back to top
domingo, 11 de mayo de 2025
17.7 C
Salto

A 80 años del fusilamiento, «a García Lorca lo odiaba la burguesía de España» dice su biógrafo

- espacio publicitario -
Diario EL PUEBLO digital
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/jdtr

Ian Gibson, biógrafo del poeta andaluz Federico García Lorca, recorre en su libro más reciente la ciudad que tanto influyó en su obra, Granada, y también su asesinato.

(Suplemento Cultural del diario El País)

El 5 de mayo de 1929, en el Hotel Alhambra Palace, que luce hasta hoy sus imponentes líneas neoárabes, se ofreció un banquete-homenaje a Federico García Lorca y a la actriz Margarita Xirgu (más tarde exiliada en Uruguay), por la representación en Granada de Mariana Pineda (1925), obra dramática basada en la vida de una heroína local que se convirtió en el símbolo de la resistencia liberal a la restauración absolutista de Fernando VII. Entre los conspicuos asistentes a la cena estaba el compositor Manuel de Falla, gran amigo de Lorca, junto a quien participó en numerosas veladas artísticas y musicales. Publicado un año antes, Romancero gitano ya se había convertido en un best-seller y su autor era el poeta joven más famoso de España.

«Si algún día, si Dios me sigue ayudando, tengo gloria, la mitad de esta gloria será de Granada, que formó y modeló esta criatura que soy yo: poeta de nacimiento y sin poderlo remediar», agradeció García Lorca a los presentes.
La estrecha relación entre el poeta y la ciudad de glorioso pasado se aborda en Poeta en Granada (2015), el libro más reciente de Ian Gibson, escrito a la manera de una guía de viajes, siguiendo el modelo de la que considera «la más extraordinaria guía de España jamás escrita»: A Handbook for Travellers in Spain and Readers at Home (1845), del viajero inglés Richard Ford, quien tuvo la inmensa fortuna de vivir en el palacio de la Alhambra.
Desde España, país donde reside y donde se están recordando con gran fuerza los 80 años de la muerte de García Lorca y el inicio de la Guerra Civil, el hispanista irlandés Ian Gibson afirma: «Mi libro es un homenaje a la ‘patria chica’ de García Lorca, por cierto maravillosa, sin la cual no tendríamos su obra. La ciudad y su entorno son la raíz de su mundo. Lo que espero es que el libro ayude a la gente a conocerle mejor y, si es posible, emprenda el camino de Granada. No se trata solo de la ciudad, claro, hay que conocer también su Vega con su pueblo natal, Fuente Vaqueros, y luego Valderrubio, donde vivió varios años antes de que su familia se trasladara a Granada capital, en 1909».

ESTÉTICA DE LO PEQUEÑO
—¿Puede explicar en qué consiste la teoría de la estética granadina de García Lorca?
—Lorca está con la Granada que se perdió para siempre en 1492 con la «toma» de la ciudad por los cristianos y la expulsión, o forzosa conversión, de sus moradores árabes y judíos. En su concepto es un lugar que perdió entonces su alma. Dijo: «Yo creo que el ser de Granada me inclina a la simpática comprensión de los perseguidos. Del negro, del gitano, del judío, del morisco que todos llevamos dentro». En cuanto a su teoría de la estética granadina, la ubica en lo bello, en lo pequeño, en lo recoleto, en los arabescos tan finos de la Alhambra. No le gusta la inmensa catedral ni el palacio renacentista de Carlos V. Y sí la típica casa de sus cerros, el carmen , que viene del árabe por viñedo o pequeño jardín interior cerrado a la vista de los demás. Rubén Darío, su maestro, que estuvo en Granada, lo captó perfectamente en su libro de viajes Tierras solares, que seguramente conocía.
—¿Cómo influyó la belleza de la Alhambra en la sensibilidad de García Lorca?
—Extraordinariamente. Y se entiende. Yo he estado en la Alhambra de día y de noche, muchas veces, con el trasfondo de la altísima Sierra Nevada, y no hay nada comparable en el mundo. Su «descubrimiento» por los viajeros extranjeros del siglo XIX influyó poderosamente en el romanticismo. Y Lorca, lo dijo muchas veces, es un romántico.
—¿Qué mostraba «La historia del tesoro», filmada en Granada?
—Se trata de una «película» hecha por Lorca y tres amigos con instantáneas en la Alhambra, creo que en 1918, con el poeta en el papel del guardián del tesoro, a quien asesinan. Yo he visto las cinco fotografías de la secuencia, no sé si hubo más. Unos años después, elaboró una ceremonia en la cual se tumbaba en el suelo y representaba su muerte, entierro y lenta putrefacción, de modo tan convincente que todos los testigos se quedaban horrorizados. Lograba transferirles su propio miedo, liberándose así, provisionalmente, del mismo. Dalí me dijo que era terrorífico: se levantaba del suelo riéndose y se iba a la cama tranquilo, ¡mientras sus amigos no podían dormir! No sé la raíz de aquella obsesión por representar su muerte, pero está en toda su obra. Incluso, hay versos en que dice que le asesinaron… y que buscaron sus restos sin encontrarlos. Es escalofriante.
—¿Sigue pensando que Lorca está enterrado en Alfacar? ¿Asesora la búsqueda que promueve el historiador malagueño Miguel Caballero?
—Sí. No tengo arte ni parte en la búsqueda actual, aunque conozco los trabajos de Caballero y a él personalmente. Espero que la Junta de Andalucía les permita seguir trabajando, no entiendo la demora. Es muy importante que puedan seguir. Si no encuentran los restos a unos 400 metros de donde se buscó hace algunos años, habrá que volver al paraje de la búsqueda inicial.
—¿Qué opinión le merecen las declaraciones a Vanity Fair de Laura García Lorca, sobrina del poeta, cuando afirma que «lo que se haga con los restos de una persona es una cuestión que atañe a su familia»? Ella no respalda la búsqueda.
—No es normal que toda su familia esté en contra, como una piña, sin una sola voz discrepante. Creo que saben más de lo que dicen. Existe la posibilidad de que los restos fuesen cambiados de sitio. Quizás pronto sepamos algo más al respecto. Por otro lado, nadie está pidiendo que los restos se quiten de donde están, si la familia no quiere. Solo queremos saber dónde están exactamente. No es bueno para nadie que el poeta siga siendo un desaparecido.

Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/jdtr