Por estos días se ha planteado una llamativa controversia política en filas del gobernante Frente Amplio, que tiene los tres aspectos mencionados para analizar.
El oncólogo y ex Presidente de la República, Dr. Tabaré Vázquez, irrumpió con mucha fuerza a nivel público, al expresar su desacuerdo con las medidas de disminución de las exigencias a las compañías tabacaleras.
Vázquez denunció esto como una extorsión de la multinacional Phillip Morris y dijo que nuestro país no debería de ceder (en los hechos la resolución no está tomada), porque la multinacional, con la demanda presentada a nivel internacional buscaba tener un juicio ganado para amedrentar a otros países que estuvieran pensando imitar la política uruguaya de rechazo al tabaco.
Lo bueno de la lucha antitabaco, que tiene nombre y apellido en el país (Tabaré Vázquez), es que se ha avanzado mucho en la erradicación del cáncer sobre todo de pulmón y esta política es aprobada y apoyada por todos los partidos de la oposición.
Lo malo, es que dos referentes del mismo Partido Político no tengan un diálogo directo, no hayan podido conversar directamente entre ellos para intercambiar argumentos (Vázquez habría hecho saber su posición a Mujica mediante una tercera persona) y tomar una posición en armonía, máxime sabiendo, tal cual lo han expresado ambos, que se comparte la misma visión en referencia a la lucha antitabaco.
Lo feo, es que el Dr. Tabaré Vázquez, de acuerdo a lo anunciado y basándose en la premisa de que “el que avisa no traiciona”, se aprestaba a denunciar ayer, en un foro internacional, esta acción de la multinacional como una presión hacia un pequeño país. Si además se presenta al Uruguay como cediendo a dicha presión, es un flaco favor que se hace a la nación.
A todo esto hay que tener en cuenta cuáles serían las medidas que se “flexibilizarían” y que aún están a estudio. Se bajaría del 80 % al 65 % el porcentaje del paquete de cigarrillos que debe ser ocupado por el mensaje de advertencia al fumador de la nocividad del cigarrillo y al mismo tiempo se levantaría la prohibición de ofrecer diferentes “tipos” de tabaco.
En cuanto a la primera medida, se hizo saber que la exigencia a nivel internacional es del 50%, por lo tanto en nuestro país seguiría siendo mayor a la exigida como promedio mundial.
Con estas medidas Uruguay busca evitar enredarse en algunas disposiciones legales del país que podrían ir contra el derecho de los inversores en el plano internacional, “zafando” de esta manera del principal argumento que expone la tabacalera para su demanda.
Vázquez ha sostenido que esta tabacalera no ha ganado una sola de estas demandas hasta el momento en el plano internacional y por lo tanto el país no debe ceder a esta presión.
En tanto el temor del gobierno, es el riesgo de tener que pagar sumas millonarias para enfrentar la demanda. El ex presidente descarta este riesgo, creemos que en forma equivocada. Debemos recordar que si bien la demanda realizada por Argentina en La Haya, debido a la presunta contaminación de Botnia, fue ganada por Uruguay, el costo de la defensa de los juristas internacionales fue de 8 millones de dólares.
Esto nos da idea de lo oneroso que resultan estas defensas, independientemente de cual sea el resultado de su labor.
Por lo tanto, si se trata de ajustar las medidas a normas que nos pudieran evitar este riesgo, sin ceder un ápice de la posición de fondo y probablemente volcar esas sumas exorbitantes a otros fines, como la construcción de viviendas o planes sociales, creemos que es razonable hacerlo.