En el Juzgado de Paz días pasados firmaron el acta matrimonial Diego Fioritto Chagas y Soledad Salaberry Ferreira.
Fueron testigos de ambos, Pablo Salaberry, Leticia Domínguez, Lucas Silva y Virginia Morella.
Al otro día en Casa del Lago (Salto Grande) se celebró la boda, en el parque se realizó la ceremonia de las velas, consiste en que ambas madres de los novios encienden una vela y luego un velón que significa el traslado de la luz de cada familia a la que se inicia.
Este sitio donde estaba la mesa con las bandejas con los velones fue destacado con doble arco metalizado, uno cubierto de telas torneadas de color azul y la otra enlazada de flores naturales blancas.
La novia llegó al lugar del brazo de su papá José Pedro Salaberry, realzó su prestancia vistiendo modelo de ceremonia blanco, realizado en gasa muselina, la parte superior transparente bordada con canutillos blancos en las terminaciones y luego flores, amplia falda de caída natural se extiende en traine, el tocado lo constituía una mariposa plateada ubicada a un costado del rostro, mientras que el ramo de novia lo formaban varas de liliums retomados con pañuelo de puntilla y cinta azul.
Se adelantaron a su paso llevando las alianzas los niños, Agustín Salaberry y Martina Chagas, los contrayentes intercambiaron prometiéndose amor eterno.
Luego de ambas ceremonias todos los familiares y amigos que se hallaban presentes saludaron a los felices esposos, mientras se servía una copa de bienvenida, departían amablemente disfrutando del paisaje por el parque.
Luego fueron invitados a ingresar al salón donde se festejó el acontecimiento con un brindis, el mismo fue originalmente decorado con bando de telas blancas con inscripciones en azul de frases famosas en español y portugués, referentes al amor, acompañaban cairelles transparentes y de cascabeles. Estas telas se apreciaban en las paredes, ventanales y puertas, sobre la pista de baile colgaban bolas espejadas, sobre las mesas de pastelería y bocados salados había esferas colgantes realizadas con raíces y piolas artesanales, estas encerraban fresias blancas y algo de follaje en cascada. Los invitados se ubicaron en torno a mesas dispuestas con mantelería blanca y azul, al centro originales fanales cuadrados logrados con lonja blanca escrita con los nombres de los contrayentes en tinta azul y cinta al tono, ajustaba ramillete de pequeñas flores y velón despedía luz difusa.
En la galería había varios juegos de living blancos. El baile comenzó con el vals luego ritmos de moda fueron aprovechados por los presentes. Al momento del brindis tomó relevancia la mesa principal donde estaba la torta de bodas bañada de fondant blanco y sus bordes destacados con guías de strass, al medio había liliums blancos y azules, idénticas flores unidas a fino follaje y flores ilusión decoraban jarrón de cristal. Entre las elegantes de la noche recordamos a las madres, Shirley Ferreira, lució solero de falda larga, detalles en strass y canutillos formaban flores bordadas en el corsage y parte de la falda. Hortencia Chagas vistió elegante modelo de raso y lamé dorado, corset, chal y falda larga.
Para acompañarlos llegaron familiares y amigos de Rivera, Montevideo, Florida y Buenos Aires. Los esposos recibieron múltiples y prácticos obsequios que pasaron alhajar el hogar en la capital, donde fijaron residencia.
