Oscar Larroca
Desde el momento en que el ser humano fue capaz de representar el entorno que lo rodea a través de la imagen, ha materializado su espiritualidad y su pensamiento de diferentes formas. Para lograrlo, ha echado mano a distintos materiales que reflejan sus inquietudes, intereses, creencias o su sentido de la belleza.
En la disciplina artística que nos compete, esto recibe el nombre de técnica (del griego, tékhn ‘arte, técnica, oficio’).
En la especie humana, la técnica surge de la necesidad de modificar el medio y se caracteriza por ser transmisible, aunque no siempre es consciente o reflexiva. Generalmente, cada individuo la aprende de otros (a veces la improvisa) y eventualmente la modifica.
En esta ocasión, se les propuso a los alumnos del taller trabajar con más de una técnica dentro de las fronteras de un díptico para poder investigar y observar las dificultades y las tensiones que asoman durante la producción de la obra.
Algunos alumnos trabajaron con una misma imagen a una técnica y luego la replicaron con otra (por ejemplo: fotografía y dibujo).
Otros trabajaron con dos técnicas cruzadas dentro de las dos mitades del díptico (collage y pintura), con el fin de observar la prevalencia de una de ellas sobre la otra. Óleo, tinta, collage, vitrograbado, Photoshop, pastel, carbonilla y acrílico fueron las herramientas elegidas, y se trabajó en varios planos (bidimensional, mediorelieve) con distintos registros de representación.
En todos los casos, la experiencia dejó en claro la relevancia de cada técnica empleada, en el entendido de que cada una posee un lenguaje que le es propio e intransferible.
“ABORDAJE” El díptico y los conflictos de la técnica en el lenguaje plástico visual
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