, cuando se está discutiendo el presupuesto quinquenal que marcará el terreno para los próximos cinco años de gobierno.
Lo dijimos cuando uno tras otros los reclamos sindicales, fueron desembocando en paros y otras medidas cuyo alcance no parece que se haya medido debidamente.
Lo más preocupante a nuestro entender, es la facilidad con que se toman medidas extremas, dando la sensación que estamos ante acciones tomadas con ligereza, aún cuando haya derecho a tomarlas.
Dos han sido las medidas más perjudiciales, por un lado, el paro de los funcionarios municipales de Montevideo, sector limpieza, que llevan ya varios días sin levantar la basura y cuya medida según las últimas encuestas, tiene un amplísimo rechazo de la población montevideana.
La restante es la decisión de AEBU, que afecta la cámara compensadora de cheques (clearing), entorpeciendo en buena medida la actividad económica del país.
No dudamos que son medidas legítimas, lo que no admitimos es que se disparen ante situaciones que no parecen, de ninguna manera justificar estos extremos.
En momentos en que Uruguay está en pleno desarrollo del turismo, mostrar una ciudad cubierta de inmundicias en todas sus calles, no es una cosa menor.
Pero la cuestión va más allá, en cuanto luego de algunos días de amontonarse estos residuos en la calle, con el calor de este anticipo veraniego, comienzan a proliferar los insectos, los roedores y otras inmundicias.
En materia de la limpieza de Montevideo se ha anunciado que serán efectivos militares los encargados de realizarla, mientras ADEOM mantenga su decisión de no cumplir funciones.
Se nos podrá decir que sacar los militares a la calle, es una medida que jamás tuvo aceptación en la izquierda uruguaya y es verdad, pero de ninguna manera puede jugarse con la salud de la población y cuando se llega a estos extremos es difícil pedir sensatez en las medidas, porque tampoco la hay en la contraparte.
ADEOM debe entender que ningún derecho gremial o individual incluso, puede violar el derecho de la ciudadanía a la salud y a las condiciones mínimas de higiene.
Es de desear que finalmente prime la sensatez, tanto en este como en los restantes terrenos en los que actualmente existe una alta conflictividad.
