TRANQUILIDAD. La aparición de tres nuevos casos de coronavirus en nuestra ciudad, luego que algún medio argentino titulara “Coronavirus en Uruguay: Salto, la zona del país donde logran contener el avance de la pandemia. En ese departamento del norte se conocieron los dos primeros enfermos afectados por el virus Covid-19. Pero después, gracias a las estrictas medidas de precaución adoptadas, no aparecieron nuevos casos positivos” (Clarín, 27.3.20), fue como un baldazo de agua fría que duró poco, porque enseguida en las redes sociales algunos apocalípticos entraron rápidamente en calor con hipótesis y señalamientos de todo tipo y color, como si fuera una cacería de brujas.
Pero claro, desde la irresponsabilidad de un comunicado oficial mal redactado que daba a entender que esos dos primeros casos que hubo en nuestra ciudad, traídos también de un viaje a Europa, habían sido dados de alta sumado a dicho artículo sobre cómo nos ven desde afuera, hicieron que nos aflojáramos todos al extremo que en horas de la tarde de ayer se tuvo que cerrar la costanera de nuestra ciudad porque la gente concurría sin ningún prurito, cosa que según sabemos, también ocurre en la ciclovía de ruta 3, donde la gente socializa como si Salto estuviera protegida por una cúpula invisible por donde no puede ingresar el famoso virus, lo que nos recuerda a cierta novela de Stephen King.
Esos tres nuevos casos de coronavirus positivo, también de personas que retornaron de un viaje a Europa, y que desde que se bajaron del avión han mantenido estrictamente el protocolo de cuarentena, nos dieron repentinamente un baño de realidad, e hizo que cayéramos a tierra de un porrazo. A esto se suma que además comenzáramos el fin de semana con otra triste noticia al confirmarse el fallecimiento de la primera persona por coronavirus en el país.
Lo primero que debo decir, porque asumo la responsabilidad que me compete como comunicador, y sin entrar en anuncios apocalípticos, es que debemos comprender la seriedad del virus que anda suelto como perico por su casa por todo el planeta, el que solo es grave en dos personas de cada diez infectadas de coronavirus, es decir que para el 80% de las personas que se contagien tendrán que hacer una cuarentena obligatoria monitoreados por el cuerpo médico y para ellos la sintomatología será la de una gripe fuerte (fiebre, dolores musculares en las extremidades, y cierta dificultad para respirar, en la mayoría de los casos). Se complica sí para el otro 20% por patologías que pueda arrastrar por la edad, por eso requieren de ayuda para respirar.
También tenemos que asumir que más allá del esfuerzo de todo el cuerpo médico de nuestro país y por más correctas que sean las medidas preventivas que adopte el gobierno en materia sanitaria, el número de personas que se enfermen de coronavirus e incluso que fallezcan por ese motivo, seguirá incrementándose en nuestro país, porque repito, así está ocurriendo en todo el mundo. El coronavirus no mata, pero ayuda si la persona que se enferma tiene otras patologías o alguna complicación extra por la edad. Por eso debemos cuidar como sociedad a nuestros mayores, a nuestros abuelos.
Esto que escribo no es para alarmar, repito, es para que todos tengamos las cosas en claro, que de nosotros y solo de nosotros depende que el virus que anda circulando no nos agarre, y no porque podamos encontrarnos dentro de la franja que está fuera de peligro no le demos importancia, porque si nos agarramos el virus, igualmente podemos contagiar a otras personas. O sea que no es solo por nosotros, es por todos que debemos cuidarnos y no alarmarnos. Estemos tranquilos, pero seamos responsables.
Hasta la semana que viene…
LEONARDO SILVA