A LOS 79 AÑOS SE FUE… RUBEN GARCÍA: UN ACTOR URUGUAYO CON MAYÚSCULA

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    Se lo veía mucho tiempo atrás en las reuniones bailables del Club Colón, de San Martín y Fomento, en Montevideo, allí donde Audemar «Coco» Bentancur y el maestro Juancito Grassi, bautizaron «la esquina del movimiento», realizando tertulias impresionantes con infinidad de artistas de primera línea de Uruguay y del exterior.  Le gustaba la música y divertirse, era una especie de recreo en su profesión y estaba tan cerca que era como bailar en el patio de su casa. Vivió en la zona sesenta años, y cuando los vecinos lo veían lo saludaban afectuosamente, por su calidez y don de gente. Eso que se trae dentro y que no se consigue comprándolo por ahí. Desde chiquito salió actor, allá en la escuela Nº 90 Pedro Figari, de General Flores casi Bulevar Artigas, organizaba junto a algunos de sus compañeros, maestras y directora, las fiestas de fin de curso con representaciones de diferentes obras que brillaron en el ámbito escolar. Los padres de los alumnos siempre preguntaban a sus hijos: ¿Cómo se llama ese muchachito que actúa tan bien?…   ¿Ese? ¡Ese es Ruben… Ruben García!…  le decían. Ya se notaba, siendo un niño, su pasta de triunfador.
    El 20 de febrero de 1934, María Esther y Antonio lo trajeron a este mundo, apuntándolo en el registro como Ruben Antonio García Reyes, siendo el único de esta unión. A los siete años escuchaba junto a su mamá, todos los radioteatros de la época, quedando maravillado por las voces y los relatos de entonces.
    ¡Algún día seré como ellos! Repetía Ruben sucesivamente. Increíblemente, con el paso del tiempo aquel sueño se transformó en realidad.
    Con quince años recién cumplidos mientras estudiaba en el Liceo José Pedro Varela, detrás de la Universidad, se enteró que en el sintonizado programa de Raúl Barbero en C X 50, hacían un concurso buscando nuevas figuras. Allí marchó el adolescente para mostrarse ante el gran jurado: el público. Ni tímido, ni perezoso, en busca de fama y con un entusiasmo bárbaro, obtuvo el primer lugar en el rubro interpretación. El premio era debutar en radioteatros del momento por distintas emisoras. Mientras saltaba de alegría por el logro conseguido, una tristeza repentina invadió su ser, no pudo hacer su presentación ante el cambio de voz por temas de la edad.
    El tiempo pasó y en 1952 la revista «Cancionera» lanzaba un certámen de talentos, donde no se escatimaban esfuerzos en la producción. La finalísima fue en el teatro Stella Italia, bajo la conducción de Cristina Morán y Ramiro López. En la ocasión, Ruben García recitó de memoria un texto de Héctor Gagliardi, alcanzando el anhelado primer premio. Como dato anecdótico, agregamos que el segundo lugar fue obtenido -con otro recitado de memoria- por José Antonio Huayek, quien luego se consagrara como popular locutor de la radiotelefonía.
    Con pocos años en su haber y dos eventos ganados, llegaba el mayor desafío; el añorado primer trabajo en una broadcaster. Fue, nada más ni nada menos, que en la encumbrada C X 16, Radio Carve, que en ese auge dorado de las radios, era una de las más escuchadas. De buenas a primeras, intervino como actor de reparto en toda su rutilante programación, en base a tiras radioteatrales, cubriendo casi catorce horas en vivo. Se sucedían: Las compañías de Mario Rivero, Santiago Arrieta, «Las aventuras de Tom Mix», Blanca Burgueño, Cortos y el recordado «Teatro de las noticias», una especie de informativo radioteatralizado; desde las nueve y media de la mañana hasta la medianoche, en los estudios de Sadrep en Mercedes 973 casi Río Branco.
    DE LA RADIO A LA TELE y…
