De pronto en Holanda se desencadenó el diluvio universal y la lluvia ahogó los tulipanes. Pero como bien dice el proverbio, siempre que llovió paró y se hizo la luz, otra luz, más intima, más elemental, más creativa ,más tibia que pobló la mágica Holanda y la convirtió en una luz cinematográfica que dio lugar al Festival de Cine Internacional de Amsterdam, uno de los mas prestigiosos de este país . Durante cuatro días , del 20 al 23 de agosto del 2014 bajo el titulo Hola Uruguay, Amsterdam le dio la bienvenida y homenajeó a jóvenes realizadores uruguayos. En un hermoso cine, Art Decó, entre otros nuevos talentos, estaba la salteña Alicia Cano Menoni, directora del Bella Vista.
Su película, no requiere ninguna aclaración, pues habla por sí misma, trasciende por sí misma. Tan solo voy a decir, que está en los fines del arte el lograr la sintonía del artista con el ritmo de la vida y Alicia Cano ha extendido esta premisa a la sintonía del espectador que vio el Bella Vista durante dos noches lluviosas, características de Holanda. Relató en imágenes los acontecimientos cotidiano de un puñado de personas en el crudo interior de un país latinoamericano, intentando revelar a través de sus cuerpos, de sus gestos algo tan elemental y característico acerca de su relación con la tierra, con sus semejantes, con la miseria humana, con la discriminación, con la esperanza, con el amor, con Dios o con ellos mismos.
Alicia Cano con su película ha logrado plasmar con una mirada crítica y desgarradora, pero no exenta de ternura ni de esperanza, mucho de lo que todos buscamos, la solidaridad humana, y en definitiva ser habitados por un alma. Cuando se prendieron las luces, todo el cine repleto aplaudió, aplaudió con fuerza, con satisfacción, con el alma. El milagro se había consumado, el Bella Vista había recorrido 14 mil kilómetros para instalarse en el corazón de Holanda, en el corazón de los uruguayos presentes y en el corazón de los pocos salteños que habitamos este país de las sombras largas que lo vimos con la piel erizada de regocijo. Sobre el Bella Vista hay ríos de palabras para seguir hablando, pero esta corta nota tan solo la escribí para compartir especialmente con todos los salteños ese tiempo magistral que viví viendo la película y ese tiempo sensible en que fui feliz. Gracias Alicia Cano y a, absolutamente todos, los excelentes participantes del Bella Vista por ampliar nuestras fronteras creativas y haber traído este impagable regalo cinematográfico especialmente a los que estamos “Allá lejos y hace tiempo” como escribiera acertadamente Guillermo Enrique Hudson.
De pronto en Holanda se desencadenó el diluvio universal y la lluvia ahogó los tulipanes. Pero como bien dice el proverbio, siempre que llovió paró y se hizo la luz, otra luz, más intima, más elemental, más creativa ,más tibia que pobló la mágica Holanda y la convirtió en una luz cinematográfica que dio lugar al Festival de Cine Internacional de Amsterdam, uno de los mas prestigiosos de este país . Durante cuatro días , del 20 al 23 de agosto del 2014 bajo el titulo Hola Uruguay, Amsterdam le dio la bienvenida y homenajeó a jóvenes realizadores uruguayos. En un hermoso cine, Art Decó, entre otros nuevos talentos, estaba la salteña Alicia Cano Menoni, directora del Bella Vista.
Su película, no requiere ninguna aclaración, pues habla por sí misma, trasciende por sí misma. Tan solo voy a decir, que está en los fines del arte el lograr la sintonía del artista con el ritmo de la vida y Alicia Cano ha extendido esta premisa a la sintonía del espectador que vio el Bella Vista durante dos noches lluviosas, características de Holanda. Relató en imágenes los acontecimientos cotidiano de un puñado de personas en el crudo interior de un país latinoamericano, intentando revelar a través de sus cuerpos, de sus gestos algo tan elemental y característico acerca de su relación con la tierra, con sus semejantes, con la miseria humana, con la discriminación, con la esperanza, con el amor, con Dios o con ellos mismos.
Alicia Cano con su película ha logrado plasmar con una mirada crítica y desgarradora, pero no exenta de ternura ni de esperanza, mucho de lo que todos buscamos, la solidaridad humana, y en definitiva ser habitados por un alma. Cuando se prendieron las luces, todo el cine repleto aplaudió, aplaudió con fuerza, con satisfacción, con el alma. El milagro se había consumado, el Bella Vista había recorrido 14 mil kilómetros para instalarse en el corazón de Holanda, en el corazón de los uruguayos presentes y en el corazón de los pocos salteños que habitamos este país de las sombras largas que lo vimos con la piel erizada de regocijo. Sobre el Bella Vista hay ríos de palabras para seguir hablando, pero esta corta nota tan solo la escribí para compartir especialmente con todos los salteños ese tiempo magistral que viví viendo la película y ese tiempo sensible en que fui feliz. Gracias Alicia Cano y a, absolutamente todos, los excelentes participantes del Bella Vista por ampliar nuestras fronteras creativas y haber traído este impagable regalo cinematográfico especialmente a los que estamos “Allá lejos y hace tiempo” como escribiera acertadamente Guillermo Enrique Hudson.
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