El de quienes se dedican a la música, realizando permanentemente actuaciones en vivo, es otro de los rubros que está siendo golpeado y muy fuerte en medio de esta emergencia sanitaria. Los espectáculos se han suspendido y, por ende, las fuentes de trabajo se han visto de golpe, clausuradas. «Crítico con el compromiso cívico y solidario» de quienes no cumplen con el correspondiente aislamiento, Luciano Campos es uno de los artistas que estos días viene trabajando mucho desde medios digitales para ofrecer sus espectáculos. Salteño, radicado desde hace pocos años nuevamente en nuestra ciudad luego de vivir gran parte de su vida en diferentes lugares del mundo, especialmente en Europa, en la jornada de ayer Luciano conversó con EL PUEBLO y dijo que «trato de hacer un vivo una vez por semana, y allí encuentro la repercusión de gente que me sigue, muchos no dicen nada, sólo ven y escuchan los pequeños shows que hago a través de canciones, otros además comentan, es lo que tienen las redes…». 
-Redes que le permiten que su arte llegue lejos…
Claro, porque también aparece gente que he dejado por el camino, amistades que parece que no están pero están. Increíblemente no ha sido el mejor momento, pero sí para unir gente de Francia, Italia, España, Holanda, Bélgica, Andorra, Brasil, Chile, Paraguay, Argentina…en fin, también uruguayos con los que hace mucho no tenía contacto me han visto, me han escuchado, y los mensajes también forman parte de esos conciertos, siempre con la frase típica «Quédate en casa», que es el centro neurálgico de todo este movimiento en las redes sociales
-También en las redes, usted ha criticado mucho la actitud de quienes no respetan debidamente el aislamiento…
Es verdad; soy bastante crítico con el compromiso cívico y solidario. La gente tiene que tomar más conciencia. Este bicho maldito no perdona a nadie, pero llegará un momento que no tendrá a quién morder (risas)… y se acabará solo. Gente con mucha capacidad económica tampoco ha podido parar esto que es a suerte, te toca o no te toca. Ahora parece que a todo el mundo le gusta salir a caminar, a correr, a hacer deportes, y así es que mucha gente ha roto las reglas de juego y ha salido, y cuando podía no lo hacía…Es incomprensible el comportamiento humano.
-¿Con qué otras actividades sobrelleva este aislamiento?
Con mi pareja salimos de casa sólo lo estrictamente necesario. Compartimos cosas que habitualmente dejábamos por el camino, como pintar habitaciones, acondicionar algo, hacer manualidades que antes por falta de tiempo no hacíamos… Quizás las personas antes no éramos capaces de hacernos tiempo, y hoy por hoy podemos ver que sí se puede hacer tiempo y compartir. No hay mal que por bien no venga, es un viejo y muy sabio refrán…
-A propósito, si hablamos de lo artístico, ¿rescataría algo más como positivo, además del contacto con otras personas como ya mencionó?
Bueno…te lo digo como primicia. El tango es una cosa que hoy por hoy me apasiona y a través de las redes sociales tuve la oportunidad de cantar unos tangos y boleros, y ¡mirá por dónde le ha llegado el tango a algunas personas! Nos juntamos con unos músicos de aquí de Salto, dos guitarras, un bajo y mi voz, y estamos intentando hacer un repertorio bien hecho, bien prolijo, con temas clásicos, para que después que pase toda esta locura salgamos reforzados. Es decir que en las sombras hemos armado un grupo de tango que puede hacer un buen aporte a la cultura no sólo de Salto, sino nacional e internacional.
-Y en general, como personas, ¿qué cree que nos dejará todo esto?
Después que despertemos de este mal sueño, volveremos a creer en la gente, volveremos a ser más humanos, tendremos más cerca el valor del abrazo, del beso, de una despedida. Hemos sufrido entre todos en silencio. Yo tuve un claro ejemplo: el domingo 5 mi madre cumplió años, y yo tenía ganas de estar con ella, darle un beso y un abrazo para ofrecerle mi cariño, mi agradecimiento, pero simplemente fui a saludarla prácticamente de lejos. Llegó a los 85 años y tengo que contribuir con la distancia, la prudencia, el cuidado, porque no quiero hacerle daño.
