En Salto se registraron hasta el momento 17 fallecimientos por Covid 19, 1041 en total en todo el país hasta el día de ayer.
Así y todo muchas personas piensan que la pandemia es para otros, ni para si, ni para familiares o amigos.
Hoy estamos sitiados, la mayoría conoce a alguien que está o ha cursado la cuarentena, tiene o ha tenido covid, en la mayoría con síntomas leves.
Una de las mayores preocupaciones de los que se cuidan es contagiar a personas mayores, con factores de riesgo.
La muerte es lo que paraliza y hace reflexionar, muertes como la de Sonsol que sorprendió a parte de la sociedad, un hombre público, periodista televisivo y radial con una personalidad avasallante, carismático, que a simple vista nada lo podría derrotar.
El fallecimiento de la madre del jugador Torreira también ayudó a pensar que esto del Covid, es verdad, que está aquí, una mujer joven, de 53 años, con un hijo famoso, que quizá ante cualquier otra enfermedad podría ofrecerle los mejores tratamientos y cuidados.
Esta pandemia no mira, ni edad, ni situación económica, ni fama ni éxito.
Lamentablemente mientras estas personas mueren y otras pelean por vivir, sigue habiendo gente que vive en la total indiferencia, organizando fiestas clandestinas, producen aglomeraciones sin ninguna conciencia.
La llegada de la vacuna ha devuelto la esperanza que esta epidemia pueda tener un punto final, ¿ cuándo? La gran pregunta , sin respuesta.
Aún así hay que seguir cuidándose, manos limpias, uso de tapaboca, distanciamiento social.

“En estos momentos hay que cuidarse y recordar que no hay edad, nos toca a cualquiera”
Edi Ojeda Portillo
Nuestra entrevistada padeció la enfermedad y, lamentablemente a través suyo parte de su familia, también. En el proceso, su madre de 92 años falleció, si bien fue una paciente asintomática, la edad, la parte neurológica y una caída, no le permitieron resistir.
Convencida que, “todos nacemos con fecha de vencimiento”, por lo cual no le teme a la muerte, asegura temerle sí al dolor, el cual sufrió mientras estuvo con Covid 19.
MALOS MOMENTOS
Mi mamá en realidad no falleció por el coronavirus. Lo que sucedió fue que yo la contagié, y los médicos nos dijeron que, las personas mayores, como ella, que tenía 92 años, les ataca el sistema neurológico; ella se tiró de la cama dos veces, y en la tercera vez, se quebró la cadera y se lesionó la pierna, la que quedó horrible, y su organismo no resistió. Es más, era asintomática. Reitero, no resistió los dolores, el sufrimiento, y como a los 92 años no le colocan yeso, ni la operan para colocarle prótesis, pasó unos días espantosos. No tuvo síntomas de coronavirus, le atacó la parte neurológica, no tuvo fiebre, no le afectó los pulmones, no tuvo resfrío ni nada de lo que se siente cuando da fuerte. Esa fue la explicación que nos dieron los médicos, quienes, en realidad, nos apoyaron y nos atendieron de maravilla, la Dra. Tenca y el Dr. Padilla, excelentes. Fue un combo de cosas.
Nosotros realizamos el velatorio cumpliendo con todos los protocolos. Estuvo los días que lleva el proceso indicado.
A mi madre no se la trató al momento de la muerte como una enferma de Covid 19. Eso porque ya se le había dado de alta; o sea la dejaron de todas maneras en el grupo de Covid como le llaman, porque, entre que le dieron el alta y el tiempo en que había que preparar todo lo que le estaban haciendo, iba a llevar más de un día, por lo tanto se optó por dejarla internada y seguir atendiéndola. De igual manera todos los días nos decían que teníamos que prepararnos para lo peor porque su físico no le iba a dar para resistir.