    El teatro… que se acercó a su vida y que nunca más se apartó de él. Paralelamente a su desempeño radial, donde casi siempre encarnaba personajes diabólicos –algo parecido al malo de la película- las obras debido a su éxito inundaban las marquesinas de las salas y las butacas de público entusiasta, que concurría para descubrir los rostros de las estrellas del micrófono. Cientos de representaciones inolvidables quedaron en la memoria: «Lo llamaban Juan Moreira, el oriental» con Julio César Armi, «Esta es mi familia» junto a Raquel Cartagena y Alfredo González, «Alí Babá y los cuarenta ladrones» con un reparto increíble en el Solís, «La Culeca» junto al elenco de radioteatros Tristán Navaja en Stella D’Italia, «Morocho lindo y cantor» con la compañía nacional de comedias Julio César Armi en el mismísimo Palacio Peñarol, con Blanca Burgueño y Aníbal Pardeiro recorriendo todo el país, con Walter Di Leva, con la Comedia Nacional –desde 1964 a 1985- y tantas y tantas más.  Así se fueron dando las cosas, el estilo actoral de Ruben fue copando los radioteatros, pasando por otras radios, corriendo de teatro en teatro y marcando un suceso único en la televisión.  Se adaptaba a todos los elencos, siempre había un lugar para él como destacadísima figura, dándole nivel a los papeles desempeñados, nunca faltando ni llegando tarde y como si fuera poco, leyendo una sola vez los textos se aprendía los suyos y hasta a veces los de los demás. Bien se sabe que en «Decalegrón» muchas veces Ricardo Espalter se olvidaba de la letra, cuando eso ocurría y su compañero de secuencia era García, le soplaba lo que tenía que decir a manera de apuntador, algo que a menudo hacía reír a carcajadas a todos en el mismísimo estudio. Además, eso se dibujaba en los propios rostros de los protagonistas que se divertían haciendo un humor que hoy se extraña.
    Cuando el desopilante Luis Sandrini y la inigualable Niní Marshall arribaron a nuestra capital en 1955, para desarrollar sus actuaciones en Radio Carve, pedían que su acompañante en la fonoplatea fuera el propio Ruben, por considerarlo un singular profesional y partenaire. En una oportunidad, Don Luis había llegado muy temprano a C X 16 para ensayar lo que escribía Wimpi y lo que debía hacer al aire en la noche, observándolo todo varias veces se acercó a Cristina Morán, animadora del ciclo y haciendo relación con García, dijo: «¿Cómo y el chiquito no llegó todavía… Tardará mucho? Sin él no puedo empezar. Es un fenómeno el chiquito…»  En un futuro cercano a ese tiempo, también el propio Luis Landricina, solicitó que lo acompañara en una tournée radial y televisiva.
    SE QUEDÓ EN URUGUAY
    El suceso de Ruben García como actor de reparto, acompañante o actor reidero, conoció logros inalcanzables. Inundó la pantalla chica de locas aventuras al lado de Cacho de la Cruz y Alejandro Trotta en «El Show del Mediodía» y con Eduardo D’Angelo en «El Capitán Cañones» a través de Canal 12, con Roberto Barry en «Ría con Barry» y otros por Montecarlo TV Canal 4 y hasta en los propios galpones del pionero Canal 10, realizó junto al actor paraguayo Humberto Rubín varios estelares como «Los cuentos del abuelo», teniendo 22 jóvenes años. Su pasaje por «Decalegrón» duró 25 temporadas. Lo invitó D’Angelo ¿Querés trabajar con nosotros?…  Y el lunes venidero Ruben se presentó en el canal, siendo el único actor que estuvo en el primer programa hasta el último, sin faltar a ninguno. Debutaron en agosto de 1977 hasta el 2001, llegando a tener en varias audiciones 40 puntos de rating. Julio Frade, Ricardo Espalter, Enrique Almada, Mecha Bustos, Eduardo D’Angelo, Andrés Redondo, Pelusa Vera estaban en el elenco entre muchos más en una extensa lista de personajes excepcionales.
    Con sus compañeros de labor, también actuó en Buenos Aires, donde lo invitaron a quedarse en forma permanente; no aceptó, le tiró más su país y sus cosas. No se manifestó arrepentido, por el contrario fue un verdadero agradecido por todo lo que le tocó vivir.
    Muchas veces le pregunté ¿Qué te hubiese gustado ser en vez de actor?
    «Y qué se yo, tal vez doctor en medicina…  Pero ésto me transformó y lo llevo en el corazón…»  Participó en películas uruguayas e hizo fotonovelas para las revistas “Vértigo” y “Drácula”, y mucho más.  El pasado viernes 6 de septiembre de 2013, una cruel enfermedad que se fue apoderando de él, se lo llevó definitivamente rumbo al cielo. Tenía 79 años y fue un actor y comediante, como pocos.
    www.losfavoritosdejuanjo
    alberti.blogspot.com

