Rutas de América nos vuelve a “cachetear”
Con varios años ya radicado en Montevideo, Pedro Forti es un salteño que no posterga el afecto por el terruño y las palpitaciones a distancia de todo el acontecer “naranjero”, sobre todo el deportivo. Con Progreso en el corazón. Pedro

defendió a la entidad de la ruta en los años 60 y 70. Cada tanto, el puente que tiende con EL PUEBLO y concluye con una sentencia: “cuesta reconocer cómo se ha quedado Salto a determinados niveles. A mi me lo preguntan y yo no tengo explicación a mano”.
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La actual edición de Rutas de América, simplemente que vuelve a replantear el tema, de un equipo salteño. Alguna vez se lo manejó como cuestión posible. Pero finalmente impensado. Ya ahora, con mínimo número de ciclistas nacidos por estos lares. No hay caso, cuando FEDERICO MOREIRA abandonó las dos ruedas, nada fue igual. La pasión desmembrada y la sintonía de la radio, cada vez menos costumbre.
LOS CACHETAZOS
EN EL MENTÓN
Desde ese Pedro Forti, sanguíneamente apegado a lo salteño, no han dejado de surtir los efectos de la melancolía por dos aspectos más: la definitiva ausencia de SALTO FÚTBOL CLUB, mientras en básquetbol, se quedó en la retina el

SALTO URUGUAY campeón de la Liga Uruguaya en la década pasada. También en su momento, el básquetbol “naranjero” se bajó del esquema de disputa que incluía a equipos del Interior.
O sea: en Federico Moreira, Salto Fútbol Club y Salto Uruguay en Básquetbol, la síntesis es capaz de plantearse a fuego. ¿Cuántos departamentos del Interior han realzado a sus equipos profesionales? Cabe preguntarse si Colonia, Tacuarembó y Cerro Largo, son plazas más potenciales que Salto o en todo caso ofrecen posibilidades superiores a las nuestras.
DESDE EL SECTARISMO
De lo que no hay dudas es que el deporte salteño pasó a limitarse a su propia geografía y cada más lejos de algunos bríos pasados, como por ejemplo en ciclismo con Federico o en básquetbol con Salto Uruguay. No hay dudas que el sectarismo “naranjero” es un virus en sí mismo y parece costar demasiado el sentido de la unidad, tras una búsqueda más o menos afín.

Y si alguna vez nació Salto Fútbol Club, no hizo menos que convertirse en un eje de hoguera. La mayoría lo fue matando de a poco. Al final, la condena inevitable. En tanto su retorno siempre quedó en “agua de borraja”, con más teoría que práctica, con más filosofía de boliche que base argumental. En tanto, los lagrimones de la melancolía bien que podrían no faltar.
Casi que inevitables. Los “cachetazos” no faltan. Hacen cola, deciden y están.
Son emperadores sin más trámite. ¡Una porfiada dictadura desde ellos! Dictadura real.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-