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martes, 3 de junio de 2025
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Cecilia Durán, una salteña afincada en México, reportera de un periódico mexicano

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Diario EL PUEBLO digital
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Mi objetivo es formarme en la parte cultural

4Cecilia Durán es salteña, vive desde hace ocho años en México, se marchó en la peor crisis de la historia de nuestro país en busca de su destino, ser periodista. Fue muy dura la decisión de marcharse, hoy está casada con un mexicano uruguayanizado y con una beba de diez meses. Trabaja en uno de los más importantes periódicos de Jalisco y aprovechó sus vacaciones para venirse a su ciudad natal a visitar a su familia, destinando una hora de su descanso para contar su experiencia a EL PUEBLO.

– ¿Desde cuándo está en México?

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– En febrero voy a cumplir ocho años, me fui cuando se iba tanta gente de este país, en plena crisis, yo estaba en Montevideo trabajando en la parte de prensa y comunicación en la intendencia, pero bueno, yo sentía que no era lo que había soñado toda mi vida, yo quería trabajar en un periódico y escribir, entonces, si bien estaba relacionada con la parte de comunicación en mi trabajo en la intendencia, no era algo que a mí me llenara como profesional. Tenía 25 años, no tenía compromisos, o sea, no estaba casada, no tenía hijos, nada, y decidí que era el tiempo para salir a buscar lo que había soñado toda mi vida.

Tenía un amigo en México que me dijo que me iba a ayudar a conseguir algo, él trabajaba en un periódico y se estaba por ir a otro y me dijo, “te presento en la sección en donde estoy y veremos qué pasa”. Antes de irme había golpeado todas las puertas, había agotado todas las posibilidades en Montevideo que era donde estaba viviendo, había llevado mi curriculum a todos lados, pasa que era un momento cuando todo cerraba, que hoy veías a alguien y mañana no sabías si lo ibas a volver a ver porque o se iba a Estados Unidos o a España. Y bueno, ya cansada de esa situación, decidí tomar la invitación que me estaba haciendo este amigo y me fui a México, llegué directo a Guadalajara (Jalisco), nunca estuve en la ciudad de México, y entré a trabajar en el periódico Mural donde él estaba trabajando. Ahí estuve cinco años y después me fui a otro periódico que se llama La Jornada, que es donde estoy trabajando actualmente.

– No se le nota mucho el acento o tonada mexicana pese a estar tantos años viviendo ahí.

– No, y eso es algo que es raro. Allá convivo con argentinos, con uruguayos, muchos somos de esta generación que nos fuimos, que no sé si se puede hablar de generación pero hay muchas personas que nos fuimos del país en el mismo tiempo. Eso es como gratificante para nosotros, porque más allá de las costumbres, compartimos sentimientos y esta situación que nos motivó a salir de Uruguay en ese momento. Son muchas cosas que tenemos en común, hay mucha gente afuera con la que me encuentro varias veces al año, gente que está en otros Estados en México pero que les sucede lo mismo, la gente que se fue por aquella situación que vivió el país. Es gente que como yo, golpeó puertas, que tenía un título y que no tenía un lugar. También conozco a mucha gente que se volvió luego que la situación mejoró.

 

– ¿Se casó con un mexicano?

– Sí, y tengo una hija que es mexicana.

 

– ¿Cómo logró congeniar el tema de las costumbres? Digo, porque usted llega a México con su propia idiosincrasia a la uruguaya.

– Es difícil, eso es lo que más me costó, porque sobre todas las cosas la comida mexicana es todo en la comida, por algo es patrimonio de la humanidad, entonces que alguien vaya y no quiera probar el picante o la harina de maíz en todas las variedades que la preparan, yo te diría que es casi como una ofensa. No digo que eso sea un problema en casa de amigos o en casa de mi esposo, porque mi suegra es tremenda cocinera, pero sin embargo yo no como su comida. Y a ocho años de vivir en México no la pruebo, no como el chile, no me gusta mucho la tortilla de maíz, es todo un tema. En mi casa, quizás sea una cuestión medio dictatorial, pero mi esposo ya está acostumbrado a mí, soy la que cocino (risas)…

– Justamente, iba a preguntarle cómo había resuelto ese problema.

– Cocino yo, a la uruguaya, el arroz bien desabrido, porque el arroz mexicano es único…

 

– ¿Qué le ponen?

– Lo preparan con salsa de tomate, con cebolla y con el famoso cilantro, que es como el perejil pero más rico y no puede faltar en ninguna comida, es como el limón.

 

– ¿O sea que ellos nunca comen arroz blanco, siempre con algún condimento?

– El arroz blanco como nosotros lo comemos debe ser asqueroso para ellos, de hecho, la gente mexicana que viene acá encuentra todo desabrido, y el asado te lo tragan dos o tres días porque ellos no pueden comer carne todos los días, tienen toda esa variedad de productos, de frutas, verduras y condimentos que es lo que hace tan famosa la comida mexicana.

