En el entramado de la música uruguaya, hay voces que son ríos, que fluyen con la misma intensidad con la que los versos se transforman en melodía. Una de ellas es la de Andrés Stagnaro, cantautor y poeta nacido el 29 de julio de 1955 en Salto, un artista que ha hecho de la palabra cantada un estandarte y de la poesía un territorio donde la música y el sentimiento se entrelazan sin fisuras.
Desde su adolescencia, Stagnaro se entregó a la canción, a la búsqueda de sonidos que dieran abrigo a las letras de los grandes poetas uruguayos. Integró grupos como el «Grupo Tabaré», el «Dúo Los Orientales» y «Andrés y Luis, dos para el folclore». Con el tiempo, su identidad musical se consolidó en Montevideo, donde tejió lazos con múltiples creadores. Su mayor virtud, aclamada por críticos y público, es la manera en que logra que música y poesía parezcan haber nacido en un mismo instante, en una simbiosis perfecta.
En 1988, su primer fonograma vio la luz a través del sello Sondor, donde combinó poemas musicalizados y textos propios. Su estilo, aunque de raíces baladísticas, incorpora con fluidez los ritmos latinoamericanos y folclóricos. A partir de 1993, amplió su propuesta con espectáculos multidisciplinarios en Montevideo y el interior del país, sumando teatro y danza contemporánea a su expresión artística.
Su obra ha trascendido fronteras. Ha llevado su voz y su guitarra a Portugal, Galicia, Austria, Argentina y Cuba, entre otros lugares, consolidándose como un embajador del canto poético uruguayo. Su discografía supera la decena de álbumes, con una producción incluso en Portugal, además de su participación en diversas obras colectivas.
LUCES Y SOMBRAS DE UNA GENERACIÓN: LA MARCA DE LOS AÑOS SETENTA
La historia de Stagnaro no está exenta de cicatrices. Durante la dictadura cívico-militar en Uruguay, fue detenido en 1976 y permaneciendo en prisión hasta 1979. Su regreso a la música lo encontró en la murga «Reina de la Teja», donde dio sus primeros pasos en la grabación discográfica. En 1986, ya en plena democracia, retomó su camino en solitario, afirmándose como compositor y explorador de los versos de sus contemporáneos.
LA POESÍA IBEROAMERICANA EN SU VOZ
Stagnaro ha sido un incansable explorador de la poesía iberoamericana. Su don para musicalizar versos lo ha llevado a interpretar textos de Juana de Ibarbourou, Marosa di Giorgio y Delmira Agustini, entre muchas otras. En su propuesta, la profundidad de la palabra se encuentra con la calidez de la música popular uruguaya, creando un espacio donde el arte se vuelve experiencia viva.
«MUJERES EN MI VOZ»: UN CANTO A LA POESÍA FEMENINA
En 2011, Andrés Stagnaro lanzó «Mujeres en mi voz», un disco donde rinde homenaje a la literatura femenina uruguaya. Con 16 composiciones, el álbum resuena como un puente entre la poesía y la música. Juana de Ibarbourou, Idea Vilariño, Circe Maia y otras poetas encuentran en su voz un eco nuevo, cargado de sensibilidad y respeto.
UN PUENTE HACIA PORTUGAL
Portugal se ha convertido en una geografía afectiva dentro de la obra de Stagnaro. Su admiración por la literatura lusitana lo llevó a musicalizar textos del Premio Nobel José Saramago, lo que dio origen al álbum «Cantando a Saramago», grabado en vivo en 2011 y presentado en 2012 en Uruguay y Portugal. Su música, influenciada por el fado y las tradiciones ibéricas, ha reforzado un diálogo cultural entre ambas orillas del Atlántico.
«ONDA CORTA»: MEMORIA Y RESISTENCIA
En tiempos de incertidumbre, la música se convierte en refugio y en memoria. Su último trabajo discográfico, «Onda Corta», lanzado por el sello Ayuí, fue concebido en la soledad pandémica y es un homenaje a los 50 años del golpe de Estado en Uruguay. Con una instrumentación minimalista, la voz de Stagnaro emerge como un faro en la bruma del olvido. Canciones como «A las 5 de la tarde» y «Si tuviera un martillo» resuenan como una evocación de la resistencia.
