Néstor Goncálvez, Iván Urruti, Javier Cabrera y Santos
Ramón Da Silva se reencontraron en la cancha de Gladiador
Martes a media mañana. Cuando al sol se le da por calentar a rayo pleno.
Algo más que tiempo cálido.
En estos casos, una consecuencia es inconfundible: el sonido a pelota.

«Mirá que están preguntando por vos….».
(El presidente de Gladiador, Héctor Trinidad, le pegó el grito a Santos Ramón Da Silva).
Y como el «Pescuezo» es vecino del barrio, solo tuvo que apuntar los pasos a la cancha para que el encuentro se produjese.
Ahí están los cuatro: NÉSTOR GONCÁLVEZ (hijo del «Tito»), IVÁN URRUTI, JAVIER CABRERA y SANTOS RAMÓN DA SILVA.
El reencuentro fue puntual, aunque Santos Ramón aclara que «a Goncálvez lo vi hace un par de años, cuando vinieron al Vispo Mari a mirar un poco de jugadores. Pero con Javier Cabrera, desde aquel tiempo no lo veo. O sea, que hace algo más de 30 años».
DE GLADIADOR
A LA SELECCIÓN
Huracán Buceo vivió momentos complejos, desde lo social a lo deportivo. Sobre todo en el año 2009, cuando se abatió la crisis económica y permaneció al margen, hasta el 2017.
Ahora es parte de la Primera División Amateur, donde el año próximo podría llegar a ser rival de Salto Fútbol Club.
Los que peinan canas seguro que no archivarán de la memoria, el boom de Huracán Buceo en 1970-1971. El equipo trico-playero, protagonista vital, con legiones de hinchas en pro de su causa.
En 1987, fue cuando Huracán Buceo los incluyó a ellos cuatro. «Con Javier pasaron 30 años sin vernos y con otros jugadores nos fuimos comunicando en el tiempo, por ejemplo con Oscar Quagliatta que vive en Ecuador y tiene al hijo jugando en Wanderers de Montevideo.
A veces no importa que uno no se vea con el otro, para saber que el afecto siempre está. Eso no se borra, por lo menos nosotros lo sentimos así».
En el caso de Santos Ramón Da Silva había jugado notablemente en el Gladiador de 1985 a tal punto que Wáshington Izaguirre lo convocó para el seleccionado salteño que resultó finalista en el Campeonato del Litoral.
«En ese medio campo estaba el «Tochi» Medina (Deportivo Artigas), yo en el «5» y por izquierda el «Colorado» Custodio (Salto Nuevo)».
EN LA HORA
HURACÁN
Néstor Goncálvez y Javier Cabrera llegaron tempranito en la mañana a cancha de Gladiador, para orientar la jornada de captación. El presidente del club, Héctor Trinidad, tiene en claro el concepto «de no cerrarle la puerta a nadie. Es la posibilidad que los jugadores tienen de mostrarse».
En un principio estaba prevista la asistencia de José Batlle Perdomo, pero razones familiares imposibilitaron que el «Chueco» fuese uno más.
El mate que no faltó.
Las anécdotas puntuales, antes de la acción en cancha.
El factor humano no dejó de andar en la vuelta.
Para Santos Ramón Da Silva, «ese tiempo en Huracán Buceo fue de los mejores, desde lo futbolístico y humano. Por eso entre nosotros quedó la amistad. Tampoco olvidamos a Elbio Pappa, Julio Zoppi (de Fray Bentos), Ariel Romero (radicado en España), Mario Picún, Abraham Yeladián, el sanducero Gerald Britos y otro salteño que también se sumó: Nelson «Cuchillo» Quevedo. Por más que pasen los años, algo o mucho de ese ayer siempre nos queda».
La mañana del reencuentro.
El reencuentro de los cuatro.
¿Cómo un equipo de fútbol es capaz de ser cuna de sentimientos humanos?
Y lo es. Puede.
El hecho es que Huracán Buceo posibilitó más de un renacer esperanzador, cuando los cuatro fueron parte de esa siembra compartida.
El fútbol también es eso.
En tantísimos casos, no hay traiciones. Por eso pasarán los años, sin margen para la duda,
La magia de los afectos que junta y reencuentra.
No dejará de hacerlo.
No dejará.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-