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lunes, 12 de mayo de 2025
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Cuando el amor por los animales se transforma en una pasión

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Diario EL PUEBLO digital
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“Mientras tenga vida voy a estar…” Juan Carlos Sánchez es muy conocido entre los salteños por su actividad a beneficio de PRODEA (Protectora de Animales), institución con la que colabora desde hace diez años aproximadamente y por la cual trabaja para concretar el sueño de “mudarse a su chacra propia y que los bichos tengan una nueva vida” dijo Juan Carlos.
Si bien nació en Paysandú, un siete de abril del año 1949, con muy pocos meses de vida se vino a vivir a Salto con su familia por lo cual se siente un salteño más, según comentó.
Es único hijo y aquí en Salto cursó sus estudios y fue docente de carpintería en los talleres de Don Bosco en Montevideo y en la UTU (Universidad Tecnológica del Uruguay).
A razón de la docencia conoció a su actual esposa, Juana Corujo, una profesora de matemática actualmente jubilada, con quien luego de diez años de noviazgo se casó un 16 de noviembre del año 1982 y pasaron a vivir juntos en una casa a muy pocas cuadras de la vivienda donde se crió desde muy pequeño, en el barrio Lazaretto, viviendo prácticamente toda su vida en la misma zona “me quedé en el barrio” argumentó sonriente.

Si bien el matrimonio no tiene hijos, Juan Carlos reparte su cariño y cuidados además con los casi trescientos animales que se alojan en PRODEA, por quienes siente un afecto muy especial al punto que no quiso sacarse una foto para esta sección periodística con ninguno de ellos en particular en la medida que “son tantos que no se con cuál sacarme una foto, me gustaría que fuera con todos, porque todos son especiales” dijo Juan Carlos que profesa un gran cariño por estos animales.

Su vinculación a PRODEA

Juan Carlos no tuvo mascotas de niño ni de joven, recién tuvo su primer perro luego de haberse casado, y allí comenzó a ver esa relación tan particular que se da entre una persona y un animal, “cuando tuve mi primer perro me di cuenta lo que significa el amor de los animales” dijo, lo que lo llevó a comenzar a participar de las reuniones de PRODEA, institución a la que pertenece y que “mientras tenga vida voy a estar” afirmó.
A la primera reunión de la protectora concurrió por una invitación y de inmediato supo que su destino sería trabajar por la misma en beneficio de los animales, Juan Carlos informó que PRODEA existe de hace muchísimos años, pero recién en el año 1999 obtuvo su personería jurídica, lo que le dio más independencia para trabajar y lograr sus objetivos.
Recordó a su vez, los comienzos de las reuniones en pro de la protectora en calle Joaquín Suárez y Agraciada, en un terreno cedido a PRODEA donde se albergaban algunos pocos perros, pero después el número de animales fue creciendo y la institución debió trasladarse hacia un predio en la Avda Garibaldi, luego se volvió a mudar a su actual local y a la fecha Juan Carlos y los demás colaboradores de PRODEA esperan poder concretar la creación de los caniles en la chacra propiedad de la institución ubicada en la Avda. Concordia Nº 2250 donde serán albergados los casi trescientos perros con que cuenta actualmente la protectora. Respecto a esta chacra, Juan Carlos insistió en destacar la importante donación de una persona que decidió permanecer en el anonimato y colaboró con la mitad del dinero necesario para comprar la chacra, “hay gente que es así, colabora sin ningún interés de figurar en ningún lado como que donó tal cosa y colabora únicamente por el bienestar de los animales, por eso quiero agradecer este gesto” indicó.

“Cada perrito viene con una historia detrás”

Es muy difícil hablar con Juan Carlos y no escuchar la historia de algún animal al que han rescatado de una penosa situación, perros y caballos forman parte de los rescates más frecuentes, todos los cuales conforman el aliciente para que los amantes de los animales como Juan Carlos continúen trabajando en busca de su bienestar.
Es así que Juan Carlos comentó uno de los últimos rescates ocurrido frente al local de una pizzería ubicada en calle Uruguay y Osimani, donde una perrita se había ocultado entre las tablas de una tarima de madera instalada sobre la vereda para parir a varios cachorritos, hasta donde concurrieron colaboradores de PRODEA para desarmar la tarima y rescatar a la perrita y sus cachorros y luego volver a dejar todo en condiciones normales.
Son un sin fin los casos que Juan Carlos recuerda de los rescates realizados, pero prefirió contar el rescate de “Dino”, un perrito que había sido atado a un poste en un barrio al sur de la ciudad donde estaba siendo apedreado y apaleado por “chiquilines” , quienes en poco tiempo matarían al animal si PRODEA no recibe una denuncia de los vecinos del lugar, hasta donde concurrió Juan Carlos inmediatamente y logró salvar al pequeño perro, un barbilla que hoy goza de buena salud y se encuentra en la protectora.
“Cada perrito viene con una historia detrás y el solo hecho de saber que lo salvamos, que lo tenemos vivo y sano y lo recuperamos, es algo que nos da satisfacción” dijo Juan Carlos. Respecto al sentimiento que le genera para con las personas que maltratan a los animales, Juan Carlos fue muy respetuoso de las diferencias existentes entre quienes mantienen un cuidado responsable de los animales y quienes no lo hacen, diciendo que le genera “una mezcla de muchas cosas, de ignorancia por una cultura que había antes de que el perro es perro y nada más, es algo que yo no puedo entender como una persona puede tener un animal atado viendo como se muere cada día un poco más, de hambre, sed, frío, calor, muchas veces lastimado y sufriendo, yo no encuentro el adjetivo para definir eso, por eso prefiero pensar en la cantidad de gente que colabora con nosotros en el cuidado de los animales” concluyó Juan Carlos.

Diez años “golpeando puertas”

Durante estos diez años en los que Juan Carlos pertenece a PRODEA, reconoce que como integrante de la protectora tuvo que golpear muchas puertas para solicitar colaboración, en algunos casos obtuvo respuestas positivas y en otros casos no tanto, “contamos con el apoyo de mucha gente a la que le agradecemos y la ignorancia de otra parte de la población que no quiere colaborar, y nosotros comprendemos eso, no pretendemos obligar a nadie a que quiera a los animales, eso es una cuestión de sentimientos” reflexionó.
Si bien el objetivo de la protectora desde un primer momento fue recoger a los animales con riesgo de vida y en malas condiciones logrando que los mismos cuenten con un alojamiento transitorio y no que se transforme en un depósito de perros, Juan Carlos reconoció que la realidad los ha desbordado al punto que hoy en día cuentan con aproximadamente trescientos perros en población efectiva, destacando que durante al año 2012 “entraron 120 perros y salieron 80 en adopción”, por lo cual siempre son más los animales que ingresan por sobre los que son adoptados, lo que hace que el número de animales en la protectora siga en aumento, y por consiguiente aumenten los gastos de su mantenimiento, algo que preocupa a Juan Carlos, quien espera como aliciente para el cuidado de los mismos un convenio con la Universidad de la República para que los alumnos de dicha casa de estudios puedan brindar parte de la atención sanitaria de los animales.

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