En mi caso, me avisaron el 31 de diciembre a las 22:00 horas que yo quedaba en cuarentena porque a un compañero le había dado positivo. El impacto fue muy feo. Lo primero que pensé fue precisamente en mi madre quien vivía conmigo desde hacía cuatro años. Uno nunca lo espera. Además, como era una enfermedad tan nueva, de la cual no se sabía prácticamente nada. Fíjese usted que, hasta ahora no se sabe nada, porque, si es una enfermedad altamente contagiosa, por la cual uno se puede morir por eso, y sin embargo le dan solamente un analgésico. Hay tantas cosas que uno se empieza a cuestionar después. Yo la verdad que la pasé muy feo. Con mucho dolor.
Pasan muchas cosas por la cabeza. Porque, en primer lugar uno se acuerda de los seres queridos, reitero, principalmente en mi madre. Luego en mi hija menor que vive con nosotros, mi esposo (a quienes nos encuarentenaron), mis familiares, el entorno en general. Uno no sabe de qué manera se lo contagia y empezamos a vivir el día a día a ver qué pasará. Realmente no se puede hacer otra cosa.
Lamentablemente contagié a mi madre y a mi hija, y, mi esposo, que era quien nos atendía, por suerte no, él no se contagió.
Yo me sentía horrible, cansada sin ganas de nada, solamente quería estar acostada, con mucho dolor de cabeza, en los ojos, en los huesos. Sin embargo, a mi hija, le dio de manera diferente. Por eso digo, es relativo, si se habla con cada una de las personas a las que afectó, les ha dado de forma diferente. A mí no me dio fiebre pero, a mi compañero de trabajo, por ejemplo, le dio neumonía y lo tuvieron que internar, a otro le atacó mucho la tos y fiebre.
FECHA DE VENCIMIENTO
En realidad yo no tuve miedo a la muerte porque no le tengo miedo a la misma. Es algo muy personal, muy íntimo. Yo lo tengo muy asumido, como lo decía mi padre, que nacemos con una fecha de vencimiento y, de alguna manera, algo nos va a pasar. No sabemos el momento pero, nos va a llegar. Sí a lo que le tengo miedo es al dolor, y la verdad es que sufrí mucho dolor. Se pasa mal, realmente, se pasa mal.
Me imagino lo que sufrirán las personas que tienen problemas respiratorios, o que son diabéticos o que tengan otra patología. A ellos les digo que se cuiden mucho porque, realmente, se pasa muy mal.
MENSAJE
Puedo decir que, fue algo impensable para nosotros. Porque, esta enfermedad hace unos años no existía, era impensable. Debemos cuidarnos en el día a día. Pienso que todo el mundo se tiene que proteger, si bien todos tenemos que salir a trabajar igual, hay que estar preservado, hay que estar con los cuidados debidos porque, a cada uno le puede tocar de forma diferente. Hay gente a la que le ha dado leve pero, hay gente a la que no. Además, uno nunca sabe a quién más puede contagiar. Yo no pensé que lo tenía, porque, nunca pensé que me había contagiado. Y realmente puedo decir que, es horrible cuando uno se da cuenta de que le está pasando algo diferente. Por eso, hay que cuidarse, ya que no sabemos la reacción de nuestro cuerpo ante esto, no hay medicamentos para enfrentarlo, que lo cure, hay ayuda para aliviar, nada más. En estos momentos hay que cuidarse; está muy complicada la situación. Y recordar que, no hay edad, nos toca a cualquiera.
Dos religiosos y un profesor de Yoga reflexionan sobre el acompañamiento espiritual ante la muerte
Para hablar de «acompañamiento espiritual» ante la muerte en este tiempo de pandemia, EL PUEBLO procuró la palabra de dos religiosos y de un referente en terapias de corte espiritual, como el Yoga. Es así que dialogaron con este diario el sacerdote Raúl García, que si bien sigue perteneciendo a la Diócesis de Salto, se encuentra trabajando en Paysandú (Director del Colegio y Liceo de Rosario y colaborador de la Basílica del Rosario), el Pae Richard Soto de Xangó (Umbandista) y el profesor de Yoga Integral Luciano Apuzzo (al frente del centro Sol y Luna). Lo que sigue es una síntesis de lo expresado por cada uno de ellos.
