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“Todo cambio es bueno en todos los sentidos y tenemos que estar preparados”

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Al Dorso

Con Nelson Antonio Ruiz Leites – jubilado de telegrafista

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Nelson Antonio Ruiz Leites nació el 5 de julio de 1945 en el barrio Los Talleres en calle Charrúa 2516. A los cinco años se mudó a Avenida Batlle 2919 frente al estadio Dickinson. “Luego ya a edad madura viví en barrio Zona Este… un lugar muy lindo. Fui a la Escuela 8 y al Liceo Ipoll” – recuerda

Cuando despuntaba sus dieciséis años su padre le consiguió trabajo en el Telégrafo Nacional, como empleado público presupuestado donde trabajó por más de cuarenta y cinco años hasta jubilarse.

1 – ¿Qué recuerdos mantiene de la época de su niñez y adolescencia?
– “Soy de la época en que había campitos por todos lados y no había ningún problema en armar una canchita de fútbol con dos piedras y nos divertíamos muchísimo. A veces jugábamos hasta la noche….no éramos muy exigentes En esa época andábamos descalzos o con alpargatas.

Jugábamos a la pelota que era de trapo o de goma…. raramente de cuero.

Me crié junto a cuatro hermanos varones y una hermana, con unos padres trabajadores en un entorno humilde pero sin faltar no lo imprescindible; comida y vestimenta. Tuve una infancia normal donde aprendimos de nuestros padres la importancia de ser personas honradas y trabajadoras y el valor del estudio. Pero debo confesar que a mí no me gustaba estudiar… quería trabajar.

Recuerdo que la Escuela No.8 tenía un director muy exigente con muy buenas maestras dónde me lleve más de un tirón de oreja o de pelo.

Cuando llegaba a casa y le contaba a mis padres, me ponían en penitencia.. mi madre me decía: Algo habrás hecho y se terminaba el problema.

No iba a quejarse a la escuela éramos niños normales y bastante terribles (risas).

Muchas amistades que hice en la Zona Este perduran en mi memoria y en el tiempo. Algunos ya no están entre nosotros. Se adelantaron en el viaje”.

2 ¿Cómo llega al oficio de telegrafista?
– “Mis comienzos en el trabajo fueron duros y complicados, ya que en el Telégrafo Nacional no teníamos feriados ni sábados ni domingos libres. Se trabajaba muchísimo… felizmente logré adaptarme y tenía que andar todo el día en bicicleta; tuve que aprenderme el nombre de todas las calles de Salto y arreglar mis horarios para poder jugar al fútbol. En la ventanilla de la oficina se recepcionaban los telegramas; siempre estaba lleno de gente.

En la sala de aparatos se recibían los telegramas por el sistema Morse que sonaba constantemente. Existían muy buenos telegrafistas… había que verlos a qué velocidad transmitían y recibían. Los telegramas no paraban de llegar.

Al cabo de un tiempo pasé a trabajar donde estaban los teléfonos.

3 – ¿Cómo fueron sus primeros años en el oficio?

– “Fue para mí una experiencia muy enriquecedora. Estuve trabajando durante doce años en un centro de operaciones de Paysandú como oficial técnico con todas las nuevas tecnologías que llegaban. En ese entonces me sentí realizado, cumpliendo con un trabajo que me gustaba.

Habían telegramas colacionados, con papel de lujo y respuesta paga, con notificación de día y hora de entrega”.

4 – ¿Qué lectura hace de los nuevos adelantos tecnológicos?
– “Todo cambio es bueno en todos los sentidos y tenemos que estar preparados; no solo en lo personal sino también a nivel empresarial. También los gobiernos tienen que estar preparados para los cambios. Yo lo sufrí en carne propia, ya que venía de sistemas que pasaron rápidamente a ser obsoletos. Me adapté de inmediato… cambié mi chip y me abrí a las nuevas tecnologías como sucedió con muchos compañeros. Tenemos que reciclarnos. En el Telégrafo Nacional ningún obrero se quedó sin trabajo”.

