En el Juzgado de Paz firmaron el acta que acredita su matrimonio Martín González Francia y Andrea Fagúndez da Cunha, fueron testigos presenciales: Silvana Fagúndez, Daniela Fagúndez, Blanca Francia y Lorena Francia.
En horas de la noche en la Parroquia de la Santa Cruz fue bendecida la boda, estando acompañados los novios por familiares y amistades. El templo lució una delicada decoración en base a ramilletes de flores ilusión en cada banco y cintas rulotés en cascada, mientras que sobre el altar había velón encendido rodeado de iguales flores.
A la hora señalada y mientras se escuchaban los acordes de la marcha nupcial vimos pasar a la joven novia del brazo de su papá Ariel Fagúndez.
Andrea vistió modelo nupcial confeccionado en gasa blanco, de corte imperio con el bustier y los breteles anchos de encaje, falda evasée, presenta al dorso amplia traine separada, como tocado lució vincha de strass y en la mano retuvo bouquet de rosas rojas. Se le adelantaron a su paso llevando los anillos los niños Agustín Núñez y Milagros Fagúndez, mientras que esparcían pétalos por el sendero, Manuel Nuñez y Sofía Fagúndez.
En el altar la esperaban el novio, junto a Juan Finozzi el sacerdote oficiante y los restantes padrinos, que fueron: Humberto González y Blanca Francia, lució vestido largo de encaje cruny color gris plata revistiendo la parte superior, y falda evasée de crep satén al tono. La hermana de la novia Silvana Fagúndez da Cunha, lució vestido largo de crep satén color azul, con detalle de encaje señalando el escote y las mangas.
Durante la ceremonia Daniela Fagúndez leyó un trozo bíblico referente al amor, versando en él su homilía el oficiante.
Posteriormente con una reunión social fue celebrado el acontecimiento. El hermoso salón del club Uruguay fue destacado con detalles de telas, globos y flores, blancas y rojas, las mesas de los invitados fueron tendidas con mantelería negra de base y senderos tono natural, llevaban al centro floreritos con rosas en los colores de la fiesta.
La llegada de la feliz pareja fue señalada con el vals, dando comienzo con el baile que se prolongó por varias horas en ambiente de mucha diversión, contando con la participación de «Sonido Profesional» y de una conocida batucada para el reparto del cotillón. Llegado el momento de elevar las copas en el brindis compartido tomó mayor relevancia la mesa principal donde estaba la torta de bodas, de tres pisos juntos bañadas de fondant blanco y detalles de rositas rojas de azúcar.
Como muestra de afecto y amistad recibieron múltiples y prácticos obsequios que pasaron alhajar el nuevo hogar. En su luna de miel visitaron Florianópolis (Brasil).