El 19 de noviembre de 2004, en el salón de fiestas de club Náutico, el escritor cañero Ademar Alves presentaba su sexta obra literaria «Acuarelas de mi pueblo». Este martes se cumplieron de aquel evento a sala llena, 15 años. En memoria del afamado escritor que partió en noviembre de 2015 y que este corresponsal lo acompañó en la mesa a la hora de la presentación hablado sobre su libro, compartimos parte del relato de «el candado».
«Después de 39 años volví a mi vieja y querida Escuela 39 de Colonia Palma. Ya no era la misma. Yo tampoco era el mismo. Nostalgia, ¿ tristeza?, alegría… Los cambios fueron de progreso, de avances. La viejita escuela de dos salones aún se conserva en pie. No me animé a pedirle a las maestras para entrar. Tengo mucha cortedad, aparte… por dentro ya no deben ser los salones, es la casa de la directora. ¿Para que agudizar el oído si no voy a percibir los ecos de las risas infantiles de otros tiempos? La escuelita estaba ahí. Yo también. Algunos eucaliptos centenarios ya no estaban, otros árboles de la época tampoco. Armonizábamos bien, porque en mi cabeza ya no está el jopo, una amplia calvicie y algunas muelas menos marcan el paso del tiempo que corrió parejo con los cambios de mi escuelita. Sexto año… único alumno e sexto. Bibliotecario… Ahí conocí y me hice amigo de Juana de Ibarbourou… Chico Carlo… Un centenar de libros había en aquel entonces. Corría el año 1965. En el nuevo edificio mis ojos se encuentran con el viejo mueble, la biblioteca de aquel entonces. Nostalgia, ansiedad. Estuve a punto de abalanzarme sobre ese mueble. Abrirlo de par en par y acariciar los lomos de mis antiguos amigos que tanto bien me hicieron cuando era un peoncito de estancia y de noche acostado en el galpón de los Ferreira, entre cueros y bolsas de lana, gallinas y perros, con una lamparita de batería, leía y endulzaba mi existencia de abandonado de Dios».