Ya circula el N° 2 de la revista “Unidos por Padre Pío”. Cabe recordar que se trata de una entrega que pretende ser bimensual (el primer número salió en junio) a cargo de los periodistas salteños Ramón Eduardo Rodríguez y Silvia Huayek, quienes residen desde hace algunos años en Paysandú.
Las investigaciones de Rodríguez sobre este tema ya son varias y están reunidas en varios libros, algunos que incluso tuvieron su presentación en público aquí en Salto.

En el caso de esta revista es digital, lo que suma una serie importante de ventajas. En diálogo con EL PUEBLO el periodista manifestó su satisfacción por el hecho de estar llegando a tantos lugares, “incluso a distintos países de latinoamérica, donde también encontramos seguidores del Padre Pío, y por supuesto en varias partes del Uruguay también”.
Agregaba que “estamos teniendo una llegada muy linda a través de las redes sociales por ejemplo, como tenemos devotos del Padre Pío en diferentes partes de América, se comparte decenas y decenas de veces y eso es muy lindo, muy bueno. Como la idea es que sea bimensual, en octubre deberíamos aparecer nuevamente con otro número de esta revista”.
Algunos de los apartados de esta nueva publicación llevan como título “La vida de Padre Pío: la manifestación de los estigmas”, “Doctor Juan Bautista Morelli y su aporte al reconocimiento de la santidad de Pío”, “Lugares: Parque Padre Pío en Arroyo Malo (Paysandú-Uruguay)”, “Experiencias: Aunque sea un susurro, yo siempre te escucho”, “El milagro que llevó a Padre Pío a los altares”, “Es el Padre Pío que te está recibiendo”.
“Unidos por Padre Pío” es una producción de La Tribu Contenidos, quienes se encuentran a disposición de los lectores a través del número de celular 094 024 648.

De una de las secciones de esta publicación, extraemos hoy para compartir con los lectores de EL PUEBLO, estas breves páginas:
Es el Padre Pío que te está recibiendo
Sucedió hace unos tres años, una tórrida tarde de enero. Beatriz y su hijo mayor viajaron desde Montevideo, su lugar de residencia, hacia la ciudad de Salto. Él tenía que cumplir con unos compromisos laborales y ella, amorosamente, aceptó la invitación para acompañar. «Cuando me preguntó si quería ir a Salto, yo ya estaba pronta. Le dije, “¿a qué hora salimos? Por supuesto que sí, quiero ir”, recuerda la mamá que aprovechaba aquellas oportunidades para visitar la gruta del Padre Pío en la Estancia La Aurora. Beatriz es devota del santo de los estigmas desde hace mucho tiempo; su vínculo de fe se fortalece a partir de la certeza plena de esa bendita compañía.
Como otras veces, tomó el servicio de ómnibus que une la ciudad de Salto con Temas del Daymán, allí se bajó “en la última parada, de ahí subí a la ruta y salí caminando hacia la gruta”, detalla sobre la forma de llegar hasta la ermita. Hay unos diez kilómetros entre la capital departamental y el centro turístico y algo más de cinco entre ese lugar y La Aurora.
«Mi hijo me había dicho que no le faltaba mucho para terminar el trabajo, que cuando se desocupara me llamaría e iría a buscarme donde estuviera. Cuando me llamó ya volvía de la gruta, había caminado como un kilómetro de regreso. Me pidió que lo esperara ahí, así que me senté en la cuneta a descansar un poco, hacía un calor terrible. Cuando me encontró le dije, “¿vamos a conocer al Padre Pío?”. Me quedó mirando por unos segundos, me miraba y no decía nada y yo tampoco. Hasta que después de un silencio sepulcral, que pareció eterno, me dice, “bueno, ya que estamos acá, vamos a conocer al Padre Pío”.
Daniel recibió formación católica, tanto en su casa como en los centros educativos a los que asistió, “creció teniendo a Dios como meta y como guía, porque toda nuestra familia es así”, asevera su mamá. Pero, por diferentes razones se fue colocando en un lugar de cierto escepticismo. Hasta ese momento “no sabía de qué se trataba la gruta”, al tiempo que sólo tenía algunas referencias vagas, mínimas, sobre el capuchino de Pietrelcina.
«Cuando llegamos al molinete de la entrada del campo de la gruta me dijo, “no puedo creer que hayas caminado todo esto”. Respondí que sí, que lo hago siempre porque sé que Padre Pío me va a ayudar a llegar», recuerda Beatriz y agrega que a poco de andar por el sendero que lleva a la gruta experimentaron una manifestación especial.
«Habremos caminado diez pasos cuando de repente nos envolvió el aroma a rosas. Mi hijo quedó duro, como congelado. Era una fragancia hermosa, tremenda, que nos abrazó a los dos. Me miró y preguntó “¿y eso?”. Ese olor es una manifestación del Padre Pío que te está recibiendo, respondí», comparte quien trató, sin éxito, que su hijo dejara de buscar flores con el propósito de hallar el origen el perfume. “Acá no hay flores naturales, esas que ves en el camino son de plástico. No busques más. Estamos solos en el campo. Es el Padre Pío que te está recibiendo, ¿querés más prueba que esto?”, inquirió la madre emocionada, que revive ese estado al recordar la experiencia. “Después de eso seguimos en silencio hasta la gruta, no dijimos ni una palabras más”, concluye.