Sacerdote Raúl García: «La pandemia ha traído mucha soledad y distancia humana, y en la muerte se hace muy presente»
«El mejor modo de acompañar a alguien ante la muerte de un ser querido es la presencia, el «estar», antes que las palabras. Así que la pregunta de inicio es ¿cómo hacerme presente, cómo estar? En estos tiempos de pandemia, la pregunta se nos torna más exigente, a quienes se nos llama para acompañar, desde el ministerio sacerdotal en nuestro caso. La muerte siempre tiene algo de injusto y de solitario. En pandemia, estos aspectos se redoblan, bien porque la causa directa es el Covid, bien por las circunstancias de cómo se muere y el acompañamiento y posterior duelo de los familiares, los gestos de despedida se ven reducidos en tiempo y participación (velatorio, sepelio). Se vive la sensación de haberlo dejado solo o no haber estado del modo querido, los gestos simbólicos de despedida quedan más o menos truncos. La pandemia ha traído mucha soledad y distancia humana, y en la muerte se hace muy presente. Ante esto, asegurada la presencia, ¿qué podemos decir para acompañar? Lo que podamos expresar, del mejor modo que salga, será que no están solos. En momentos de soledad, sabernos acompañados, amados, es el mejor sostén y fuente de esperanza y consuelo. Lo que se diga tendría que trasmitir el mensaje cristiano de que Dios nos acompaña incondicionalmente, especialmente en el dolor y en la muerte, tanto a la familia como al ser querido que ha muerto. Que nunca estamos solos, que está con nosotros como compañero de camino para alentarnos y consolarnos. Y que hay una comunidad cristiana que los acompañamos y estamos a la orden. Sentirse acompañados por Dios y por los otros puede ser el inicio del consuelo, en estos tiempos donde la pandemia nos pega con la soledad. Ojalá lo que digamos aliente por esa dirección».

Pae Richard Soto: «Esta forma de morir es extraña respecto a lo que es en sí el proceso de la muerte»
«Siempre digo que nosotros nacemos y renacemos a cada instante, nace una jornada y muere una jornada. Y la vida es un constante aprendizaje sobre la vida y la muerte. Pero esta forma de morir es extraña respecto a lo que es en sí el proceso de la muerte, porque el ser humano se va totalmente solo, sin sus afectos. Entonces pienso que en estos tiempos, en el aquí y el ahora, estamos ante una nueva reflexión que nos impacta y nos moviliza muchísimo, afectado emocionalmente a familiares y a la sociedad toda. Hoy pienso, y pensamos en el colectivo, que debemos renovar la fe y la nueva esperanza, esperanza de acompañar y acompañarnos en estos momentos tan difíciles, de tanta angustia, de tristeza frente a una nueva situación de aprendizaje. En estos momentos hay mucha gente que manifiesta que tiene miedo de morir. Acompañar en estos momentos de pérdidas es hacerlo desde el amor y la fe. Y todos debemos seguir promoviendo el cuidado, cuidarse y cuidar. Desde mi lugar de religioso significa, en una cadena de pedidos de fe en tiempos tan complejos, acompañarnos con la distancia física tan necesaria pero en unión por la oración. Pienso que realmente en estos momentos debemos acompañar mucho más con la oración, la oración debe estar presente en el acompañamiento de ese ser querido que está partiendo, de esa familia que queda totalmente despojada porque no puede asistir a lo que es una ceremonia de velatorio, entonces creo que la oración y la fe son muy importantes. La fe es el alimento de mi existencia, creo que debemos abrazarnos mucho más a la fe en estos tiempos».

