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domingo, 11 de mayo de 2025
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CARTAPACIO DE VIAJE: Helena Ortiz, poeta brasilera

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Diario EL PUEBLO digital
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La vasta actividad cultural desplegada por Helena Ortiz la ha transformado en una figura destacada en Rio de Janeiro a pesar de que se mantiene al margen de la movida oficial. Poeta por sobre todo, aunque también trabaja como editora y periodista.
Devota de Idea Vilariño, admiradora de dos salteños universales: Marosa di Giorgio y Horacio Quiroga, lectora apasionada, y generosa promotora de la joven poesía carioca. Dirige el periódico Panorama da Palavra que acaba de cumplir diez años de existencia y, luego de un tiempo, vuelve a editarse en papel gracias al aporte económico de un grupo de intelectuales que entendieron necesaria la continuidad.
Panorama da Palavra se creó con el propósito de divulgar la poesía de los jóvenes que no tenían espacio para dar a conocer sus obras. Con el transcurso del tiempo, la edición incluyó a poetas de trayectoria y más tarde amplió el campo temático con la publicación de crónicas, cuentos, reportajes de carácter cultural.
Helena Ortiz lleva publicado cinco libros de poesía y uno de cuentos: Pedazo de mi (1995), Margaritas (1997), Azul y sin zapatos (1997), En par (2001), Sol sobre el diluvio (2005) y El Silencio de la tazas (2009).
Su poesía exhibe una multiplicidad de tonos que obedece, quizás, a su concepción creativa donde el poeta es una especie de antena que recibe o capta el poema y luego lo construye. No obstante, Helena Ortiz admite influencias por las reiteradas lecturas de su poeta preferida: Idea Vilariño.Pero los textos de Ortiz tienen una voz propia, un perfil que siempre nos plantea el desafío de llegar a la esencia de las cosas.“La poesía- dice- es lo más importante de la vida. Está en todo, en cada objeto, en cada día y cada noche, en los encuentros y desencuentros. El poeta tiene que quitar el barro con que la cotideaneidad va borrando la esencia de las cosas y llegar a ella. Los poetas siempre descubren, son profetas”.
Cultiva un lenguaje pulido, con el uso mesurado de la metáfora, apoyándose siempre en los contrates: “tus caricias y tus puñales”, “Trascendente – inútil”, “policía – bandido”. Su mirada va hacia la sociedad, hacia la intimidad, a la desolación; su mirada recorre el mundo mientras aguarda el silencioso llamado de las palabras.
Poemas como Por siempre Argentina, donde la poeta interroga: “Con cuántas miles de sábanas amordazaron la noche/ con cuántos cuerpos ciegos sangraron el mar”, o Pasos, donde confiesa: “mi voluntad/es permanecer en los tejados”, marcan esa visión amplia que no olvida el yo íntimo ni el mundo que la rodea. En ningún caso la poesía de Helena Ortiz levanta la voz, por momentos es como un susurro, un hablar pausado donde cada palabra ocupa el espacio exacto que le corresponde . A veces apenas sugiere, otras senhala, y siempre con un refinado proceso de tensión donde el lector espera urgido el final. Y los cierres son, en todos los casos, certeros, envolventes, recuperan la integridad del poema y se clavan como flechas.

Condición humana
visto de negro
y mi marido
está vivo

soy su sábana
madre de su hijo
ausente

lavo seus colarinhos ¹
no dormimos juntos

juntos
sólo colocamos
sal en las heridas

¹. “Colarinhos” no tiene traducción en castellano; nombra los cuellos de las camisas. Literalmente, el verso dice : lavo los cuellos de sus camisas.

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