 

– ¿No llevó a su marido a probar el famoso chivito uruguayo?

– Mi esposo vino varias veces, la última vez fue en el 2007 y me dijo que iba a probar un chivito, lo probó un día y al otro día probó un choripán y al día siguiente nos fuimos. Nunca más dejó de comer carne y sueña con… bueno, mi esposo es más uruguayo que yo (risas) porque disfruta toda la comida uruguaya, toma más mate que yo y esconde la yerba para que rinda (risas) porque allá la yerba uruguaya no la conseguimos, conseguimos la argentina que no es igual. Él come dulce de leche más que yo, o sea, él come de todo, con decir que se hizo carnívoro otra vez probando la comida uruguaya.

– O sea que mientras él se adaptó, ¿usted todavía está en ello?

– Solamente en cuanto a la comida, en cuanto a la comida no me adapto. Las bebidas son muy ricas, las famosas aguas que hacen, ellos ponen a hervir flores, la flor de Jamaica por ejemplo, hacen como un jugolín rojo que es una delicia, el agua de Jamaica es muy famosa, me encanta.

 

– La cultura mexicana, con esa herencia maya y azteca que ha quedado plasmada no solo en sus conocidas pirámides, es parte del patrimonio de la humanidad, cuando se encuentra con todo eso, ¿cómo lo vivió?

– Te diré que es una cultura tan pero tan impresionante que no nos alcanza la vida para entenderla. Cuando entro a trabajar en el periódico lo hago en la sección de cultura, hasta el día de hoy que he tenido posibilidades de cambiarme de sección no he podido, porque gracias a Dios o por suerte, ellos mantienen en los periódicos la sección de cultura que la separan mucho de la de espectáculos. Mi objetivo es formarme como una reportera de cultura para poder entender y para tener la posibilidad todos los días de estar en contacto con la gente, con su patrimonio que es impresionante, porque es lo que me llena todos los días. Cuando llego a mi casa sé que aprendí algo nuevo, me deslumbra todos los días. Lo que más me gusta de ellos es que se trata de toda la cuestión prehispánica, que aunque hay muchas quejas sobre que no se mantienen o no se conserva el patrimonio como debería hacerse, creo que nosotros, toda América Latina deberíamos aprender de los mexicanos en cómo conservan su cultura y cómo se sienten orgullosos, aunque a veces parece que reniegan de sus orígenes entiendo que no, se sienten bien orgullosos de sus raíces y las muestran todos los días.

 

– ¿Cómo logra alguien que no es mexicano transmitir todo ese bagaje cultural, que es de ellos, a través de un medio de prensa sin que sientan que tuvo que venir alguien de otro país para observarlos e informarles?

– Ha sido difícil pero es algo que he tenido que aprender. He tenido mucha ayuda de mis compañeros, mucho apoyo en cuanto a la libertad para ejercer la profesión, eso es fundamental, y el apoyo en cuanto a entender todo lo que sucede. Nunca me han mirado como diciéndome “vos que no sabés nada vení que te vamos a enseñar” o “no hables de eso porque no sabés”, por el contrario, cuando hay un tema así, el reto es aprender y tengo todo el apoyo del periódico y de los compañeros. He tenido que leer muchísimo sobre la historia, aunque estoy en una sección de cultura y parezca que todo es sobre las comunidades o los sitios patrimoniales, tenemos que aprender mucho sobre la política y de cómo se manejan las cosas.

El 2010 por ejemplo, fue el año del bicentenario de la revolución, fue una excelente oportunidad para aprender sobre la historia, porque a todos lados donde ibas hablaban del tema. Entonces, ¿quiénes fueron los próceres de la patria? ¿Quiénes lucharon por la independencia? Y por sobre todas las cosas, tuve que adaptarme a esta cuestión que se está viviendo en México hoy en día que es contar una nueva historia que se aleja mucho de la oficial, de la que se aprendió en las escuelas.

– ¿Hay revisionismo histórico en México?

– Por supuesto, y eso se está viviendo hoy, y hay que adaptarse a eso, porque una cosa es cómo se entendía la historia que aprendió mi esposo por ejemplo, y la historia que se está contando hoy, los malos no eran tan malos y el bueno no era tan bueno. Todo el cuestionamiento que hay alrededor del Cura Hidalgo que fue como Artigas para los mexicanos, el gran prócer de la independencia. Es impresionante lo que se cuenta hoy en día de este cura, que tenía hijos, tenía mujeres y todo eso sale recién hoy, no sale solo a través de los libros, sale en la televisión, en los documentales, en el cine, esto es lo que hoy está viviendo México, y yo, por suerte, soy parte de ese proceso que está viviendo. A medida que ellos se van enterando de esa nueva historia, yo también estoy viviendo ese proceso, por eso no ha sido tan difícil aunque hay que aprender muchísimo porque tampoco puedo escribir de cualquier cosa.