Prof. de Yoga Luciano Apuzzo: «El dolor y el sufrir es algo natural que tiene que pasar»
«Una persona, cuando tiene una experiencia en la cual un familiar fallece por esta situación, a veces el proceso entre que la persona se contagia, aparecen los síntomas, deriva en algo más grave y finaliza con el fallecimiento, es algo que se puede dar en un período muy corto y el familiar no estaría «preparado» para la situación, lo que le produciría un choque muy importante que haría que esa persona se encierre quizás en sí misma, empezando de esa forma el duelo. Nosotros decimos que el duelo consta de cuatro etapas. Primero la negación, cerrarse a la realidad de que la persona falleció y ya no va a estar más. Luego, en la segunda etapa comienza a aceptar que esa persona ya no va a estar. Luego, la tercera etapa en la que se va reacomodando y reestructurando, etapa de ajuste, de acomodo necesario para continuar con la vida. Y en una cuarta etapa la persona comienza ya a hacer una vida más cotidiana. El período de dolor es natural y comprensible. El dolor y el sufrir es algo natural que tiene que pasar y que a todos nos pasa como seres humanos. Este duelo tiene una duración de entre 2 y 3 años, digo aproximadamente porque hay personas que lo hacen en menos y otras en más tiempo. El aporte que nosotros podemos brindar en todo este proceso es ir ayudando, acompañando a través de las herramientas que el Yoga brinda, que puede ser respiración, relajación, meditación, Cantos de Mantras y movimientos con el cuerpo físico. Usando esas herramientas, que son muy variadas, podemos ayudar a la persona a que vaya transitando por estas etapas, acompañándola desde este lugar, brindándole herramientas que pueda usar en sí misma para que todo este proceso vaya haciéndose de una forma natural y paso a paso. Esto sería la mejor forma, la forma más idónea. El problema es que este proceso de duelo se extienda y ya no lleve 2 o 3 años, sino 4 o 5, y la persona entre en un pozo depresivo, esto le produce un gran sufrimiento a largo tiempo, además del dolor por la pérdida en sí, carga todo este peso durante años, por no ir recorriendo las etapas en forma paulatina. Nuestra ayuda es poder ir recorriendo el proceso correcto, etapa por etapa».
Psic. Alejandro Pignataro: «Frente a cualquier pérdida necesitamos pasar por un proceso de duelo, porque es la única forma de sanar»
Uno de los entrevistados para este informe fue el psicólogo Alejandro Pignataro, quien dijo como primera reflexión general, que «el contexto actual nos ha obligado a repensar, ver las cosas de otro modo, sobre todo en cuanto a estas ideas recurrentes que día a día se presentan ante nosotros, como la idea de la muerte, y más de un ser querido».

-Hablemos de «Duelo», ¿qué es?
Cuando hablamos de «Duelo» hablamos de dolor, un dolor que puede llegar a nuestras propias vidas o las de quienes nos rodean por la pérdida de alguien o algo.
Este dolor, al no ser «deseado» resulta más difícil de «querer» transitarlo, pero es necesario. Queda claro que muchas veces no podemos elegir lo que nos pasa, pero sí qué hacer con eso… Frente a cualquier pérdida necesitamos pasar por un proceso de duelo, porque es la única forma de sanar. Una de las principales resistencias a transitar por el camino del «dolor» es el miedo: miedo a sufrir más de lo que uno ya está sufriendo, a no poder soportar la impotencia de no ver a ese ser querido nunca más, a vivir situaciones de angustia extremas… Otro de los grandes miedos que suelen surgir es al «olvido». Son muchas las personas que se niegan a transitar por el duelo por sentir que «duelar» es igual a olvidar, cuando en realidad es todo lo contrario: es ver la pérdida desde otra óptica para poder darle un lugar sano dentro de sí mismo. En este sentido, «duelar» es «integrar» y es también aprender a convivir con el dolor como un «aliado» y no como un «enemigo».
-Generalmente se habla de «momentos» del duelo…
El duelo consiste en una sucesión de varias etapas, a las que yo llamo «momentos»; es normal que esos momentos no se den de forma lineal ni en un orden lógico, pero sí es necesario pasar por todos ellos para poder «sanar». El primero es el estado de «shock»: el impacto que genera esa pérdida puede ser tan fuerte que se suele traducir en «negación» de la situación («Esto no puede estar pasando. Debe haber un error»). Suele ser el momento de mayor incertidumbre, estrés y ansiedad.