    Una nota exclusiva de JUANJO ALBERTI, desde Montevideo

    Se lo veía mucho tiempo atrás en las reuniones bailables del Club Colón, de San Martín y Fomento, en Montevideo, allí donde Audemar «Coco» Bentancur y el maestro Juancito Grassi, bautizaron «la esquina del movimiento», realizando tertulias impresionantes con infinidad de artistas de primera línea de Uruguay y del exterior.  Le gustaba la música y divertirse, era una especie de recreo en su profesión y estaba tan cerca que era como bailar en el patio de su casa. Vivió en la zona sesenta años, y cuando los vecinos lo veían lo saludaban afectuosamente, por su calidez y don de gente. Eso que se trae dentro y que no se consigue comprándolo por ahí. Desde chiquito salió actor, allá en la escuela Nº 90 Pedro Figari, de General Flores casi Bulevar Artigas, organizaba junto a algunos de sus compañeros, maestras y directora, las fiestas de fin de curso con representaciones de diferentes obras que brillaron en el ámbito escolar. Los padres de los alumnos siempre preguntaban a sus hijos: ¿Cómo se llama ese muchachito que actúa tan bien?…   ¿Ese? ¡Ese es Ruben… Ruben García!…  le decían. Ya se notaba, siendo un niño, su pasta de triunfador.

    El 20 de febrero de 1934, María Esther y Antonio lo trajeron a este mundo, apuntándolo en el registro como Ruben Antoniopage García Reyes, siendo el único de esta unión. A los siete años escuchaba junto a su mamá, todos los radioteatros de la época, quedando maravillado por las voces y los relatos de entonces.

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    ¡Algún día seré como ellos! Repetía Ruben sucesivamente. Increíblemente, con el paso del tiempo aquel sueño se transformó en realidad.

    Con quince años recién cumplidos mientras estudiaba en el Liceo José Pedro Varela, detrás de la Universidad, se enteró que en el sintonizado programa de Raúl Barbero en C X 50, hacían un concurso buscando nuevas figuras. Allí marchó el adolescente para mostrarse ante el gran jurado: el público. Ni tímido, ni perezoso, en busca de fama y con un entusiasmo bárbaro, obtuvo el primer lugar en el rubro interpretación. El premio era debutar en radioteatros del momento por distintas emisoras. Mientras saltaba de alegría por el logro conseguido, una tristeza repentina invadió su ser, no pudo hacer su presentación ante el cambio de voz por temas de la edad.

    El tiempo pasó y en 1952 la revista «Cancionera» lanzaba un certámen de talentos, donde no se escatimaban esfuerzos en la producción. La finalísima fue en el teatro Stella Italia, bajo la conducción de Cristina Morán y Ramiro López. En la ocasión, Ruben García recitó de memoria un texto de Héctor Gagliardi, alcanzando el anhelado primer premio. Como dato anecdótico, agregamos que el segundo lugar fue obtenido -con otro recitado de memoria- por José Antonio Huayek, quien luego se consagrara como popular locutor de la radiotelefonía.

    Con pocos años en su haber y dos eventos ganados, llegaba el mayor desafío; el añorado primer trabajo en una broadcaster. Fue, nada más ni nada menos, que en la encumbrada C X 16, Radio Carve, que en ese auge dorado de las radios, era una de las más escuchadas. De buenas a primeras, intervino como actor de reparto en toda su rutilante programación, en base a tiras radioteatrales, cubriendo casi catorce horas en vivo. Se sucedían: Las compañías de Mario Rivero, Santiago Arrieta, «Las aventuras de Tom Mix», Blanca Burgueño, Cortos y el recordado «Teatro de las noticias», una especie de informativo radioteatralizado; desde las nueve y media de la mañana hasta la medianoche, en los estudios de Sadrep en Mercedes 973 casi Río Branco.

