Una nota exclusiva de JUANJO ALBERTI, desde Montevideo
SE FUE EL ULTIMO BOHEMIO
Alguna vez en éstas mismas páginas lo manifestamos que era «El último bohemio» que estaba quedando. Había dedicado su vida a la música, la noche, a los amigos, y luego de estar grave durante largas semanas se fue Cacho Castaña. Ocurrió en la mañana del pasado martes 15 de octubre, a los 77 años, en la vecina orilla, debido a complicaciones por su EPOC, enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Se trata de una complicación pulmonar grave que con el tiempo, hace que resulte difícil respirar. También se le llama con otros nombres, como enfisema o bronquitis crónica.

En sus últimos años, su adicción al tabaco había provocado que el pòpular artista debiera ser internado en distintas oportunidades. En septiembre de 2011, debió permanecer en terapia intensiva en un sanatorio, a raíz de un síndrome bronquial agudo, acompañado de fiebre; y fue en el 2005 que tuvo su situación médica límite cuando se le efectuó una compleja angioplastica coronaria de urgencia, donde le colocaron 3 stents con medicamentos. Lamentablemente no resistió tanto, y se fue a cantar a otros sitios. Ahí, entre las nubes y las estrellas, su nombre se elevó al cielo celeste, para quedar inmortalizado. Así, partía Cacho Castaña, el último bohemio.
HUMBERTO VICENTE NACIO EN FLORIDA
Humberto Vicente Castagna, más conocido por su nombre artístico, Cacho Castaña, había llegado a éste mundo el 11 de junio de 1942, en Florida, Provincia de Buenos Aires. Fue el tercer hijo del matrimonio entre Rosa Curra, ama de casa, apasionada por escuchar las voces por la radio de los intérpretes, y don Antonio ‘Ntoni Castagna, comerciante italiano de calzado. La vocación y el amor de Cacho Castaña por la música comenzaron en la niñez. A los 14 años ya era profesor de piano. Empezó como pianista en orquestas de tango, y en la segunda mitad de la década de los sesenta se presentó como cantante en aquellos programas «ómnibus» -espacios de más de 6 horas en vivo- que los sábados destinaban su primera hora a nuevas voces, en Canal 9, Libertad, de la capital argentina. Inmediatamente, formó el grupo Beto y los Huracanes, junto a Bingo Reyna, en guitarra, Kuky, en batería, Alfredo en guitarra rítmica, y Juan como bajista, dando sus primeros pasos como vocalista. De buenas a primeras, se convierte en intérprete, y brillante compositor, componiendo muchos temas para otros cantantes, que le graban sus creaciones y las cuelgan en la fama.

POLYDOR LE FIRMA CONTRATO
Valorando su capacidad autoral y también su forma de cantar Polydor le firma contrato de ediciones fonográficas.
Empezó con «poco bombo» pero su fuerza y categoría, de a poco le fue agradando a la gente. Aquel muchacho de barrio, comenzaba a ser popular, ya con shows por toda Argentina, pasando de una discográfica a otra, y a otra, metiendo temas de corte espectacular: «Cara de tramposo», «Quiero un pueblo que baile», «Si te agarro con otro te mato», «Para vivir un gran amor», «Lo llaman el matador», «El regreso del ladrón», «Café la humedad», «Garganta con arena», «Espalda con espalda», «Ojalá que no puedas», «Cacho de Buenos Aires», «Septiembre del 88», «Que tango hay que cantar», «La novia del viajante», «La reina de la bailanta», «Señora si Ud. supiera», «La noche que no me quieras», entre tantos. Acompañado por su participación en las películas: «Ritmo, amor y primavera» y la larga serie de Aries y Microfón «Del amor»: Los éxitos, la playa, la discoteca, la carpa, desde el año 1978 en adelante. Pero, Cacho continuaba hacia adelante, buscando nuevos temas, nuevas creaciones.
ROMANCES, RELACIONES y ESCANDALOS…
Paralelamente a su carrera artística, llega su adicción al cigarrillo, y sus relaciones con mujeres de la farándula, y otras no tan conocidas, que lo llevan a perjudicar su vida profesional en muchos aspectos.
Su salud se va deteriorando, realizando de todas maneras sendos recitales en las grandes salas teatrales de Buenos Aires y del interior argentino, logrando una magnífica recepción de público que lo acompaña en cada acontecimiento.

Deseo recordar las notas que le realizamos a Cacho, en Montevideo y en Buenos Aires, en algunas de sus presentaciones por aquí, y en Microfón de la capital porteña, o en su casa cuando compartimos algún almuerzo al lado de su pareja de entonces, que jamás lo olvidó, Mónica Gonzaga.
O cuando una tarde de lluvia, se apareció en uno de los programas que teníamos en ese momento en 22 Universal, «Música en Orbita» para comentarnos sus cosas y decirnos que esa noche actuaba por éstos lares. Simpático, profesional, generoso, artista, Cacho Castaña. Un verdadero fenómeno de la música toda. Más allá de la leyenda.