LAS CANCIONES DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA: MEMORIA Y EMOCIÓN
La voz de Stagnaro también ha sabido revivir los himnos de lucha de la Guerra Civil Española. Sus interpretaciones de temas como «Ay Carmela» han estremecido a las generaciones que vivieron el exilio y han acercado a los jóvenes a una historia de dignidad y sacrificio. Estas canciones, que en su tiempo fueron banderas, en su voz se convierten en un recordatorio imborrable de la historia compartida entre Uruguay y España.
Andrés Stagnaro ha compartido en varias entrevistas aspectos de su vida que van más allá de su faceta artística. Por ejemplo, en una entrevista titulada «Cantar las heridas», reflexiona sobre cómo las experiencias personales y colectivas, como la Guerra Civil Española, han influido en su sensibilidad y en su forma de ver el mundo. También menciona su interés por recuperar la poesía y la canción como herramientas para conectar con las emociones humanas.
EL MAR DE SALVADOR
Andrés Stagnaro ha explorado temas profundos en sus reflexiones poéticas y filosóficas. En su blog, comparte pensamientos sobre la conexión entre la naturaleza y la introspección, destacando cómo el entorno puede inspirar calma y contemplación. También ha trabajado en proyectos que integran poesía y música, como su espectáculo dedicado a Salvador Puig, donde combina textos poéticos con interpretaciones musicales.
El espectáculo «El mar de Salvador» es una obra destacada por su profundidad y sensibilidad artística. En este evento, realizado en la Sala Vaz Ferreira de la Biblioteca Nacional, Stagnaro musicalizó poemas inéditos de Salvador Puig. La combinación de música y poesía permitió transmitir la esencia de los textos de Puig, considerados profundos y significativos.
El espectáculo no solo fue un homenaje a Puig, sino también una muestra del compromiso de Stagnaro con la poesía como forma de expresión artística. Su capacidad para llevar los textos a las tablas y conectar con el público a través de la música y la palabra es lo que hace que este proyecto sea tan especial.
A propósito de Salvador Puig:
Nació el 9 de enero de 1939 en Montevideo, Uruguay. Poeta, comunicador y periodista, actuó como corresponsal de las agencias internacionales Reuters entre 1976 y 1982 y Ansa desde 1982 hasta 2004. Ejerció la crítica literaria en el semanario Marcha de Montevideo, entre los años 1967 y 1968 y ha colaborado en otras publicaciones.
Recibió el Premio Bartolomé Hidalgo en 1993 por el libro Si tuviera que apostar, y en el año 2000 el Premio Juan José Morosoli por el conjunto de su obra literaria. En 2001 recibió el primer Premio en Poesía del Ministerio de Educación y Cultura en la categoría “inéditos”, por su libro Falso testimonio, publicado y luego ampliado con el título En un lugar o en otro. Ha actuado en reiteradas veces como jurado y concurrió en 1987 al Congreso de Escritores Iberoamericanos de Israel. Poemas suyos han sido recogidos en antologías de Francia, España, Canadá y Brasil.


Sus libros publicados:
La luz entre nosotros (1963)
Apalabrar (1980)
Lugar a dudas (1984)
Si tuviera que apostar (1992)
Por así decirlo (2000)
En un lugar o en otro (2003)
Escritorio (2006)
El poeta falleció en Montevideo, el 3 de marzo de 2009.
EL CANTAUTOR QUE SUSURRA SU PROPIA POESÍA
Aunque ha dado voz a tantos poetas, Stagnaro también ha escrito y cantado sus propios versos, aunque con una discreción que roza la timidez. Su canción «Puerto de Salto» es una de sus composiciones más conocidas, una postal sonora de su ciudad natal que evoca la melancolía del río y la memoria de quienes lo habitan.
Andrés Stagnaro es más que un músico: es un tejedor de puentes, un alquimista que une el verso con la melodía, un cronista sensible de la historia y la memoria colectiva. Su arte nos recuerda que la música, como la poesía, es un lenguaje que trasciende fronteras y tiempos, un eco que persiste en el alma de quienes lo escuchan.