    DE LA RADIO A LA TELE y…

    El teatro… que se acercó a su vida y que nunca más se apartó de él. Paralelamente a su desempeño radial, donde casi siempre encarnaba personajes diabólicos –algo parecido al malo de la película- las obras debido a su éxito inundaban las marquesinas de las salas y las butacas de público entusiasta, que concurría para descubrir los rostros de las estrellas del micrófono. Cientos de representaciones inolvidables quedaron en la memoria: «Lo llamaban Juan Moreira, el oriental» con Julio César Armi, «Esta es mi familia» junto a Raquel Cartagena y Alfredo González, «Alí Babá y los cuarenta ladrones» con un reparto increíble en el Solís, «La Culeca» junto al elenco de radioteatros Tristán Navaja en Stella D’Italia, «Morocho lindo y cantor» con la compañía nacional de comedias Julio César Armi en el mismísimo Palacio Peñarol, con Blanca Burgueño y Aníbal Pardeiro recorriendo todo el país, con Walter Di Leva, con la Comedia Nacional –desde 1964 a 1985- y tantas y tantas más.  Así se fueron dando las cosas, el estilo actoral de Ruben fue copando los radioteatros, pasando por otras radios, corriendo de teatro en teatro y marcando un suceso único en la televisión.  Se adaptaba a todos los elencos, siempre había un lugar para él como destacadísima figura, dándole nivel a los papeles desempeñados, nunca faltando ni llegando tarde y como si fuera poco, leyendo una sola vez los textos se aprendía los suyos y hasta a veces los de los demás. Bien se sabe que en «Decalegrón» muchas veces Ricardo Espalter se olvidaba de la letra, cuando eso ocurría y su compañero de secuencia era García, le soplaba lo que tenía que decir a manera de apuntador, algo que a menudo hacía reír a carcajadas a todos en el mismísimo estudio. Además, eso se dibujaba en los propios rostros de los protagonistas que se divertían haciendo un humor que hoy se extraña.

    Cuando el desopilante Luis Sandrini y la inigualable Niní Marshall arribaron a nuestra capital en 1955, para desarrollar sus actuaciones en Radio Carve, pedían que su acompañante en la fonoplatea fuera el propio Ruben, por considerarlo un singular profesional y partenaire. En una oportunidad, Don Luis había llegado muy temprano a C X 16 para ensayar lo que escribía Wimpi y lo que debía hacer al aire en la noche, observándolo todo varias veces se acercó a Cristina Morán, animadora del ciclo y haciendo relación con García, dijo: «¿Cómo y el chiquito no llegó todavía… Tardará mucho? Sin él no puedo empezar. Es un fenómeno el chiquito…»  En un futuro cercano a ese tiempo, también el propio Luis Landricina, solicitó que lo acompañara en una tournée radial y televisiva.

    SE QUEDÓ EN URUGUAY

    El suceso de Ruben García como actor de reparto, acompañante o actor reidero, conoció logros inalcanzables. Inundó la pantalla chica de locas aventuras al lado de Cacho de la Cruz y Alejandro Trotta en «El Show del Mediodía» y con Eduardo D’Angelo en «El Capitán Cañones» a través de Canal 12, con Roberto Barry en «Ría con Barry» y otros por Montecarlo TV Canal 4 y hasta en los propios galpones del pionero Canal 10, realizó junto al actor paraguayo Humberto Rubín varios estelares como «Los cuentos del abuelo», teniendo 22 jóvenes años. Su pasaje por «Decalegrón» duró 25 temporadas. Lo invitó D’Angelo ¿Querés trabajar con nosotros?…  Y el lunes venidero Ruben se presentó en el canal, siendo el único actor que estuvo en el primer programa hasta el último, sin faltar a ninguno. Debutaron en agosto de 1977 hasta el 2001, llegando a tener en varias audiciones 40 puntos de rating. Julio Frade, Ricardo Espalter, Enrique Almada, Mecha Bustos, Eduardo D’Angelo, Andrés Redondo, Pelusa Vera estaban en el elenco entre muchos más en una extensa lista de personajes excepcionales.

    Con sus compañeros de labor, también actuó en Buenos Aires, donde lo invitaron a quedarse en forma permanente; no aceptó, le tiró más su país y sus cosas. No se manifestó arrepentido, por el contrario fue un verdadero agradecido por todo lo que le tocó vivir.

    Muchas veces le pregunté ¿Qué te hubiese gustado ser en vez de actor?

    «Y qué se yo, tal vez doctor en medicina…  Pero ésto me transformó y lo llevo en el corazón…»  Participó en películas uruguayas e hizo fotonovelas para las revistas “Vértigo” y “Drácula”, y mucho más.  El pasado viernes 6 de septiembre de 2013, una cruel enfermedad que se fue apoderando de él, se lo llevó definitivamente rumbo al cielo. Tenía 79 años y fue un actor y comediante, como pocos.

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