El que pasó no fue un diciembre más para esta adolescente. Fue el momento en que llegó a sus 15 años, algo que «estaba esperando muy ansiosa, porque significa empezar una etapa nueva», dijo al conversar con EL PUEBLO. Nos referimos a Blanquita Filippini.
El cumpleaños fue el miércoles 30, pero «ese día pasé en casa nomás, con mi familia, es decir con mi padre, mis hermanas, cuñados y sobrinos… ¡Ah! y antes me hicieron una preciosa pintada en la calle –cuenta con entusiasmo-, y el sábado (ayer) voy a festejar con una reunión con la familia y algunos amigos y amigas también».
Decir Blanca Filippini, no solo en Salto ya que su nombre y su historia de vida han trascendido, es recordar el tan mentado «caso Blanquita Filippini». Se trata de aquella niña salteña que -hace ya 12 años- una, dos y tres veces concurrió junto a sus padres a la emergencia del Hospital Regional Salto por fuertes dolores abdominales y alta fiebre, siendo en cada una de esas ocasiones enviada nuevamente a su domicilio con el argumento que su malestar era algo pasajero…
Era sin embargo una apendicitis que, conforme transcurrían las horas, avanzó hasta convertirse en una peritonitis complicada. Este cuadro llevó a una infección generalizada que derivó, nada menos, en que a la niña -de 3 años de edad- Blanca Gladys Filippini Lafuente, simplemente «Blanquita» en el afecto de todos quienes la conocen, se le debieran amputar sus piernas a la altura de las rodillas, así como el brazo izquierdo a la altura del codo y algunos dedos de su mano derecha.
Ha pasado a lo largo de estos doce años, por más de veinte operaciones, por ejemplo para la colocación de prótesis en sus piernas, las que ahora le permiten desplazarse sin necesidad de silla de ruedas, ni bastones, ni muletas.
Blanquita estudia en el Liceo N° 3 de la Zona Este y pasó a 4to año. Pese a ser un año especial el que pasó, ella lo considera «un año en que pasé muy bien, me sentí bien, pude estudiar y pienso seguir estudiando». Al preguntarle cuáles son sus planes y deseos en cuanto a los estudios, dice con mucha seguridad: «quiero estudiar la carrera de Derecho, quiero ser abogada, porque me gustaría defender a la gente que ha sufrido una injusticia como he sufrido yo».
El juicio que su familia inició contra el Estado por mala praxis, está a cargo del conocido abogado Dr. Pablo Perna, y aún no culminó, aunque todo indica que finalmente la Justicia fallará a favor de la familia. Será entonces, cuando ese asunto finalice, que quede atrás una trabajosa etapa.
Para Blanquita, sin embargo, la vida se trata de lo que expresa esta frase, una de sus frases favoritas: «el pasado no se borra, ni se edita, ni se cambia; solo se lo acepta, y se lo supera».
