“Quien no baila, desconoce el camino de la vida”
Salteño por adopción, nació en la provincia de Buenos Aires… se vino para la tierra naranjera en plena etapa de la adolescencia.
Culminó aquí quinto, sexto año escolar y primero de liceo… luego se volvió a la mega ciudad argentina, para retornar a los 18 años.
Trascendió al título de docente de danza, ganando numerosos premios y reconocimientos, dentro de nuestro país y en el exterior en ámbitos de alta escuela.
En la región, Eduardo Piñeyro Castillo (65) es considerado como el referente de la Danza Folklórica, y muchos docentes han tomado su pedagogía como un ejemplo a seguir.
Su respeto por conservar las legítimas coreografías, la vestimenta y la forma en que se hace la danza, ha conformado un legado a seguir, para las generaciones próximas.
– ¿Cómo comenzó todo?
– “Creo que desde siempre… me encantaba ver bailar a la gente… estoy hablando de música popular; tango, milonga y valses.
Mis padres bailaban vals y tango… mi mamá Angélica Castillo, era oriunda de Uruguay y mi padre Benito Agustín, argentino… vivió siempre en Salto.
Todos los familiares Piñeyro (de origen español) residen actualmente en Argentina.
Siempre estuvimos muy cercanos a la música, con mis hermanas (Mirtha y Esther)… donde vivíamos teníamos vecinas que eran profesoras de danza.
Nosotros nos quedábamos extasiados viendo dar las clases.
En la escuela solía participar de las danzas folklóricas… era el elegido para bailar (concurrió a la Escuela No. 4)… me mostraba claramente entusiasta con la danza.
“LAS ESTRELLAS DEL TWIST”
En el momento que volvieron a nuestro departamento, en Argentina estaba de moda el “twist” con Chubby Checker… y Eduardo había conformado una pareja con su hermana, logrando bailar muy bien el estilo y rápidamente se granjearon la atención del público salteño.
En el Club Saladero habían empezado las peñas… corrían los años sesenta… era el auge de las peñas folklóricas y se traían espectáculos de otros lares.
Eduardo junto a su pareja de baile eran el broche de oro con la calificada interpretación dancística.
“En ese entonces – en la carrera magisterial – una de las disciplinas que se estudiaba, justamente era danza folklórica… así me fui entusiasmando” – recordó para Al Dorso.
Posteriormente Piñeyro quedó al frente del grupo de danza de aproximadamente veinte parejas… dirigió dicho grupo durante mucho tiempo, junto a la peña “La Carreta”.
“EL TÍTULO ME LO ADJUDICÓ EL PUEBLO”
– ¿Se define usted un autodidacta de la danza folklórica?
– “Efectivamente…soy autodidacta… no cuento con diploma de profesor, pues en el Uruguay no existe el profesorado de danzas, estoy hablando de todas las disciplinas.
Es algo que está pendiente todavía.
Podemos lograr certificados de asistencia de danza clásica, moderna y de danzas folklóricas… pero no es un título oficial.
Las docentes de aquí que cuentan con título, se formaron en Argentina, porque aprendieron o tomaron exámenes con docentes argentinos.
En mi caso personal, el título me lo adjudicó el pueblo”.
SU ADMIRACIÓN POR SANTIAGO “EL CHUCARO” AYALA
-¿Qué lo llevó a usted a defender con uñas y dientes ese carácter autóctono de la danza?
– “Siempre le tuve gran admiración a Santiago Ayala, alias el Chúcaro performance que vi desde niño y me impactó. Gracias a él, he proseguido siempre en una misma línea.
– ¿Cuántos años con la danza?
– “Más de cuarenta… con Teresita (su compañera de toda la vida) nos conocimos cuando estábamos estudiando en el liceo nocturno.
Con ella integramos un grupo…luego me desvinculé y estuve danzando en Salto Oriental, conformado por bailarines que querían rescatar el folklore… tanto la parte de música, como de recitado y canto.
Me interesé por concentrarme en la danza folklórica de esta zona, que tiene mucho que ver con la danza argentina y brasileña.
No obstante, mantiene sus diferencias con los países hermanos… el objetivo fue defender lo nuestro, así como Mario Benedetti decía….defender la alegría por la alegría.