El segundo momento es el de la rabia, el enojo, contra todo y todos. En el intento de encontrarle explicaciones a lo sucedido, en la persona suele emerger la impotencia y al no encontrar respuestas «claras» es inevitable que aparezca ese enojo.
Esta rabia también genera varias preguntas, muchas de ellas sin respuestas, pero que siempre hay que considerarlas como «desafíos», ya que nos posicionan en un lugar de analistas de nosotros mismos y esto puede ayudar a encontrar determinadas herramientas para poder manejar la situación que nos agobia.
El tercer momento es el de la negociación o el «pacto», es decir, se afronta la culpa que se ha podido generar y se busca una «reconciliación» con aquellas personas o ideas hacia las se dirigió la ira. Ya no se las ubica en el lugar de «culpables» y se comienza a entender la situación desde otros lugares.
El siguiente momento es el del reencuentro con la tristeza, pero esta vez desde la toma de conciencia de la ausencia del ser querido.
En muchos casos la persona también siente vacío o un dolor muy intenso y expresa esto mediante el llanto y es lo más sano que puede existir: sentir la necesidad de llorar y no hacerlo puede probar otras consecuencias sumamente nocivas para la salud.
En estos momentos es muy común rememorar a la persona que se ha ido, así como situaciones y momentos vividos con ella. Y otro de los grandes momentos de todo duelo, es el reconocimiento real de la pérdida y la situación de dolor que conlleva, pero con la idea de que «se aprende» día a día a «convivir» con el dolor, al punto de generarnos alegría y felicidad el recordar a la persona perdida, porque incorporamos su recuerdo desde un lugar «sano» dentro de nosotros.
- ¿Qué importancia contar con otros como apoyo?
Si bien toda la vida estuvimos enfrentados a pérdidas de seres queridos, directa o indirectamente, en el contexto de distanciamiento social producto de la pandemia, lo que suceda en cada uno de esos momentos puede ser agudizado y ser más doloroso.
Por ejemplo: en la fase de «negación», no poder ver a la persona que se ha ido puede agudizar la intensidad del momento; en los momentos de enojo, ira o tristeza, estas emociones se pueden ver intensificadas debido al encierro y al poco contacto con lo social. Cuando la persona toma conciencia de esto y sienta que no sabe cómo transitar el duelo, siempre es recomendable identificar las «redes» que la sostienen, familiares, amigos, compañeros, terapeutas… y «pedir ayuda», sin vergüenza, sin sentimientos de culpa y sin miedos a ser juzgados por ello.
Somos seres humanos y, como tales, tenemos que considerar dos aspectos que nos definen: somos seres «sociales», necesitamos de otros/as para sobrevivir, y somos también seres con limitaciones, muchas veces no vamos a poder solos con todo y necesitamos de alguien más para poder continuar en el camino.
- ¿Podemos hablar de sugerencias para enfrentar el duelo?
Frente a la situación de duelo en pandemia, es importante mantenerse conectado para consolidar el apoyo que se necesita, poder adaptar la rutina a la nueva realidad (para así mantener una sensación de orden y sentido a pesar de lo que pudo haber cambiado) y limitar la recepción de noticias, ya que al estar todo el tiempo pendiente de las noticias sobre la pandemia se podrá concentrar en las pérdidas y aumentará el nivel de ansiedad. El duelo genera muchas preguntas y es normal que esto suceda, más en estos tiempos.
Una de las más recurrentes es si afrontar solo/a o acompañado/a el dolor por la pérdida: como sugerencia lo que planteo es que se puedan combinar y equilibrar ambos aspectos, es decir, articular los momentos de soledad, porque nos hacen conocernos a nosotros mismos, con el cuidado de no dejar de lado la comunicación con los demás, con los medios que nos hagan sentir cómodos y en los momentos en que consideremos que es oportuno. Otra de las preguntas recurrentes es si es sano «pensar» en lo sucedido u «olvidar».
