Robert Minondo es Pastor de la Iglesia Evangélica “Misión Vida para las Naciones” y encargado de la Comunidad BERACA Salto, que atiende no solo a jóvenes con problemas de drogas sino también a personas con problemas de alcohol, en situación de calle y a víctimas de violencia doméstica. Pregona que solo a través del amor hay una salida a nuestros problemas más profundos y que gracias a su madre conoció la palabra de Dios.
– ¿Cuándo descubrió su vocación por la fe?
– Hace casi veinte años. Mi mamá era cristiana, recuerdo que me invitaba a ir a la iglesia, un día accedí, escuché el mensaje de salvación de Jesucristo, recibí a Jesús como mi Señor y salvador, y bueno, desde ahí me mantuve firme en la fe cristiana, lo que me llevó a buscar más de Dios y a encontrar el llamado pastoral y a la tarea social que estamos haciendo hoy.
– Una cosa es que usted reciba la fe y tenga una actitud activa y otra es ir un par de pasos más allá y tener una tarea a nivel pastoral, ¿cuándo sintió ese llamado tan especial?
– Con mi esposa hace once años que estamos aquí en Salto, la Biblia nos habla que la fe sin obra es como letra muerta, que uno no solo tiene que creer sino poner en práctica lo que uno cree. Y en esa demanda bíblica es que hemos creído y nos movemos en no solo vivir algo teórico sino algo práctico. Jesús mismo dijo que los cristianos no se conocen por lo que hablan sino por sus frutos, y eso es lo que ha hecho que seamos personas activas en la fe ayudando al prójimo de una manera más directa, viviendo con las personas que están padeciendo necesidades. No me gustó ser una persona que solo va a la iglesia y se sienta, sino ser una persona que pudiese ayudar al prójimo en lo que esté a mi alcance.
– De todas formas noto que se trata más de un tema personal que de lo que mandata la Biblia como usted dice, conozco muchos buenos cristianos que no la interpretan como usted y no tienen una vida cristiana tan militante…
– Sí, pasa eso sí…
– ¿Están mal aquellos que no la interpretan como usted cuando dice “que los cristianos no se conocen por lo que hablan sino por sus frutos” o cuando dijo “la fe sin obra es como letra muerta”?
– Nosotros como parámetros tenemos que tener la palabra de Dios, y la Biblia nos insta a que el cristiano tiene que ser una persona que dé frutos en la vida, no solo un cristiano teórico, tiene que ser una persona que dé frutos. Es como recién decía, cuando uno se mueve, actúa. A mí me pasa que en la congregación a la cual yo pastoreo hay gente que se pone a disposición de hacer tareas y hay otra que se mantiene pasiva, todo va en la predisposición de cada uno, de su corazón y del grado de fe de cada uno.
– Entonces, ¿se trata de un tema personal o de fe?
– Va en las dos cosas juntas, porque si voy a encarar una tarea debo hacerlo con fe, si lo que hago lo hago sin fe, es imposible. Hay gente que me dice, “¿cómo podés involucrarte ayudando a personas con problemas de drogadicción?”, a la que siempre le respondo que si no tuviese la fe de por medio esto no lo haría, porque la fe es un bastón muy importante para poder ayudar a la gente. Entonces, son las dos, la actitud, la disposición de corazón, la disposición personal de cada uno y también la fe, van acompañadas.
– ¿La fe de la Humanidad está en crisis?
– Y sí, hay una crisis de fe. Hay mucho materialismo, mucho secularismo, hoy en día se hace más énfasis en lo material, lamentablemente creo que eso va en aumento. La gente se avoca más a lo material, a las cosas pasajeras que a aquellas cosas que realmente importan, como la familia, como la fe, y sin duda que eso siempre va a traer crisis social y familiar, cuando no le damos lugar a cosas que son más importantes.
– ¿También está en crisis la solidaridad?
– La Biblia no me habla de solidaridad, me habla de amor, y la palabra amor es más profunda que la palabra solidaridad. Hoy en día la palabra solidaridad se usa para hacer una beneficencia, para ayudar a alguien, pero la palabra amor te lleva a ayudar y a actuar por personas que de repente no se merecen nada, que fue lo que hizo Jesús, actuó en perdonar a aquellos que le estaban escupiendo, que lo estaban escarneciendo. Entonces, una cosa es actuar por solidaridad, que no digo que no sea buena la solidaridad, pero otra cosa es actuar en amor.
La sociedad más que ser solidaria necesita amor. Vemos que ese es uno de los pilares que está cayendo en la sociedad, lo vemos muchas veces reflejado en el hogar, también se lo ve reflejado en los problemas que está atravesando la sociedad, una sociedad que está careciendo de amor. Por eso el evangelio es un evangelio de amor, no habla de un evangelio de solidaridad. Sin duda que el amor me lleva a que yo ayude al otro, a que le preste atención al otro, cuando hay amor se sanan y se resuelven muchas más cosas.
– Disculpe mi atrevimiento, pero usted refiere a que el evangelio habla de amor, en ese caso usted describe al Nuevo Testamento, pero el Antiguo Testamento no hablaba tanto de amor, por el contrario. Siempre me lo plantee como que alguien hubiese hecho un estudio de marketing y aggiornado el discurso.