Nuestra danza, si bien tiene su génesis en Europa, adopta su perfil propio, se “mezcla, se acriolla, formándose una danza común al pueblo”.
El claro ejemplo lo dan las contradanzas europeas que llegaron a América, formándose las contradanzas americanas (media caña, cielito y pericón).
Teresita Balbiani, lo acompaña, al igual que la danza, en el día a día, en el compartir una misma pasión…y ni hablar, en las buenas y malas.
¿Hijos? Muchos… los genuinos retoños del preciado arte.
Muchos de sus alumnos hoy se destacan en varias partes del mundo.
“Siento antes que nada un gran orgullo cuando un alumno se abre un camino importante y promisorio…” – declaró.
EN LA VIEJA EUROPA
– La experiencia en España… ¿Cómo la vivió?
– “La vivimos con mucha expectativa, pero no satisfechos del todo… en Europa nos siguen considerando de segunda categoría… continuamos siendo para ellos los aborígenes, que andamos de taparrabos y plumas.
Eso lo notamos permanentemente… lo maravilloso fue habernos encontrado con los uruguayos que se nos acercaron… ese suceso fue muy emocionante.
En una de las escuelas que visitamos para hablar de nuestro país, uno de los alumnos nos preguntó si teníamos televisión, si sabíamos lo que era una cámara filmadora… nos demostraron de esa forma el concepto que tienen de nuestra cultura.
De todos modos, la gente quedó muy impactada, sobre todo nuestros coterráneos.
Inclusive tienen la intención de ayudarnos para que nuestra escuela de danza, continúe.
Piñeyro ha tenido que enfrentar, varias instancias complejas de salud, entre ellas una cirugía cardiaca y posteriormente una hemiplegia, de la cual se va recuperando paulatinamente.
Su estado de salud se hizo público y notorio… ocho meses después sigue complacido por las muestras de cariño y aliento del pueblo salteño.
“Sentir el amor de la gente es algo impresionante…en todo momento me animaron, me alentaron…tanto en la operación de corazón como ahora”.
La Escuela de Danza “Eduardo Piñeyro” continúa en pie, dirigida por la Prof. Cecilia Lanzieri y Piñeyro de cuando en cuando asiste para dar sus directivas.
Lanzieri es un alumna que concurre a la escuela de danza desde los ocho años.
– Como docente ¿Tiene sus exigencias?
“Tanto conmigo mismo como con el alumnado… Teresita me regaña porque dice que no utilizo esa exigencia para mi recuperación… es que realmente, cuesta, aunque pongo todo el empeño”.
Recibió por parte del historiador Fernando Assuncao “el Gaucho de Oro”, premio otorgado por su historial docente y por la difusión de la danza folklórica en el Uruguay.
“Pertenece a uno de los reconocimientos que más me llegaron… ese y uno que me dieron en Córdoba como el mejor director del evento, donde acudieron más de ciento sesenta escuelas de danza, en la década del noventa”.
– ¿Cuál es su definición personal de la danza?
– “Me viene al pensamiento una frase que dice Quien no baila, desconoce el camino de la vida… y esa es una realidad que comparto.
– ¿En qué lo ha enriquecido la disciplina?
– “En todo, pues a medida que voy enseñando, voy aprendiendo… lo principal es lograr comunicarse entre las personas… en mi circunstancia comunicarme con niños, jóvenes y adultos.
Inclusive también a mi escuela asisten adultos mayores, que se sienten felices de poder cultivar la danza… darse el gusto de saber bailar aunque no lo hagan en público.
La escuela funciona en el local de la Universidad Católica, por calle Misiones.
Tiene en su haber un Primer Premio con el grupo de adultos… su indiscutible talento, su apreciada persona y la impecable trayectoria conforman una trilogía de hombre que ha logrado depositar su importa en el acervo cultural de Salto.
Es ferviente admirador de “El Chúcaro” por la danza folklórica, de Antonio Gales, por la danza española, Alicia Alonso y Rudolph Nureiev por la danza clásica o Alicia Alonso, la cubana que sigue bailando con más de ochenta años.
Del talento uruguayo distingue a Sara Nieto, que actualmente reside en nuestro país.
Se arrepiente de no haber estudiado magisterio, aunque no ha dejado de serlo toda su vida…y lo seguirá siendo siempre, porque está en su verdadera esencia.
Hoy por: María Fernanda Ferreira