El denominado “reportero gráfico” que es recordado y reconocido en la presente jornada, se ha definido como un periodista más. De su mayor o menor formación y la aptitud que tenga para la función depende su profesionalismo y su destaque en el rol emprendido.
Es que en nuestro tránsito en los medios de comunicación conocimos muchos fotógrafos, pero probablemente pocos “reporteros gráficos”. La enorme mayoría de ellos accedía a la función cuando se consideraba que lo importante era que supieran obtener fotos nítidas, perfectamente contrastadas, capaces de ser incluidas en un diario o una revista en forma debidamente visible.
Es así que hubo mucha gente que podemos considerar excelentes fotógrafos, cumpliendo con total éxito esta función, pero casi ninguno de ellos cumplía con las exigencias que se requerían para ser considerados “reportero” gráfico, si por esto entendemos un periodista que en lugar de expresarse con la máquina de escribir o las PC actuales lo hace a través de una imagen obtenida con su lente.
Los fotorreportajes fueron así ganando espacio incluso llegan a ser tan importantes o más aún que cualquier nota o información escrita.
Hoy en día tanto el fotógrafo, como el “cámara” (quien filma con ella) son considerados apoyos fundamentales del periodista que incluso en algunos casos determinados pueden ser más importantes que quien redacta o cuenta un hecho o una situación.
No les falta razón a quienes sostienen que una imagen acertada dice más que mil palabras escritas. Pero para esto obviamente que hay que saber en primer término qué es lo que se pretende expresar y luego elegir no sólo la luz adecuada, sino el momento, el gesto, el lugar y demás.
En tiempos en que el teléfono móvil es la gran “vedette” y no sólo es posible grabar con él, sino fotografiar y hasta filmar y a nadie que se desempeñe en un medio de comunicación puede faltarle su celular, frecuentemente se sustituye calidad por cantidad. Vale decir ante la imposibilidad de acertar y responder con una sola imagen a tantas exigencias, se opta por tomar muchas imágenes, eligiendo luego la mejor y más acertada de ellas a criterio de quien las ha obtenido.
Con estas líneas pretendemos rescatar la memoria de quien para nosotros fue y será uno de los mejores “reporteros” gráficos, en su función de respaldo y complemento al periodista, aunque pocas veces acertaba con las exigencias imprescindibles que debe tener una foto. Larga vida en el recuerdo popular a Darío Laureano Ferreira, el querido “negro” de aquellos días…
A.R.D.