– En el Antiguo Testamento se apunta más a la conducta del ser humano, ¿te acuerdas de “no matarás” por ejemplo? Ahí Dios le hablaba a su pueblo a través de los profetas apuntando a la conducta de la persona. Ahora, en el Nuevo Testamento, que es el nuevo pacto que hizo Dios con los hombres a través de Jesucristo, se apunta al corazón de la persona.
– ¿Por qué se cambió el mensaje?
– No es que haya cambiado el mensaje sino que Dios trató de diferente forma con el ser humano. Cuando a Jesús le preguntaron cuáles son los principales mandamientos, él dijo que el primero sería amar al Señor, tu Dios, por encima de todas tus cosas, con toda tu alma, con toda tu mente y con toda tu fuerza. El segundo es similar a este, amarás a tu prójimo como a ti mismo. En todo esto se resume toda la ley, en el amor. Entonces, no es que haya cambiado, el mensaje de Dios al ser humano, siempre, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, fue un mensaje de amor. El tema es que Dios trabajó de diferentes formas en el proceso de la historia del ser humano, con el pueblo de Israel, después también con el pueblo gentil en el Nuevo Testamento. En ese proceso algunos entendieron el mensaje de Dios y otros no, pero en el Nuevo Testamento el mensaje de amor de Dios hecho hombre es a través de Jesucristo.
Entonces, cuando se toma en su totalidad el mensaje que se da tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, se aprecia su mensaje de amor, ahí es donde el hombre puede encontrar el propósito en su vida aquí en la Tierra, y el propósito de Dios para su vida. Y vamos a encontrar que todo se sintetiza en esto, en el amor de Dios hacia el ser humano, que es la salvación, la vida eterna.
– La antítesis del amor podría ser odio, palabra muy emparentada con otra, discriminación.
– Sí, la contrapartida a amor es odio, sin duda. Y cuando uno discrimina sin duda que no es basado en el amor, porque el amor es aceptación de nuestro prójimo.
– En los tiempos que estamos viviendo se observa como una actitud progresista de la sociedad legalizar el aborto, legalizar la marihuana o drogas blandas, legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo; aduciéndose que quien esté en contra de estas medidas es conservador o antiprogresista, ¿cómo observa estos nuevos tiempos?
– Primero quiero hacer una aclaración, hay conductas que la Biblia no las aprueba, como el homosexualismo o el lesbianismo, la Biblia no respalda ese tipo de conductas. Por eso a veces se tilda a la Iglesia o a los cristianos de conservadores y no aceptamos ciertas cosas, pero una cosa es no aceptar la conducta y otra cosa es no aceptar a la persona. La Biblia acepta a la persona, pero lo que muchas veces no acepta son las conductas que van en contra de los principios bíblicos.
Todas estas cosas que está viviendo hoy en día el mundo es la falta de principios y de valores que está habiendo en la sociedad. Estamos viviendo en una época de relativismo donde lo que nos gusta hay que hacer, entonces tenemos que preguntarnos, todo eso que hacemos, ¿ayuda realmente a nuestra sociedad? ¿Ayuda a nuestra familia? ¿Genera una sociedad mejor? De mi parte creo que no, pero esa no es solo mi posición sino que además es la palabra de Dios. Todo esto que vemos lleva a un deterioro de nuestra sociedad y de las familias. Cosas como el aborto atentan contra el derecho a la vida, no deja de ser un asesinato del niño por nacer. Así que todo esto conlleva a una crisis de valores del ser humano que está viviendo el mundo entero, por lo que vemos familias más desintegradas, chicos que no apuestan al matrimonio, apuestan a otras cosas, ¿y eso satisface al ser humano? Me parece que no, el ser humano está en una permanente búsqueda y prueba esto y aquello, y mientras siga en esa búsqueda, seguirá vacío su corazón, y solo Dios puede llenar ese vacío.
– ¿Por qué decidió trabajar con jóvenes con problemas de drogas?
– Por chicos que fueron llegando a nuestra Iglesia y me pedían ayuda, les empecé a dar lugar en la Iglesia, pero veía que la Iglesia no era el lugar correcto como para tenerlos viviendo, y optamos con mi esposa irnos a vivir con ellos a un lugar apartado, y nos fuimos a una chacra a diez kilómetros de la ciudad. Lo hicimos por un llamado de Dios de no solo ser padres de nuestros hijos -tenemos dos salteñitos-, sino en transformarnos en ser padres de más personas.
Nos fuimos entonces a vivir con estos chicos y nuestros hijos y allí nos transformamos en padres de ellos también, pudiendo ayudar de una manera más directa, enseñándoles buenos hábitos, enseñándoles el trabajo, la fe, porque somos una comunidad cristiana, porque la Biblia dice claramente que quien esté desamparado, hay que asistirlo y si ves a alguien errante debes albergarlo en tu casa, es el evangelio práctico lo que estamos haciendo. Pero mira que no solo nos llegan personas con problemas de drogas, también llegan personas con problemas de violencia doméstica, de alcoholismo, personas en situación de calle. Por eso tenemos tres comunidades y sesenta personas a nuestro cargo aquí en Salto y BERACA tiene novecientas personas en todo el Uruguay.