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domingo, 6 de julio de 2025
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40 años de trabajo no se cumplen todos los días

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Diario EL PUEBLO digital
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Recientemente Gabriela Macció, Anie Labarnoy y Margarita Cayetano fueron reconocidas en la Junta Departamental por haber cumplido 40 años como funcionarias taquígrafas, que en el mes de octubre se estará sumando a esta categoría María Noel Simoes. Coincide su tiempo de trabajo con el retorno de la democracia a nuestro país, por lo que fluye de forma natural las anécdotas en una charla distendida con EL PUEBLO, que se dio en la oficina donde ellas trabajan dejando testimonio documental de lo que sucede en el legislativo.

– ¿Cuál es la primera reflexión que surge en estos 40 años?

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Macció- Para nosotros es un honor estar acá, haber empezado justo cuando recomenzaba la democracia y estar escribiendo la historia de Salto del 85, nuevamente en democracia hacia acá. Eso es todo un honor y creo que es sumamente valorable y va a quedar todo para las futuras generaciones que vienen y saber un poco qué es lo que está pasando o lo que pasó y todo lo nuevo que hay ahora.

– En el caso de las taquígrafas, son las que mantienen la memoria y sobre todo la historia como testimonio, como documento, de todo lo que sucede en las reuniones que se realizan en la Junta Departamental. ¿Son conscientes del valor que tiene su trabajo?

Cayetano- Sí, me parece que nuestro trabajo equivaldría casi, diría yo, que a una fe de un escribano, porque somos justamente testigos y a su vez somos las que dejamos constancia de lo que está pasando. Y por otro lado, me parece que somos en cierta forma casi que insustituibles, me atrevería a decirte, porque con el tema de la tecnología de hoy que nos están mostrando la posibilidad de que se viene el tema de la digitalización, que no va a ser casi que necesaria nuestra presencia, tomando como referencia los juicios orales de otros países, etc. Pero nosotros dejamos constancia en las actas siempre de que fulano se retira, de que hubo murmullos en sala, si hay dialogados. Eso queda todo plasmado en nuestras versiones.

– Se valora mucho más el trabajo de ustedes cuando en las propias sesiones de la Junta citan cosas que se dijeron en alguna reunión sacado de la versión taquigráfica, donde ahí cobra un valor más que testimonial.

Labarnoy- Seguro, ahí es cuando más se valora el trabajo y es donde se reduce lo que es el trabajo del taquígrafo, nosotros escribimos lo que el edil dice y está escrito en la versión, nosotros plasmamos todo eso, y queda una historia que si después querés cambiar, lo tenés escrito ahí. Hemos tenido en otra época muchos problemas con ediles que han dicho “yo no dije tal cosa”, y ahí está el taquígrafo y la versión. Por eso nos respaldamos con un grabador, porque obviamente llegado el momento el edil puede decir “yo no lo dije”, pero al tener su voz grabada, a esa voz no la puede decir que no. Es una historia tan hermosa la de la taquigrafía, que quizás fueron 40 años que realmente fueron bien vividos, a pesar de todo el tiempo que estamos.

– Hay anécdotas, como esta que acaba de contar Anie, pero también hay de las otras. Ustedes han sido testigos de casos, como por ejemplo, de algunos mitos que han surgido, como cuando un edil sacó un arma, en la década del 90, y de muchas anécdotas en 40 años. ¿Qué es lo que más recuerda?

Simoes- Lo del revólver, me dice Margarita (risas). Fueron momentos que nunca pensábamos que iban a surgir esas cosas. Me acuerdo de dos oportunidades en que los debates fueron terribles, el del Espinillar y el cierre de AFE, y si bien no hubo violencia, el ambiente se notaba muy pesado, y bueno, uno tiene que estar, y tiene que estar con la mente bien clara para hacer las cosas, porque está registrando lo que está pasando. Hasta que no digan, “se suspende la sesión”, estás escribiendo, y no sólo el que está escribiendo está trabajando, sino que las que estamos esperando para tomar turno, tenemos que estar atentas a lo que está pasando, porque si bien no lo estás registrando en taquigrafía, también estás ayudando en ese momento con tu palabra o lo que sea, que en el momento que se escriban las cosas, de poder decir después, fue así, porque de repente está Margarita tomando versión, Gabriela que es la jefa lo va a corregir y lo va a entregar, y de repente va a venir el Edil y va a decir, “no, esto yo no lo dije”. Aparte, como te decía Anie en la grabación, somos cinco personas que estamos presenciando y testigos de lo que está pasando.

Después hubo otro edil que sacó un facón, se para y echa mano al facón y Pepe Ubici se para y lo agarra. El hombre venía de campaña, y se ve que las costumbres le quedaron, porque él ya vivía acá. De eso me acuerdo patente, y las luchas, las sesiones del Espinillar y de AFE fueron terribles. En la de AFE, me acuerdo que incluso estuvo a punto de haber agresiones porque estaba llena y en ese tiempo la sala no era como ahora que es una pecera, era todo abierto, y el público se venía encima, la verdad que fueron momentos complejos.

– ¿Es cuando ponen murmullos cuando se arma tole tole?

Simoes- Sí, murmullos en sala, dialogados, interrupciones…

Labarnoy- Porque nosotros no solo describimos lo que están hablando, hasta tenemos que transcribir y pasarlo al papel las gestualidades, porque a veces con una gestualidad del edil te está diciendo algo.

