Para el delantero de Saladero, fue su debut absoluto.
Ya en el segundo tiempo, las papas quemaban , porque el ausentismo de ataque en Salto, se fue haciendo concreto. Visualizable.
Hasta que Franco Junior Aliberti lo mandó a la cancha y cuando se jugaban los 32 minutos de la recta final, la maniobra que se prolongó en Nicolás Fagúndez para habilitar a JONATHAN LUQUEZ.
La definición fue impecable.
La derecha rematando, para localizar el espacio vacío, donde Rodrigo Dos Santos no llegó.
Fue el 1 a 0.
La hora de Jonathan.
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“¡Claro, cómo no sentirme feliz si uno cuando entra y es delantero, tiene esta necesidad! Es la de poder aplicar lo que el técnico transmitió y buscar hacer lo que se pueda. No desde uno y que ahí se termine todo, que lo de uno sirva para sumarle al equipo.
Es cierto que el partido estaba cerrado, costando para desnivelar arriba. En esos minutos finales había que tratar de llegar al gol, porque un empate no era negocio. Al primer partido hay que ganarlo y si es en la casa de uno, mucho más.
No niego: cuando me citaron fue una alegría. Es verdad que en muchos casos el jugador trata de dar lo mejor que puede en su club para jugar en la selección. Como se me dio no quiero desaprovecharla. Somos cuatro delanteros de punta y cualquiera podemos responder. Si, claro, ¿cómo no estar feliz?”
-En esos minutos finales, en medio de las dudas acumuladas, por el Salto a media luz en varios aspectos. Lo concreto: Jonathan Lúquez encendió la mecha ofensiva.
Un gol para desnivelar. Desde el “Zurdo” a Luquez.
Y Jonathan ahí está. Ahí estuvo.
