POR: JORGE PIGNATARO
Debemos confesar que el título nos llevó de inmediato a pensar en «El amor en los tiempos del cólera», aquella novela que García Márquez dio a conocer a mediados de los años 80. Pero poco o nada tiene que ver. En primer lugar, esta no es una novela sino un conjunto de 37 relatos muy breves, con algo de crónica en su esencia, a los que no les falta lo ficcional –y a veces lo rupturita en algunos planos- propio de la literatura, así como cierto toque poético. «Como el amor y la peste» es el último libro de Ricardo Pallares, que acaba de ser editado. Poeta, ensayista, docente, Pallares nació en Montevideo en 1941 y es miembro de la Academia Nacional de Letras. Otro académico, el salteño Leonardo Garet, ha sido el editor, con lo que así engrosa sus Ediciones La Casa el Río. Lo que sigue es, a modo de muestra, una breve selección de textos:

- Toda calesita es una centrífuga.
Ambos se dieron cuenta que estaban en la trampa de un sábado gris de verano con lluvias templadas y amigables. Pero para estar bien juntos había que mantener el distanciamiento, no proyectar acciones en común si no se estaba en la misma burbuja, dando vueltas como cada lavado de tapabocas. Había que cuidar que el barrio no los viera porque investigar supone algo sospechoso o al menos peligroso. Los dos jóvenes eran críticos, problematizaban los asuntos en busca de ciertas seguridades compartibles. Por lo tanto, no tenían verdades protocolizadas, apenas un poco de hielo seco y cuatro jeringas prontas y vacías. - Otra peste
A los jóvenes igual les resultó imprescindible hablar claro, evitar la información vuelta discurso que confundía la inocencia y los desesperos de la gente llevada por la fuerza irrefrenable de la vida. Todo era una gran centrífuga de datos, noticias sin contexto, voces internacionales, acciones sanitarias, desgracias de países enteros, sorpresas estadísticas, invenciones y descubrimientos científicos de los más desconocidos orígenes, anuncios apocalípticos, realidades sin salida e inversión repentina de datos y saberes. Aunque no figuraban en ninguna cifra agregaron que los seiscientos diez asentamientos que había en el país hacían lo suyo. Allí la sombra del dolor y los arrebatos de la carencia le daban mordiscos al alma. Nadie conocía el nombre científico de esta peste social, pero todos sabíamos que no era bíblica. - Así es
Un intubado boca abajo, en coma inducido, soñaba bañarse en una piscina de humores y fluidos corporales ubicada en el asentamiento Nuevo Amanecer. Y soñaba con una noche simultánea que cubría a todo el mundo por igual. - Con palabra confinada
La situación nos hace vivir como un cerebro sin cuerpo. Siempre en la incertidumbre, pensando sus formas y alcances, cavilando. A veces o siempre pensamos que vivimos con sobreinformación pánica que avanza atomizada y entrecruzada como rizoma y en forma recursiva. Pero las cosas de fondo no cambian y por lo tanto convocan a los cuerpos e imponen sus realidades.
Es el cuerpo el lugar donde se vive, donde se ama y se enferma. Por ello también el cuerpo tiene su alarma interminable y su palabra confinada. - La ausencia es lo que más duele
¿Quién podrá establecer los aforos para el dolor en un verso vivo? ¿Y el aforo para el drama de los personajes en un teatro a medias ocupado? Establecerlo es instalar un vacío.
Entonces, ¿quién dice que por aforo desaforado hubo desafuero aglomerado? - Estamos aislados, pero soñamos
Un asceta se aísla para fortalecer su retorno a la hermandad social y espiritual. Su aislamiento es duro como Dios cuando oculta la luz y la comprensión. El asceta igual que nosotros, se aleja y se distancia para mejorar el retorno a la hermandad.
A veces nosotros nos alejamos para burbujear y consumar en el sueño un encuentro con otro. - Todo por un pinchazo
En el caso de una población conocida y singular, reacia a las inoculaciones e inyectables, ¿la vacuna se podría suministrar oralmente? El jefe regional del área polémica dijo que con una cucharada sopera de azúcar la tragaban todos. Pero no era fácil importar tanto azúcar y evitar un nuevo mercado paralelo. El Consejo de Ancianos replicó las objeciones del Consejo de Jóvenes recordando que había campos llenos de hierbas melíferas en plena maduración. - Fue casual
Cuando se duchó resolvió tirar en el inodoro un resto de acondicionador para el cabello y vio que el nombre del frasco era muy parecido al de la plaga. Luego vio que el receptáculo con agua había quedado totalmente limpio y sin sarro. Al día siguiente abrió otro frasco de acondicionador y se puso en el pelo friccionando el cuero cabelludo. De resultas, un rato después, se sintió tranquilo, sin dudas, pero con las ideas disueltas. Dijeron que el hecho no era sintomático. - Como una fatalidad
Los grandes amores como las grandes pestes y novelas suelen comenzar o transcurrir en pequeñas aldeas. Son universales por la energía que mueven. ¿La toman a préstamo o les es otorgada? - El otro lado de la esperanza
Las noctilucas, los colibacilos, las levaduras y las cianobacterias cuando aparecen ya tienen sus características y funciones como los justos y los pecadores, los contagiados y los sanos, los que ansían la vacuna y quienes la rechazan, los que permanecen en burbujas y quienes permanecen en ponzoñosos espacios cerrados.
La diferencia de esos entes con el innombrable Sars-Cov 2 o la Covid 19 es que él tiene vocación olímpica y quiere una ciudadanía universal y tóxica.