– Pero cuando alguien saca un facón o un arma, ¿eso se pone?

Labarnoy- No, eso no se pone, te digo más, el día que se sacó el revólver, yo estaba trabajando en el intermedio y me tomé el raje (risas), porque dije que se arreglen, estaban uno en una punta y otro en la otra punta.

– ¿Es ahí cuando se suspende la sesión?

Labarnoy- Ahí se suspende, ahí se pide un cuarto intermedio y se calman las aguas y se vuelve.

– En su caso, me imagino que ha tenido como jefa que estar defendiendo el trabajo de las taquígrafas.

Macció- Sí, me ha tocado, por lo que decían ellas, “no dije”, “dije”, y bueno, vamos a la versión grabada y sí, se dijo o no se dijo. Si fue error nuestro, se acepta, pero generalmente no ha ocurrido. Pero últimamente no hemos tenido eso, fue anterior ya, los primeros periodos capaz, como que trabajamos siempre cómodas, y ante cualquier duda, no tenemos problema de consultar con el edil o con la Mesa, siempre fueron todos muy amables con nosotras.

– ¿Los años complicados fueron en la década del 90?

Macció- Claro, 85, 90, 92, 93, 95, pero después después fue todo más tranquilo. Quiero destacar siempre el trabajo que hemos tenido entre nosotras, el compañerismo de que somos el cuerpo de taquígrafos, o sea, somos brazos, oídos, ojos, todo el cuerpo. Y con las Mesas que han pasado, siempre tuvimos diálogo abierto, siempre nos entendieron, nos apoyan cuando vamos a actualizarnos, que estamos con la Asociación de Taquígrafos del Uruguay, con ATU, siempre nos han apoyado y colaboran para que vayamos a actualizarnos y poder después aplicarlo acá, que se vea en la versión.

– Para terminar, un pensamiento, una reflexión de todo este tiempo que ha pasado, de estos 40 años de trabajo en la Junta Departamental como taquígrafas.

Simoes- El trabajo es un medio de vida para mantener a tu familia. Pero no es solamente eso, eso sería lo frío, digamos. Porque vos interactuás y te llevas algo de las otras personas, le aportas algo y eso nos va modificando. Si bien cada uno tiene su manera de pensar, pero te modifica, porque como dicen, nadie es una isla. Me quedo con las cosas buenas que cultivamos en estos 40 años, que son un montón, y el compañerismo del grupo es una de ellas. Y también espero haber dejado algo bueno en estos 40 años.

Labarnoy- Mis 40 años acá adentro, la verdad que siempre encantada. Es un trabajo que siempre me gustó. Mi madre era taquígrafa en el tiempo de antes. Yo sabía la taquigrafía de ella, después aprendí en la UTU la otra taquigrafía. Y, bueno, es un trabajo que me emociona, que me gusta, me siento bien. Siempre hubo compañerismo, como te decía Noel, acá nosotros trabajamos en equipo. En estos 40 años nunca tuvimos un problema de decir, no puedo hacer tal cosa porque no tengo quien me cubra. No, jamás. Siempre estamos todas juntas. O sea, somos un verdadero equipo en el que vamos todas para el mismo lado. Y eso te llena de alegría y de orgullo, porque sentimos que el equipo es un orgullo para todos acá. Y con todos los compañeros de la Junta, siempre bien. Me encanta estar acá. Es una cosa que me emociona. El día que nos dieron el chocolate, yo empecé a hablar y me emocioné. Prohibido emocionarse, dijo alguien. Es imposible no emocionarte, porque son 40 años que estás acá con gente que ha venido, se ha ido y siempre bien.

Cayetano- Me voy a salir un poco de contexto, porque como dicen ellas, es cierto, primero que nada tengo que remarcar el trabajo en equipo, el espíritu de compañerismo. De estar siempre pendientes de que a nadie le pase nada y que pueda estar todo como debe ser en el trabajo. Ahora, en lo estrictamente personal, tengo que agradecer más aún, porque tuve una etapa de mi vida con problemas de salud. Teníamos tres médicos que eran ediles y varias veces tuvieron que hacer cuartos intermedios por mi problema de salud. Y en eso tengo que reconocer, y siempre lo he dicho, agradecí mucho en primer lugar a las compañeras que tengo hasta el momento, como así también a la jefa anterior, a María Rosa, a los otros jerarcas de la Junta, porque me permitieron seguir trabajando y me hacían sentir como que no pasó nada en la sesión y se seguía adelante.

Macció- El recuerdo en especial es para María Rosa, que fue mi jefa, y el recuerdo para la exfuncionaria Adriana Ferreira, que fue la directora últimamente y nuestra profesora. Gracias a Adriana fue que conocí la taquigrafía, aunque yo ya tenía ganas de hacer taquigrafía y mecanografía, y en mi casa me decían, ¿para qué? Y lo aprendí en UTU con ella, y gracias a eso formé mi vida, mi casa, mis hijos, y que si tienen la oportunidad de hacerlo y aprender taquigrafía, que lo aprendan, es una profesión hermosa. Siempre le digo a Daniela también, seguí, prepárate, porque mañana vas a quedar en nuestros lugares, porque en algún momento nos vamos a ir, pero para mí la taquigrafía es lo mejor que me pasó, y en mi próxima vida lo voy a volver a hacer, porque me encanta.

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