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miércoles, 21 de mayo de 2025
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Llegó “Nieve Negra”, auténtico duelo interpretativo entre Ricardo Darín y Leonardo Sbaraglia

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El poder y carisma que tiene Ricardo Darín en estos últimos años es que película en la que aparece, se la apropia. Sin embargo, en este film el protagonista es en realidad quien hace de su hermano, Marcos (Leonardo Sbaraglia), quien debe volver a casa a esparcir las cenizas de su padre, entre otros asuntos urgentes.page
Su casa está en el sur argentino, en medio de la estepa invernal y allí está Salvador (Darín), su ermitaño y malhumorado hermano al que, encima, debe convencer de vender el millonario terreno a una multinacional. Marcos va con Laura (la española Laia Costa), su esposa embarazada.
En ese escenario natural -rodeado de frío, nieve y malos recuerdos- el trío empieza una suerte de batalla sorda, donde por todos lados flota la idea que algo muy espantoso debe haberse interpuesto entre estos dos hermanos. Apuntes de un accidente de caza en el que murió un hermano y una hermana (Dolores Fonzi) que está en un psiquiátrico, van dejando claro que lo que pasó no está bueno y todos terminaron con daños colaterales.
El director de la película, Martín Hodara, presenta esa conjunción entre el pasado y el presente uniéndolos en una sola toma, generando la impresión de una cabaña encantada repleta de fantasmas. Cada una de esas apariciones aporta nuevos datos que explican algo de lo que está pasando. Es una película que está repleta de secretos y en la que es más lo que no se ve, que lo que se muestra.
El silencio natural que se vive en ese rincón del mundo, genera una tensión bien planteada que se apoya en un buen uso del sonido, una iluminación que tiende a lo oscuro y un diseño de producción que aumenta el aislamiento geográfico, moral y vital de la historia.
Sinopsis. Invierno de 1978. Muere el único hijo de una familia en un accidente de caza y culpan a Salvador de la trágica muerte. Este terrible acontecimiento afecta al joven hasta tal punto que se convierte en un hombre retraído y peligroso. Sabrina, su hermana pequeña, también ve su vida destrozada por este suceso.
Años después, Salvador vive aislado en la Patagonia y recibe la visita de su hermano Marcos que viaja con su mujer Laura. Éste quiere vender las tierras que heredaron en el pasado, pero no es bienvenido allí y Salvador no está dispuesto a aceptar aquello que le propone.
RESIDENT EVIL: CAPÍTULO FINAL
Con seis películas en 15 años (la primera nos remite a 2002), “Resident Evil” es una franquicia particular: todas fueron escritas y cuatro de ellas dirigidas por Paul W. S. Anderson.
“Capítulo final” tiene una premisa bastante básica (la protagonista tiene 48 horas para cruzar caminos atestados de zombis y llegar hasta Raccoon City para hacerse de un virus en poder de la corporación Umbrella, que, una vez diseminado, salvará a los pocos humanos que aún sobreviven) un despliegue visual ya conocido (una suerte de videoclip de algo más de una hora y media), pero la apuesta sigue funcionando y, a los 41 años, la ucraniana Milla Jovovich regresa con una Alicia tan ruda como Rambo.
Con un enorme despliegue de efectos visuales para conseguir un look apocalíptico, tantos zombis como en la serie The Walking Dead y excesos de sangre putrefacta, el film cumple con sus principales objetivos, aunque ya es tiempo de que la saga haga honor a este título y quede como digna despedida.
MOANA
Moana es una adolescente de una pequeña isla polinesia. Una chica de 16 años rebelde, inteligente, arriesgada, independiente, y a la vez comprometida hasta las últimas consecuencias con el bienestar de su gente y de su entorno. Es la hija del jefe y líder en ciernes. Lo cual técnicamente significa que es una princesa, pero ella no lo ve así.
Pero quizá lo más atractivo de la historia es que Moana no tiene un interés romántico, ni tampoco aparece en la película un villano claramente establecido. Para ser un filme animado de Disney, la ausencia de estos dos elementos podría parecer una apuesta arriesgada e inédita, que termina siendo una grata y refrescante sorpresa.
La adversidad y la dicha provienen ambas de la naturaleza. Esa naturaleza que todo lo provee, pero que también requiere que la intervención del hombre sea moderada y prudente.
Ante una situación que amenaza la supervivencia de los habitantes de la isla, Moana acude al literal y expresivo llamado del mar, para emprender un viaje inaudito. Lo hará con la renuente compañía de un semidiós llamado Maui.
“Moana” ofrece algo para cada espectador, sin importar edad o afinidades. Aventura, humor, música y, por supuesto, los mensajes o corolarios sobre la identidad, la madurez, la transición generacional o el medio ambiente.

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