El olvido nunca es una buena opción, el «pensar» es sano y es normal que se piense en la pérdida que se vivió; por eso es que no hay que tener miedo al pensamiento que llega, ya que a medida que se vayan dando los momentos del duelo se irá comprendiendo mejor cada imagen, cada idea, y se le irán otorgando sentidos más clarificadores.
En cuanto a la comunicación, es importante que las personas puedan hablar de la pérdida con quién lo necesite, cuándo lo necesite y cómo lo necesite; según el estado emocional sentirá que necesita hablar con una persona o con otra.
Aun así, es importante que se puedan buscar otros temas de conversación y volver a conectarse con el día a día, siempre priorizando el autocuidado. En tal sentido, es fundamental que se puedan identificar las fortalezas y las habilidades personales para poder afrontar situaciones difíciles de la vida.
“La población en general ha colaborado muy bien, ha entendido la situación y las disposiciones”
Juan Lagos – Empresa La Salteña
Tiempos de pandemia, desde un año hacia aquí, con modificaciones de las actividades en todos los rubros pero, una de las mismas, la cual tuvo un cambio vertiginoso, fue el de las empresas fúnebres.
El tradicional duelo, conformado por el velatorio y posterior sepelio, donde se les presentaba respeto a los deudos, se vio de un día al otro cambiado en su ritual por los protocolos impuestos por las autoridades sanitarias.
Juan Lagos, funcionario de más de 30 años de Empresa La Salteña, nos comenta cuáles fueron dichos cambios y de qué manera se han venido desarrollando los servicios que prestan, y el papel que juegan como respaldo a la familia ante un momento tan difícil como es el de la muerte.

PROTOCOLOS DE PRESTACIÓN DEL SERVICIO
Lo que ha cambiado a causa del protocolo, es que, al ser todo con mayor control y, principalmente, reducir la aglomeración, que es el principal objetivo a lograr, los velatorios son reducidos en horario, o sea, en tiempo; el protocolo que tenemos para trabajar nos indica un máximo de cuatro horas de velatorio para la familia, si bien, nosotros, o sea Empresa La Salteña, no le prohíbe la entrada a nadie a los velatorios; sí, cuando se trata el servicio con el familiar, se le hace ver que el protocolo indica un velatorio de 20 personas participando en el servicio, pero que nosotros no le prohibimos la entrada a nadie, si bien se controla por parte de la familia, que no haya aglomeración de personas en la sala, cuando hay mucha gente, observamos el que no se pase el número de personas permitido, y que a medida que vayan saliendo algunas vayan ingresando otras, para que puedan todas ellas participar. Pero, en sí, lo que se trata, es que participe solamente la familia.
Luego tenemos el caso de aquellos familiares, muchos, que no hacen el velatorio, porque creen que, lo conveniente, es la no aglomeración, decidiendo no hacerlo. Se fija un horario y se coordina para hacer el sepelio directamente después que se realizan los trámites correspondientes. Pero eso lo decide la familia; no nosotros. La familia decide si velar o no velar.
En cuanto al tema con la manipulación del cadáver, es así. En su momento, quizás se manejaron comentarios, diversos, pero, lo que se dispuso fue que, no se puede sepultar un cadáver de Covid, en panteón o nicho, porque, la reglamentación de necrópolis, de salud, indica que, toda persona fallecida con una enfermedad infectocontagiosa, debe ser sepultado en tierra, no en nicho ni panteón. Esa es la imposición que hay a nivel gubernamental. Entonces, qué pasa. Hoy, se cuenta con el tema del crematorio, por lo tanto, fue una opción más que se tuvo, o se sepulta en tierra, que es, reitero, lo que disponen las normas, las disposiciones necrológicas que hay, o se crema. A la opción que había se le agregó la de la cremación. Pero, nunca fue una disposición que impusiera la cremación sí o sí.
