En los últimos tiempos se hizo moneda corriente el uso del aparato del Estado, de los recursos de todos para beneficios particulares. Se ve en diferentes niveles, desde el clientelismo más tradicional hasta otros comportamientos parecidos a lo que vemos en las películas de la mafia. CTM-Salto Grande
Del primer tipo, el escándalo que se generó a partir del ingreso masivo y a dedo como funcionarios permanentes en cargos inventados para dirigentes y militantes del Gobierno en Salto Gran-de, tal es así que la Cámara de Diputados por unanimidad mandató desandar lo hecho. Alguno renunció, pero apare-cen escusas para no cumplir. En otras dimensiones, pasó con una empresa tabacalera que luego de poner dinero para campañas electorales logró flexibilizar la política anti tabaco generada en el país. También el caso Astesiano, quien con un cargo de estrecha cercanía con el Presidente desde un despacho en Torre Ejecutiva usaba el apa-rato del Estado para vender todo tipo de servicios a terceros, desde revisación de cámaras de seguridad hasta tráfico de influencias. Espionaje a Senadores Esta semana formalizaron a Acuña, ex jefe de seguridad de Sartori y gerente de Vertical Skies, una empresa pro-piedad de ex-militares uruguayos con base en Miami que pedía información personal para presionar a los Senadores Carrera y Berga-ra, porque llevaban adelante la denuncia por la entrega, entre gallos y medias noches, del puerto de Montevideo en régimen de monopolio privado extranjero hasta el 2081. Un caso que el presidente Lacalle calificó como humo, pero parece que el humo se volvió espeso y se convirtió en un primer formalizado. Falta descubrir el autor intelectual del pedido.
Caso Penadés
También esta semana, a raíz del affaire del Senador del Partido Nacional Gustavo Penadés, acusado y formalizado con prisión por 22 aberrantes delitos, se supo que usando recursos del Estado, armó una investigación paralela para boicotear la que realizaba la fiscal y llegar entre otras cuestiones a identificar las víctimas denuncian-tes que la jueza había determinado dejar en el anonimato para protegerlos por posibles presiones desde el poder político.
Ayudado desde la secretaría de uno de los Ministros del Partido Nacional de la Corte Electoral buscaron descubrir quién era la madre de uno de ellos
El Director del Comcar, un cargo de confianza política del Ministerio del Interior, fue formalizado con prisión por
que le envió al celular de Penadés un detallado reporte de seis páginas hecho en papel membretado del Ministerio del Interior con un diagrama de vínculos de una de las víctimas con sus relaciones sociales.
El Presidente dijo que la Policía había dado cuenta del mismo, dejando entrever que el detenido había actuado por su cuenta, pero la Fiscal lo desmintió cuando volvió a manifestar que se habían enterado por la pericia al celular del hoy exsenador y no porque la policía hubiera descubierto nada.
Surgen preguntas: ¿en qué cambia si se sabe quiénes denuncian y cuáles son sus vínculos sociales y familiares?, ¿quería saber quiénes son los denunciantes porque hay más víctimas?, ¿sus compa-ñeros desde hace más de 30 años nunca vieron nada?Institucionalidad y manejo del poder
Preocupa muchísimo el manejo sin escrúpulos del poder, ya Artigas afirmaba que “es muy veleidosa la probidad de los hombres, solo el freno de la constitución puede afirmarla”, por suerte en estos casos el sistema de justicia mostró independencia y firmeza para actuar. Seguramente cuando Oribe proclamaba a su partido como defensores de las leyes
dos hacían desde el Gobierno nunca imaginaron que algunos de sus herederos políticos actuarían de esa forma. Tampoco Zumarán, que en el período de Lacalle Herrera (1990-95) denunciaba las implicancias se imaginaría que se llegaría a estos niveles de corrupción. Lamentablemente, estos gravísimos hechos han pasado sin que sus responsables políticos estuvieran a la altura de las circunstancias. Nadie se hace responsable.
Ninguno de los ministros asume su responsabilidad política. No puedo imaginar lo que diría Wilson Ferreira, quien como Senador fue verdugo de varios Ministros, cuando senadores blancos votan una moción que respalda a Heber. El Presidente, que parece no entiende la gravedad del asunto minimiza los problemas con la excusa de la ingenuidad del que nunca sabe nada, termina no solo respaldando a los ministros, sino protegiendo a los corruptos.
Queda mal Lacalle y todo el Poder Ejecutivo, especialmente la institución Presidencia de la República. No hace más que desprestigiar la actividad pública y perjudicar la calidad democrática.
Arq. Rogelio Texeira