5 – Una anécdota que recuerde para compartir
– “Estando ya casado fui al consultorio de un médico porque me sentía cansado. El médico me preguntó a qué me dedicaba y le respondí que trabajaba en el telégrafo. También trabajaba como fletero y como fotógrafo en Van Dick. Me preguntó el médico si aparte hacía algo más y le respondí que junto a mi señora estábamos construyendo nuestra casa por una cooperativa y los domingos jugaba al fútbol. El Dr. me dijo que la solución estaba en agregarle algunas horas al día para poder hacer todo y nos reímos juntos. Era el Dr. Antenor Azambuja, un médico con mayúsculas”.

6 – ¿Qué piensa de estos tiempos que estamos viviendo?

– “Los tiempos que estamos viviendo son difíciles de entender y se buscan culpables. No existen códigos a todo nivel. Hoy podemos encontrarnos con un niño asaltando con un revólver para consumir droga. Nos encontramos con gente durmiendo en la calle o revolviendo de la basura y ello nos genera una gran impotencia por no poder hacer nada para revertir la situación. Venimos de muchos años en donde no se cambió la forma de ayudar a los más humildes. Es necesario enseñar que el trabajo dignifica a la gente, no dar una canasta y unos pesos que solo duran una semana. Es primordial crear nuevas fuentes de trabajo. Desde la escuela cambiar la forma de pensar y actuar de los niños, erradicar esa violencia que muchas veces viven en el entorno familiar”.
UN ACCIDENTE TRAUMÁTICO :”SIENTO QUE ME CUIDÓ EL PADRE PÍO”

7 – Una experiencia que le haya dejado un gran aprendizaje…
– “Toda experiencia nos tiene que dejar un aprendizaje y son muchas. Quiero remarcar la primera y más emocionante que fue ser padre de tres hijos hermosos, sanos y fuertes. Esa experiencia me enseñó a darlo todo por mis hijos. A inclucarles el estudio y que fueran buenas personas. Que lucharan por alcanzar sus metas, sin importar el sacrificio. Con María Luisa (su esposa) siempre dimos lo mejor para nuestros hijos Nelson Daniel, María de Lourdes y Aníbal Jorge. Por doce años estuve viajando diariamente a Paysandú. Me decían que estaba loco. Yo contestaba que quería estar con mi familia. En uno de esos viajes tuvimos un vuelco que fue muy traumático. En ese accidente falleció una compañera de trabajo y hubo lesionados. Éramos cuatro personas. Esa marcante experiencia me enseñó a ver la vida de otra manera y a disfrutarla, ya que se puede terminar en cualquier momento. Siento que a mí me cuidó el Padre Pío. No tuve ninguna lesión”.

8 – ¿En qué proyectos está embarcado en la actualidad?
– “En estos momentos el proyecto que tengo es disfrutar de la vida. Integro la comisión directiva de la Asociación Española de Socorros Mutuos junto a un grupo de excelentes amigos. Cumplimos una labor social que muchas veces es ignorada, por que beneficia a muchas personas. Estoy en el polideportivo de la Plaza de Deportes en una disciplina llamada Newcom. Siempre hice deportes y en este grupo somos todos adultos mayores tanto hombres como mujeres. Me encuentro a gusto en los dos lugares y agradecido a la vida por poner en mi camino a buenas personas”.

9 – Un mensaje especial para los lectores del diario EL PUEBLO
– “Estamos viviendo tiempos difíciles tanto por la pandemia como por la falta de trabajo y otras cosas que no nos dejan disfrutar de la vida. Hay que tener en cuenta que el ayer es un cheque cancelado; el mañana es una promesa de pago. El hoy es un pago al contado y hay que gastarlo con sabiduría. La vida se vive solamente una vez”.

10 – Proyectos a futuro…

– “Los adultos mayores no hacemos proyectos a futuro… vivimos el día a día. En lo personal agradezco por un día más de vida, contento de poder disfrutar con mis hijos y nietos. Deseo seguir trabajando en los grupos donde estoy y continuar haciendo deportes hasta que mi cuerpo y Dios lo permitan. Hacer deporte y socializar a nuestra edad es muy importante”.

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