También, cuando se debe trasladar un cadáver hacia otro lugar, otro departamento, por ejemplo, también existe un protocolo. Nosotros no hemos hecho traslado aún, porque los servicios de Covid que hemos tenido o se han cremado, o se han sepultado. El primer caso de Covid en Salto lo tuvimos nosotros, que fue el del camionero brasileño, y en ese servicio hubo una disposición a nivel nacional de migración de que las cenizas una vez cremado fuera trasladado a Brasil, con todo el protocolo correspondiente. Para los traslados existe el protocolo con el mismo sistema de para acá, con la única diferencia que, dicho traslado se debe hacer con un vehículo que tenga separación con el lugar donde va el chofer, o sea un furgón, con separación. Pero en sí el protocolo es exactamente el mismo que se utiliza para los servicios fúnebres de Covid. Cada funcionario con su vestimenta, con la desinfección, con la bolsa de cadáver que la debe entregar la institución donde fallece la persona, luego se retira el cuerpo en ataúd cerrado, y evitar lo menos posible el contacto en velatorios y la menor cantidad de realización de estos. Nosotros tuvimos solamente un caso de velatorio con Covid; los demás casos por disposición de la familia no se han hecho. Resumiendo, existen protocolos tanto para los velatorios como para los traslados.
LA GENTE RESPETA LAS DISPOSICIONES
La gente lo ha tomado muy bien. Nosotros pensamos en el principio que iba a ser muy difícil pero, en esa parte, en la de aceptar las disposiciones, por lo menos nosotros, Empresa La Salteña, no podemos decir que haya habido inconvenientes, sí, en muy contados casos, uno o dos a lo sumo, que la familia consultó el porqué de esas medidas, pero, luego, la gente viene mentalizada respecto al tiempo en que vivimos, y ya vienen dispuestos a someterse y cumplir el protocolo dispuesto.
La población en general ha colaborado muy bien, ha entendido la situación, que es lo más correcto, conveniente y beneficioso en este momento. Porque, no olvidemos que, uno ve a personas de edad, por ejemplo, que vienen a los servicios que, entendemos que han sido conocidos y amigos, pero, nos parece que hay otras formas de saludar y acompañar a los deudos, y no arriesgándose al contacto. De todas formas cumplen con lo establecido.
Las familias en sí han comprendido y cuando vienen a tratar el servicio ya están dispuestos a cumplir el protocolo a aplicarse.
UNA MODALIDAD QUE HA VENIDO PARA QUEDARSE
Comentamos mucho con los compañeros que, esta modalidad impuesta por la pandemia, puede ser el futuro frente a los tradicionales servicios de velatorios y sepelios. ¿Por qué? Porque hace 33 años que trabajo en la empresa y, cuando empezamos, eran los primeros tiempos de las salas velatorios de cuyos servicios, de 10, tres se hacían en la sala y los otros siete en los domicilios. Hoy no se hacen más servicios a domicilio, salvo casos excepcionales. Lo mismo ha venido pasando con la cremación, lo que cada vez ha venido siendo más utilizada. Ahora, este sistema actual viene para quedarse, porque, evaluando el tiempo del 2 de noviembre, antes a los cementerios concurría muchísima gente, sea por la tradición o por respeto a los seres queridos. Hoy, es muchísimo menos. La gente de tradición es la que se ha ido yendo; y la gente joven de hoy, lo que quiere es resolver todo en el día, si falleció un ser querido y hay que velarlo, sepultarlo o cremarlo, quieren hacerlo todo rápido, ya ni siquiera quieren la reducción a los tres años, y por eso creman, por ejemplo. Vivimos una vida más rápida en todos los órdenes de las cosas.
“Nos alegra que la gente haya tomado esa determinación de parar porque se dan cuenta
que esto está realmente feo y complicado”
Para Josué Lima, Coordinador del CECOED por IdS
Josué Lima es el Coordinador del CECOED (Centro Coordinador de Emergencias Departamentales) por la Intendencia de Salto, quien en diálogo con EL PUEBLO para este Informe, se mostró optimista por la reacción positiva del salteño a las medidas que se tuvieron que tomar para esta Semana de Turismo y entiende que están dando resultado al revertirse la curva ascendente por una descendente en cuanto a los casos de COVID detectados, por lo que es de la opinión que las mismas deberían mantenerse un tiempo más, además de insistir con la debida concientización de la gente en bajar la movilidad y evitar aglomeraciones. Lima también entiende que la aparición de la nueva cepa P1 incidió en que los más jóvenes también tomaran sus recaudos por ser altamente contagiosa en edades tempranas.