 

– A la distancia nos enteramos que el periodismo mexicano se encuentra bastante comprometido, las mafias o los carteles de la droga asesinan periodistas, ¿cómo viven esa realidad tus colegas?

– Es difícil. Hay muchísimos foros que tratan sobre eso, las cifras de periodistas asesinados, secuestrados o amenazados que se han tenido que ir del país impresionan, y a mí me ha tocado ir a cubrir muchos de esos foros. Vivimos una situación en la que el gobierno de Felipe Calderón ha decidido tener una guerra contra el crimen organizado, una guerra que hasta el día de hoy no se ven resultados positivos, la droga ha ido en aumento en los jóvenes que justamente el objetivo era revertir esa tendencia, es decir, erradicar la droga en los jóvenes. No hay programas de educación, todo es armas y dinero que llega de Estados Unidos para continuar con esa lucha, entonces el periodista vive con miedo. Yo por ejemplo que estoy en la sección de cultura pero trabajo con reporteros que están en política, en sociedad, en la nota roja y las embestidas han sido en contra de los periódicos. Yo vivo en un Estado (Jalisco) que todavía es tranquilo, aunque en mi colonia antes de venirme hubo tres balaceras, es con lo que vivimos todos los días. El problema está más concentrado en las fronteras, en Monterrey, en Tijuana, en ciudad Juárez.

– Cuando se fue de Uruguay eran tiempos complicados, en plena crisis, a la distancia, ¿cómo ve hoy a Uruguay?

– Muy bien, este no es el Uruguay que yo dejé. Yo me fui en un momento difícil y complicado, tengo recuerdos, eso me duele. Siempre pienso qué hubiera pasado si me hubiera quedado, quizás el ansia y la desesperación de la juventud hace que las cosas las quieras ya y bueno, buscar en otro lado. Me alegro mucho que Uruguay esté viviendo esta situación porque además es una situación económica y social que se reconoce en otras partes, en México se ve muy bien a Uruguay. A México llegan las noticias de las grandes inversiones, los inversionistas mexicanos que vienen para acá o que miran a Uruguay. Punta del Este es impresionante, las campañas de Uruguay Natural se están viendo en México en los principales canales, todo lo que se está haciendo con Forlán, por ejemplo.

– Cuándo la ve, ¿qué siente?

– Cuando uno ve esas imágenes de Uruguay… en lo personal te emociona muchísimo, querés que todo el mundo venga, porque ese es el Uruguay que uno quiere ver y quiere que lo vean. Me alegro muchísimo que esto esté sucediendo, veo a la gente con otra actitud y eso es lo que más me alegra.

– Hablando de cómo se ve a Uruguay desde México, ¿vio algo del mundial de Sudáfrica?

– Por supuesto, vi todo el mundial.

– ¿Por quién hinchó cuando jugamos contra México?

– Por Uruguay.

– ¿Y qué pasó con su marido?

– El hinchó por Uruguay también (risas), le encanta Uruguay, pero bueno, es mexicano y quedó con esa sensación como de aquel que no le gusta perder. Uruguay estaba siendo una sensación en el mundial y al mexicano le costó asumir eso y decían que era porque tenía suerte.

– Cuando decidió irse a México, ¿qué dejó acá?

– Dejé lo más importante de mi vida, el corazón, la familia. Hoy tengo un esposo y una hija que son bien importantes también allá y que son mi vida, pero a veces pienso en aquel trayecto que hice de donde estaba mi madre en la puerta para embarcarme en el avión, era solo cuestión de girar y me quedaba, porque era mi vida. No me iba a la nada, tenía mi amigo y la posibilidad de entrar a un periódico, pero hoy, ocho años después, mirándolo a la distancia pienso, ¿qué hubiera pasado si en ese momento giraba? Pude haberlo hecho, pude darme vuelta… era mi vida, mi familia, era lo que tenía, de donde me podía agarrar, donde siempre iba a estar segura. Pero bueno, decidí seguir el camino, embarcarme en el avión, hoy hice parte de mi vida afuera y es más difícil… la culpa es algo con lo que uno transitará toda la vida. 

Entrevista de Leonardo Silva

 

PERFIL DE CECILIA DURÁN

Casada y con una hija de diez meses. Es del signo de Libra. De chiquita quería ser médico. Es hincha de Peñarol y de Ferro Carril. Su comida preferida son las papas fritas con milanesa. Como hobby le gusta leer. Sueña con ser una buena reportera. La sinceridad es lo que más le gusta de las personas, mientras que lo que menos le gusta es la hipocresía.

 

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