Soy John Brabazon Ponsonby, Vizconde para los que gustan de los títulos largos, Lord para los amigos y “ese inglés metido en todo” para los porteños. Mi ilustre carrera diplomática me llevó por medio mundo, aunque confieso que a veces más por escándalos que por méritos. Mi llegada al Río de la Plata en 1826 no fue para buscar gloria, sino para alejarme de una dama que también atraía la atención del rey Jorge IV. Cosas que pasan en las monarquías.
Aquí me encontré con una guerra entre el Imperio del Brasil y las Provincias Unidas. Dos gallos, un corral, y yo en el medio. Propuse una solución brillante: que la Banda Oriental se independizara y todos contentos. Morí en 1855, pero como verán, mi espíritu sigue paseando por Salto y otras tierras orientales para seguir contando historias que parecen leyendas urbanas.
De nada, Uruguay. De nada.