- ¿El CECOED de Salto debió tomar nuevas medidas para evitar la movilidad esta semana porque la gente no ha tomado conciencia de lo que es esta pandemia del COVID 19?
- Tuve esta semana un trabajo bastante intenso con el equipo, estoy en el CECOED desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche por llamadas, denuncias, por controles en lugares donde habíamos decidido por resolución que eran impropios para el estacionamiento y que ya todos conocen, como la franja costera, la parte de La Gaviota, el camino hasta Salto Grande. La novedad es que vimos poca movilidad, no tuvimos tantas intervenciones.
En los últimos días, hasta ayer (jueves) inclusive, creo la gente tomó conciencia, las denuncias no fueron tantas. En las noches tuvimos algunas intervenciones, pero interviniendo antes de que pasara algún evento, algún acto religioso. Por eso entiendo que la gente tomó conciencia. Cuando tuvimos aquel pico máximo de casos y con la llegada de la nueva cepa P1, que ya también podía afectar a las personas más jóvenes, que eran las que quizás tenían menos conciencia de esto o porque se sentían liberados de la enfermedad, ahí hubo un parate, y eso se notó en la movilidad, que fue poca en Salto. Y en horas pico que sí se veía movilidad, nos llevaba a pensar que ahora sí podría pasar algo, pero no, se respetaron las medidas.
Sabemos que hay reuniones familiares porque hay muchos lugares donde la gente no se puede juntar, sobre todo los jóvenes, entonces sabemos que se reúnen en algunos domicilios, y es ahí donde tenemos que hacer algún tipo de intervención. Pero ayer, por ejemplo, nos pasaron que en Salto teníamos 392 casos, lo que significa que ha bajado un montón en base a lo que veníamos subiendo progresivamente y de forma exponencial, y pienso que este nuevo dato se debe también al tema de la movilidad. En todas las formas que hemos adoptado con el Comité de Emergencias de trabajar en conjunto con Prefectura, con la Policía, con Caminera, con Salud Pública, con todos los entes que están, han volcado un poco de lo suyo para trabajar en conjunto, entonces se comenzó a ver los resultados de ese trabajo.
Pienso que no todo es tan negativo, ayer hablaba con un compañero de trabajo y comentábamos que cuando las cosas están mal, donde no podemos creer que con todas las cosas que están pasando haya tanta gente en la calle que no toma conciencia, pero en estos últimos días hay que destacar que no hubo aglomeraciones en lugares donde siempre hemos tenido, acataron la orden de no estacionar, no tuvimos grandes dificultades. La gente tomó conciencia en estos últimos días, y hay que destacarlo. No solo las autoridades somos conscientes de lo que hacemos, sino que también la gente ha puesto lo suyo y nos facilitó bastante el trabajo. - ¿Se está pensando extender en el tiempo estas medidas o solamente fue por esta Semana de Turismo?
- En lo que me es personal, como CECOED y como Trabajo Territorial esta semana, me parece que no tendríamos que bajar los brazos y tendríamos que extender estas medidas un tiempo más, seguir trabajando, seguir también en esta lucha de concientización para que Salto vuelva a tener una normalidad. Todos estamos esperando la vacuna, pero tenemos claro que pasar de ocho a diez casos a cien, y luego a cuatrocientos casos es como para poner las barbas en remojo. Salto hoy está respondiendo bien y entiendo que las medidas que tuvimos que tomar son importantes, como también comunicar bien y trabajar en conjunto.
Desde el CECOED nos alegra que la gente haya tomado esa determinación de parar porque se dan cuenta que esto está realmente feo y complicado. Como dice cualquier vecino, “está fea la cosa”. Por eso digo, sigamos todos un poco más, sin bajar los brazos y extendiendo un poco más las medidas que se han tomado.
